Deportes

Un líder paciente

  • El conjunto de Pablo Pin regresa a la primera posición en la tabla en un encuentro en el que la defensa en el último cuarto le da el triunfo Jesús Fernández y Castillo destacan en ataque

Dicen que la paciencia es la madre de la ciencia. Y esa fue la mayor cualidad que tuvo ayer el Covirán Granada para ganar su cuarto partido de la temporada en cinco jornadas disputadas y regresar al liderato de la LEB Plata. El cuadro nazarí arrancó muy bien, se atascó en los dos cuartos siguientes, pero tuvo la virtud de no desesperarse y remar poco a poco para darle la segunda alegría a una afición que cada vez acude en más número al Palacio de Deportes.

No pudo ser mejor el primer cuarto de los de Pablo Pin. Con un ataque muy fluido, anotación por parte de todos los integrantes del quinteto inicial y una defensa que apenas daba concesiones, el Covirán dominó a su antojo durante los primeros diez minutos. Comandados por Jesús Fernández, una vez más, y acompañado por Duane James, los locales hicieron lo que quisieron ante el líder. El equilibrio del juego interior-exterior funcionaba y cada ataque era un quebradero de cabeza para los sevillanos, que no veían la forma de frenar la fluidez ofensiva de los granadinos. Así, en el ecuador de este primer cuarto, el conjunto nazarí dobló en el marcador a los visitantes (18-9), lo que obligó a Javier Fijo a parar el partido tratando de frenar el ritmo ofensivo de los de Pin, que tuvieron casi un 77% de acierto en tiros de dos y un 40 en triples.

Chemari Morales, 'muy querido' por el Frente Nazarí de anteriores citas, mantenía a Morón en el partido. La renta llegó a los once puntos a tres minutos del final del cuarto (22-11). Pero lo que realmente hizo levantar de sus asientos a los espectadores fue el espectacular tapón que Duane James le puso a Michael Phillips. Una acción que completaba unos primeros diez minutos de ensueño que hicieron disfrutar a los que decidieron pasar la tarde en la instalación del Zaidín.

Mantener el mismo nivel defensivo y sobre todo de acierto no iba a ser fácil. Y así fue en el segundo parcial. El protagonismo en ataque de Jesús Fernández lo retomó Berni Castillo, autor de ocho puntos en los segundos diez minutos de los 14 de su equipo. Javier Fijo ajustó la defensa y con ello llegaron las pérdidas de balón de los rojiverdes, principal rémora del Covirán. Hasta siete pérdidas sufrieron los locales, lo que no fue desaprovechado por Aceitunas Fragata, que poco a poco, y gracias a una buena circulación en pista delantera, fueron acortando distancias. Álex Marín, que no había aparecido hasta el momento, se echó el equipo a su espalda y gracias a ocho puntos acercó a su equipo en el electrónico, que se fue al descanso un punto abajo pero con la sensación de que comenzaba un nuevo partido tras el receso.

Morón no quiso perder el tiempo y en la primera acción del tercer cuarto se puso por primera vez por delante con un triple de Pape Sow (40-42). Chemari Morales era el dueño de la zona y aunque Jesús Fernández no le perdía la cara, la aportación de John Schoof era nula. Tras un intercambio de canastas, y por tanto en el marcador dada la igualdad existente con buenos minutos de Didi García, el punto de inflexión del encuentro pudo llegar a poco más de cuatro minutos para el final del tercer cuarto. Fue entonces cuando tres triples consecutivos pusieron seis puntos por delante a los sevillanos ante un Covirán atascado en ataque. Fueron ocho los puntos que había que remontar en los últimos diez minutos. Las malas decisiones en ataque, las pérdidas de balón y en el rebote y sobre todo la poca responsabilidad que asumían jugadores importantes en pista delantera no hacían presagiar que los de Pin pudieran remontar el choque.

Pero este equipo tiene casta y sobre todo sabe jugar con el marcador en contra. No se desespera y con el apoyo de la afición, comenzó a recortar diferencias aprovechando que su equipo, a seis minutos del final, ya había entrado en bonus. Se apretó atrás, y aunque el rebote no se cerró lo que se debiera (no es la primera vez), los errores de Morón hicieron que el partido estuviera muy abierto. La pareja Berni Castillo-Jesús Fernández mantenía a su equipo en ataque. En cinco minutos, el Covirán había anotado 13 puntos por cinco de su rival, lo que hizo que en los últimos cinco se llegara con empate en el electrónico (68-68).

Las once pérdidas de balón de los de Javier Fijo debían ser suficientes para distanciarse en el marcador pero un 50% en los tiros libres, algunos de ellos fallados en momentos claves por Berni Castillo, dejó vivo a los visitantes. Tuvo que ser Schoof, desaparecido hasta el momento, el que anotara dos a falta de siete segundos con los que dejó casi sentenciado el duelo: tres arriba (80-77). La última posesión fue para Morón pero Javi Marín, que recibió falta, solo anotó un lanzamiento desde la línea de personal fallando el segundo, terminándose el choque en la búsqueda del rebote. Nueva alegría, muy sufrida y ante un viejo conocido en la corta historia del Covirán. El liderato vuelve a ser rojiverde y todo gracias a la paciencia.

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