Los cabezudos del Corpus en Granada, un error
Es aberrante que los cabezudos sean una anciana, una gitana, un negro, un discapacitado, un mendigo y hasta el propio Don Quijote. Yo sacaba a los corruptos, como hacen en las Fallas
Granada comete un tremendo error de interpretación, es verdad que más por ignorancia que por mala fe, exhibiendo en las fiestas del Corpus a esos populares personajes, los llamados "cabezudos" (enanos, en oposición a los gigantes); hecho que resulta hiriente ya en sí mismo al representar a un colectivo que padece una deformación física, el enanismo, la acondroplasia, personas de talla baja y generalmente cabeza desproporcionada. Tales personajes son desgraciadamente motivo del cachondeo popular por su aspecto grotesco. No sé la gracia que le hará a este colectivo de ciudadanos de talla baja verse representados en la mayor fiesta popular granadina empuñando una vejiga y recibiendo la mofa del pueblo. La población infantil tiende a asociar lo feo con lo malo por lo que el mensaje que deslizamos no puede ser peor.
Pero es que además se representan colectivos vulnerables y marginados con total impunidad: como cabezudos aparecen la vieja (no sé lo que pensarán los ancianos), la gitana (no sé para dónde miran las asociaciones gitanas), el indio, el moro, el negro, el cabezón de Gabia (Manuel Baena), el pobre Birolio al que yo conocí; un desgraciado borrachín y bisojo que sufrió lo suyo en vida y que encima pasa a la microhistoria granadina como cabezudo popular. Vemos también al no menos desgraciado "Paniolla"; se trata de la representación del pobre Manuel Fernández, natural de Benalúa, al que unos "estudiantes" muy graciosos dejaron ciego al ofrecerle un cigarro con pólvora dentro. Ahora, como homenaje, le ponemos una vejiga en la mano para que trate de golpear a los niños y sirva de hazmerreir.
No termina ahí la faena porque encima vemos representados de cabezudos al negro, al moro, al indio, hasta un torero que no sé qué pinta ahí. Es raro que una sociedad tan sensibilizada con las minorías marginadas y con los derechos humanos no haya puesto ya el grito en el cielo. Pero es que, y por si faltaba algo, aparece también como cabezudo la representación del hidalgo caballero don Quijote de la Mancha (?).
Ya sabemos que lo que se pretende es divertir sin malicia. Pero todo esto no tiene ninguna explicación cuando en su origen estos personajes eran llamados diablillos, no cabezudos, y representaban al pecado, la tentación, los vicios que golpean el alma. Es una festividad religiosa, el Corpus Christi, cuya esencia es la exaltación de Bien contra el Mal, el Cristianismo contra el Islam; de ahí que los diablillos aparezcan como "enemigos. No me lo invento yo. Ya viene recogido en la obra de Fray Francisco Tomás de Cardera, de 1765, sobre la procesión del Corpus en Granada, donde leemos: "Salen en el Corpus figuras de Dragón, Gigantes y hombres representando a Lucifer y sus secuaces". Si ahora colocamos como diablillos a la anciana, al negro, al gitano, al discapacitado, etcétera, cometemos una equivocación por muy popular, simpática y bienintencionada que quiera ser la fiesta granadina.
Mejor sería representar cada año de cabezudos grotescos a esa patulea de indeseables, corruptos, insolidarios y mafiosos que nos rodean. Ponerlos de diablillos con cuernos y hasta con cola para que se paseen por las calles de Granada, recibiendo los piropos del personal a modo de los ninots de las Fallas valencianas, incluida la cremá. Es el fuego patrimonio de los diablillos del infierno (la palabra cohete significaba diablillo con cola). Daríamos trabajo a esa industria de confección de cabezudos y desarrollaríamos la imaginación de críticos y caricaturistas, que de eso en Granada sabemos un rato. Así purificamos la fiesta, evitamos la marginación, creamos empleo y desahogamos nuestra indignación.
10 Comentarios