Crónicas del confinamiento

Cuarentena de un soltero granadino afectado por un ERTE

  • “He comido una pizza que tenía congelada y después una sesión de tele tumbado en el sofá. Esto es vida”.

  • “Ha dicho el ‘tío de la curva’ que como esto está yendo bien, dentro de poco podremos salir a la calle. He estado a punto de acercarme a la tele y darle un beso en los morros”.

Cuarentena de un soltero granadino afectado por un ERTE

Cuarentena de un soltero granadino afectado por un ERTE / J. J. Medina

Estoy soltero y vivo solo desde que rompí con mi novia. Me sentó muy mal que ella decidiera dar por finalizada nuestra relación con la única excusa de que no he madurado lo suficiente. Y por si fuera poco, al comenzar el estado de alarma mi empresa hizo un ERTE. Así que el confinamiento que ha decretado el Gobierno me viene bien para reiniciar mi vida y pensar un poco en cómo voy a afrontar el futuro. A partir de hoy he decidido escribir un diario en el que voy a exponer mi experiencia como confinado en mi apartamento de 35 metros cuadrados.

Día 1: Me he levantado a las doce de la mañana y después de desayunar me he tumbado en el sofá a ver una película en Netflix. He comido una pizza que tenía congelada y después otra sesión de películas tumbado en el sofá. Qué bien. Esto es vida. Me he lavado quince veces las manos. Vayamos a pollas.

Día 3: Llevo tres días del sofá a la cocina y de la cocina al sofá. Además de la pechá de pelis que me pego, veo todos los ‘guasap’ que me mandan. Con algunos me meo de la risa. Mi novia diría que soy un vago, pero el Gobierno dice que si no salgo de casa soy una persona responsable. Yo le doy la razón al Gobierno. Creo que lo está haciendo muy bien para evitar que la pandemia se propague.

Día 5: Hoy he hecho lo que todos los días, pero a las ocho de la tarde he salido al balcón a aplaudir a los sanitarios y todas esas personas que están trabajando para los que estamos tumbados en el sofá. Yo he aplaudido a rabiar. Un vecino ha puesto a toda pastilla el himno nacional a las ocho en punto, a la hora de los aplausos. Qué bien, a mí se me pone la carne de gallina cuando veo a la gente aplaudir mientras suena el himno nacional.

Día 7: Llevo una semana y ya estoy una chispitilla harto de ver series y películas. Mañana comienzo a leer una novela. Tengo algunas en el mueble bar, pero todavía no he leído ninguna. Entre las películas y contestar ‘guasap’ se me va el día. Me he lavado las manos diez veces.

Día 9: El Gobierno nos pide paciencia y ha anunciado que va a prolongar el confinamiento dos semanas más. ¡Olé! Como estoy un poco harto de pizzas congeladas he cogido un libro de cocina que se dejó mi novia cuando se fue de casa. Quiero aprovechar el tiempo. He decidido aprender a cocinar.

Día 11: He ido al supermercado y me he traído un carrito hasta los topes de comida para mis experimentos en la cocina. Las cervezas y los vinos que antes me tomaba en los bares ahora me los tomo en mi balcón. No pasa nada. He visto a los policías locales y nacionales dar vueltas por mi calle que están vigilando el confinamiento. He salido al balcón y he gritado: ¡Viva la Policía!

Día 13: He intentado hacer pollo con verduras igual que el que hacía mi pareja, que le salía muy bien. Cuando estaba el pollo y las verduras cocidas lo he tenido que dejar porque en la receta dice que le tengo que echar cilantro. ¡Qué pollas será el cilantro! Al final me he frito un huevo y he comido arroz a la cubana. Todavía no he empezado la novela que iba a leer.

Día 15: Dos semanas ya. El tío de la tele dice que hasta que no baje la curva de infectados tenemos que estar recluidos. Ya no salgo apenas al balcón a aplaudir a los sanitarios y trabajadores indispensables. Esto se está alargado más de lo que yo creía. Me he entretenido en poner el orden la casa. Al barrer debajo del sofá me he encontrado un sostén de mi exnovia. Menos mal que para practicar el vicio solitario tengo las fotos de tías en pelota y los videos eróticos que me mandan algunos amiguetes.

Día 17: Hoy he comido espaguetis y mañana haré macarrones, que eso sí que se me da bien. Había empezado la novela, pero cuando llevaba diez páginas me ha llamado un amigo tan madridista como yo y me ha dicho que en la cadena del Real Madrid Televisión iban a echar el partido en el que le ganamos al Barca por 7-0 en el 2003. He dejado la novela para otro día.

Día 19: ¡Puf! Van ya casi 20 días. Creo que el Gobierno se está pasando con esto del confinamiento. ¡Cómo echo un paseo por el barrio y unas cañas con los amigotes en el bar de Paco! ¡Lo que yo daría por un vermú en Las Titas! ¡Y por un partido de fútbol en Los Cármenes! Lo de lavarse las manos tantas veces empieza a ser un coñazo.

Día 21: Llevo dos días sin mirar el guasap y al verlo he comprado que tengo 210 mensajes sin leer. La peña se aburre mogollón y le da por enviar mensajes. En el último mes me han invitado a estar en cuatro grupos de guasap que se han creado en mi entorno. Me da apuro salirme de los grupos y ahí sigo: recibiendo mensajes por un tubo.

Día 23: Hoy he fregado otra vez el piso. Ya van cuatro desde que estoy confinado. No es que me guste, pero es para no aburrirme. Ahora lo tengo como los chorros del oro. ¡Si me viera mi novia! Estoy emocionado. Tengo ganas de llorar. La echo de menos.

Día 25: He querido hacer un guiso de lentejas, pero debió de olvidárseme echar algún ingrediente porque me han salido malísimas. Estaban como pegadas y las he tenido que tirar. Me he hecho un arroz a la cubana.

Día 27: He tenido que salir a comprar pan y alguna cosa más. Todo el que había en el congelador se me ha acabado y el que hay ahora lo tiras al suelo y rebota como las piedras. Al entrar en el supermercado me han pedido que me ponga una mascarilla y unos guantes. ¡Qué buena idea para robar un banco! Con la mascarilla apenas veo porque tengo gafas y se me empañan mucho. La idea del banco para mí no sirve.

Día 29: Estoy hasta la polla del himno nacional y de los aplausos. Hoy me voy a apuntar a una cacerolada que hay para protestar por lo mal que lo está haciendo el Gobierno. No ni ná.

Día 31: Hoy en el ‘guasap’ todo el mundo dice que es el Día del Libro y que tenemos que leer, que la lectura nos hace más libre. ¡Y una polla! He empezado a leer otra vez y no me he sentido libre. He cerrado el libro y me he ido al balcón a tomarme una cerveza. La cerveza sí que me hace libre, aunque me esté poniendo más fondón de la cuenta.

Día 33: Lavín compae. Ya no sé qué hacer. Empiezo a hartamente de series, de películas, de partido de fútbol atrasados y de videos de tías en pelotas. Y creo que los ojos se me están achinando de tanto arroz a la cubana. ¡Que esto lo arregle alguien, por favor!

Día 35: Ha dicho el ‘tío de la curva’ que como esto está yendo bien, dentro de poco podremos salir a la calle. He estado a punto de acercarme a la tele y darle un beso en los morros. Estoy alucinando ya. Paso de lavarme las manos. Una o dos como máximo. ¿A quién voy a contagiar yo?

Día 37: El Gobierno se está pasando. Son unos inútiles. Lo mismo que los policías, que están todo el día dándose paseos con el coche por el barrio. Gastando gasolina inútilmente. Y los sanitarios ahora que no ven a enfermos se están tocando los cojones. Ya está bien de tanto mamoneo y tanta polla.

Día 39: El Sánchez es un sinvergüenza y el Coletas más todavía. Han dicho en la tele que en Alemania ya pueden salir y que en Francia ya pueden los niños ir a los colegios. No me pongo más la mascarilla porque no me sale de los cojones.

Día 40: Ya se ha cumplido la cuarentena y por lo visto empieza la desescalada. Dicen que los bares podrán abrir a finales de mes. Cuando esto termine me voy a sentar en un bar y no me voy a levantar en otros 40 días, aunque me paguen un traspaso. Y como alguien diga algo me lío a hostias con él ni pollas.

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