Cumbres europeas

Nacho Alarcón & Beatriz Ríos: contar Europa con acento granadino

Nacho Alarcón y Beatriz Ríos, en la sala de prensa de las cumbres europeas en Granada

Nacho Alarcón y Beatriz Ríos, en la sala de prensa de las cumbres europeas en Granada / Antonio L. Juárez / Photographerssports

"Los granadinos somos muy de mostrar lo nuestro", decía el compañero Miguel López, periodista local, a otro de fuera en los muchos corrillos durante las cumbres europeas de estos últimos días en Granada. Los hechos lo demuestran con Nacho Alarcón y Beatriz Ríos, periodistas granadinos que viven los entresijos de la Unión Europea como corresponsales en Bruselas, el primero en El Confidencial, y la segunda en nada menos que en el Washington Post, pasando por la Cadena SER, Telemadrid, Antena 3 y ahora en Arte. Casi nada. Ambos se llevaron a sus compañeros de prensa comunitaria a Carmen de la Victoria, al Paseo de los Tristes, a Los Italianos, y el padre de Nacho les trajo un buen cargamento de piononos y roscos de Loja a la sala de prensa que duraron lo que se pueden imaginar. Pocos como ellos para obtener una visión de lo que ha sido esta cumbre, y de lo que les ha supuesto mezclar sus "dos mundos", como contaba Ríos.

"Que me lleve mi padre como me llevaba al ‘cole’ a cubrir una cumbre, estar con mis compañeros de Bruselas y ver cómo se fusionan mis dos mundos, y compartirlo con ellos... Me siento super orgullosa de ser granadina. Traer a la gente aquí, enseñarle mis sitios, mi ciudad... Al final es como poder acercar tu mundo al otro", relata con cierto punto de emoción y casi incredulidad Ríos en la sala de prensa.

Y eso que no las tenían todas consigo al saber que Granada acogería tanto la reunión de la Comunidad Política Europea como el Consejo informal de la UE. "Tenía mis dudas porque al final la infraestructuras no están bien adaptadas, sobre todo el aeropuerto. Estaba un poco preocupada sobre si podía acabar colapsando la ciudad y no he tenido esa impresión. Por lo que he hablado con los compañeros no he tenido ningún problema de movilidad, más allá de que habéis experimentado lo que nosotros vivimos cada tres meses en Bruselas", cuenta Beatriz.

Alarcón estaba más confiado. "Cuando empieza la presidencia española estuvimos hablando de posibles lugares de celebración forma informal y dije que en la Alhambra. Apostaba mucho por esto porque manda un mensaje de que en una Europa en la que hay una serie de países que rechazan la idea de convivencia, que tienen la idea que solo existe una cultura europea, la de la identidad cristiana, que es completamente falsa , mostrar la Alhambra es una muestra de que esto es también cultura europea", analiza el periodista granadino experto en temas comunitarios.

En esta visión también coincide Ríos, que califica de "excelente" la idea de la Presidencia española de la UE de convocar ambas reuniones en Granada: "Es una de las ciudades más conocidas internacionalmente por su belleza y ya hemos tenido a grandes líderes mundiales que se han enamorado de la ciudad. Tener esa imagen con casi cincuenta países representados en un lugar como la Alhambra, que es un poco el reflejo de la fusión de cultura y de la historia de Granada, que es de encuentro de distintos pueblos, es superpotente. Hace que haya mucha gente que seguramente se pregunte donde está este sitio y venir".

Alarcón incide en el papel de la visita y la cena en la Alhambra. Para él ha sido "el punto fuerte" de esta cumbre porque aunque "parece muy superficial, es muchas veces la clave de este tipo de cumbres". Lo explica por el llamado ‘poder blando’, "la idea de ser capaz de darle un envoltorio e impresionar, de generar un ambiente en el que los líderes bajen la guardia y les permita charlar de cosas que normalmente no charlarían". "La política internacional tiene dos verdades absolutas: que es todo más chapucero de lo que parece, y otra que los WhatsApps que se mandan son fundamentales. La diferencia entre un tío en Serbia que decide invadir a Kosovo puede ser que digas, ‘oye, este tío no es tan capullo’. Generar ese entorno es más importante, y eso lo logró Granada", concluye.

Para Nacho Alarcón, Granada "ha estado bastante a la altura de las circunstancias" durante los días de las cumbres. Aun así, como muchos compañeros de fuera le comentaron, puso el foco en el déficit de infraestructuras: "Es cierto que no es una ciudad muy conectada y eso genera dificultades, pero en términos de asistencia ha respondido por la cantidad de periodistas que han venido de toda Europa".

Y todos ellos, como los líderes europeos, quedaron deslumbrados. "La gente está alucinando. La ciudad les está pareciendo espectacular. Mi jefa es canadiense y nunca había estado en Granada y ha vuelto alucinada, con que la gente supercálida, que la comida está de muerte... Creo que la impresión de la gente está siendo muy buena porque hay gente que no conocía siquiera Granada y les está impactando muchísimo. Ha sido una oportunidad de oro para quienes no la conocían y ahora pueden hablar maravillas de ella", cuenta Bea Ríos antes de acabar la entrevista mientras mira el móvil que se le acababa de iluminar. Así es la vida de corresponsal: estar a lo que salta. Sea aquí, en Bruselas o Estrasburgo.

"La gente está satisfecha, por lo que a mi me ha llegado, con la ciudad", remarca Nacho Alarcón, aunque admite que "los corresponsales somos gente bastante fácil de conquistarnos, no somos imposibles y especialmente los que venimos de Bruselas, que estamos metidos todo el día en una especie de búnker". "Venir aquí es una diferencia enorme", sentencia finalmente.

Ambos aprovecharán estar en casa para quedarse algunos días más. Ríos, además, porque se casaba su hermano. Justo al día de la cumbre. Más coincidencia, imposible, como si lo hubiera impuesto la propia Von der Leyen. Entre eso y que Alarcón apostó por Granada, a ver si va a ser verdad que los periodistas tienen de verdad el cuarto poder.

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