Crónica Personal

Operación Yolanda

Coalición. Para que Sánchez pueda mantenerse en Moncloa es vital que la izquierda del PSOE consiga un número considerable de votos para superar la moción de investidura

Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar.

Yolanda Díaz, en la presentación de Sumar. / DS

NO es seguro que Yolanda Díaz esté al tanto de que es la protagonista de una operación política que se diseñó hace unos meses en La Moncloa. Tampoco es seguro que los promotores la llamaran exactamente operación. Pero sí es seguro que el lanzamiento de la vicepresidenta segunda del Gobierno al estrellato se gestó en Moncloa, se estudió en Moncloa y se promovió desde Moncloa.

La razón, a nadie se le escapa: para que Pedro Sánchez pueda mantenerse en Moncloa es vital que la izquierda del PSOE consiga un número considerable de votos y escaños que permitan alcanzar la mayoría necesaria para superar una moción de investidura; y es de dominio público que Podemos se ha convertido en un partido antipático, que su declive se incrementa con el tiempo, que su dirección está formada por un grupo de mujeres muy sectarias, radicales, que imponen leyes que provocan un gran rechazo, y por tanto había que neutralizar a Podemos… promoviendo o inventando una nueva formación política.

Formación o partido con un candidato o candidata que fuera bien vista por la extrema izquierda pero también por la izquierda que en tiempos votó a Pedro Sánchez pero que hoy siente una profunda animadversión hacia presidente de gobierno. Animadversión que el presidente conoce y que entiende que necesitaría mucho tiempo para neutralizar.

No dispone de ese tiempo, porque las elecciones en principio se celebrarán en diciembre. Sánchez sigue empeñado en aprovechar electoralmente la presidencia rotatoria europea, y además le tienta ejercer ese cargo durante seis meses. Podría cambiar de idea y adelantar las elecciones generales si el resultado de las autonómicas y municipales de mayo lo aconsejaran, pero en principio quiere mantener el calendario de legislatura, que la Constitución recoge que no puede prolongarse más de cuatro años.

Yolanda no fue informada de que era protagonista de una operación que tenía como objeto potenciar su figura en detrimento de la dirección femenina de Podemos, Ione Belarra, Irene Montero, Lilith Verstrynge y Angela Rodríguez Pam. Con Pablo Iglesias manejando los hilos desde fuera. Es más, desde hacía meses su relación con el presidente de Gobierno no fue especialmente cercana, tampoco cálida, hasta el punto de que la opinión generalizada era que a Pedro Sánchez le importaba muy poco Sumar y lo que quisiera hacer Yolanda Díaz con Sumar.

Se trataba de un partido que no podría ir muy lejos, porque carecía de infraestructura, de dinero, de sedes, de terminales mediáticas e incluso de apoyos de cierto interés, pues Yolanda no se mostraba suficientemente activa y su patrimonio externo se reducía a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y a la madrileña Mónica García, del partido de Errejón. La ex presidenta de Valencia Mónica Oltra había caído en desgracia tras verse obligada a dimitir por las acusaciones a su marido de abusos a menores tuteladas por la Generalitat, y los intentos de captar a la ex alcaldesa de Madrid Manuela Carmena habían fracasado. Errejón –que también había tentado a Carmena– no se mostraba muy entusiasta con Yolanda Díaz a pesar del apoyo de Mónica García, pero todo cambió cuando los sondeos empezaron a recoger que Yolanda Díaz era una de las políticas con mayor porcentaje de conocimiento por parte de los ciudadanos, y que su grado de aceptación estaba muy por encima de la media, incluso por encima del propio Pedro Sánchez.

Los susurros al oído de Tezanos 

¿Tuvo algo que ver el CIS en esa situación? Está asumido, aceptado, que José Félix Tezanos ha hecho grandes favores a Pedro Sánchez a través del Centro que dirige. Cambió la fórmula de trabajo que se había mantenido durante años, y promovió además la publicación de barómetros mensuales, un eficaz instrumento para que el Gobierno pudiera no solo disponer de datos demoscópicos sobre el interés de la opinión pública sobre determinados asuntos, sino que también recogían cómo iba la aceptación de los partidos de gobierno. Sondeos que, previa “cocina”, aunque Tezanos lo ha negado siempre, diferían de los que publicaban la casi totalidad de las empresas especializadas, que unánimemente indicaban que el PSOE y Podemos estaban claramente en baja. Lo que no convenía a un Pedro Sánchez que sabe que un porcentaje amplio de votantes se mueven por el estado de salud de los partidos, ya que a nadie le gusta coger la papeleta de un partido perdedor.

Tezanos ha sido visitante habitual de La Moncloa, y en los últimos años ha sido comentario que en sus encuentros con Sánchez ha ejercido de sociólogo –que lo es, de los buenos– para sugerirle iniciativas que pudieran potenciar su imagen como político y jefe de gobierno, y lograr así la remontada necesaria para luchar contra los sondeos. Personas que conocen bien al presidente afirman que José Félix Tezanos tiene mucho que ver con la operación de potenciar a Susana Díaz en detrimento de Podemos, que se había convertido en un problema no menor para Sánchez.

La moción de censura de Vox fue clave para esa operación. El presidente ofreció a la vicepresidenta la propuesta de intervenir para defender a fondo la política laboral del Gobierno, aunque en ningún momento vinculó esa intervención con el apoyo presidencial a Sumar. Para Yolanda Díaz fue un orgullo, una satisfacción, y aunque su discurso no tuvo la profundidad que esperaban sus defensores, y probablemente el propio gobierno, sí llamó la atención. Más que por lo que dijo, porque se visualizó que Pedro Sánchez había elegido: Yolanda mejor que Irene; Sumar mejor que Podemos. La suerte estaba echada y a Yolanda Díaz solo le quedaba preparar su gran acto de presentación.

La alfombra roja

Sánchez aspiraba a unas negociaciones entre Podemos y Sumar que concluyeran con un gran acuerdo por el que las izquierdas situadas a la izquierda del PSOE concurrieran con listas únicas a las elecciones generales, pero con el transcurso de las semanas comprendió que ese acuerdo era difícil que saliera adelante. Como había que optar, optó por Sumar. En el fondo, es probable que lo hiciera no solo porque estaba harto de las exigencias de las mujeres de Podemos que se movían al son que marcaba Pablo Iglesias sino porque en algún momento barajó la idea de que su apoyo a Sumar podría provocar tal inquietud en Podemos que finalmente Belarra y Montero se avinieran a llegar a un acuerdo con Yolanda Díaz que no pasara por la celebración de primarias, como pretendían. Pretensión que Yolanda Díaz no aceptaba porque su falta de sedes, de estructura y de dinero auguraban que los candidatos de Podemos se iban a “merendar” a los que presentara Sumar.

Lo urgente es esperar, solía decir el político Pío Cabanillas. No queda otra opción. Esperar la reacción de Podemos y si acepta iniciar negociaciones con Yolanda rebajando las exigencias iniciales. Esperar el resultado del crowdfunding que ha puesto en marcha Yolanda Díaz y contar así con los fondos necesarios para emprender una campaña electoral nacional. Ha pedido donaciones de 50 a 200 euros, y desde Sumar afirman que la primera respuesta ha sido muy positiva. Habrá que esperar también a ver si Pedro Sánchez se quedará quieto si, como cree Yolanda Díaz, se le acercarán antiguos votantes del PSOE que no piensan votar a Pedro Sánchez.

Y esperar, sobre todo, a los resultados del 28 de mayo. Si a Podemos no le va bien, Yolanda desfilará glamourosa por la alfombra roja que le ha tendido Pedro Sánchez, dispuesta a aportar a un futuro Gobierno de coalición –si salen las cuentas– más escaños que los que consiguió Podemos en las últimas generales.

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