Demografía

2023, camino de convertirse en el año con menos partos en Granada

Un niño en una de las actividades del Día Mundial de la Infancia en la capital.

Un niño en una de las actividades del Día Mundial de la Infancia en la capital. / José Velasco / Photographerssports

La caída de la natalidad en Granada es un hecho de sobra y, ahora, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha puesto sobre la mesa un nuevo dato para dejar constancia de ello. Así, con los datos recabados hasta el pasado noviembre, 2023 se convierte en el año con menos nacimientos en la provincia desde 2016, último disponible en la serie histórica del INE, con un total de 6.307, cuando aquel año fueron 7.931, una caída superior al 20%.

La vista a la serie histórica permite ver, además, que la caída de la natalidad no ha sido una línea recta, sino que ha tenido infinidad de altibajos. De esta forma, aunque en 2017 y 2018 la cifra siguió bajando (7.329 y  6.800 respectivamente) en 2019 el número de partos en la provincia volvió a repuntar hasta los 7.001. Después con la llegada del Covid y el confinamiento, los siguientes años volvieron a ser de bajada, para experimentar un leve ascenso en 2022 (6.493) con la ya mencionada caída el pasado año.  

Los datos del INE también muestran cómo, el pasado año y hasta el mes de noviembre, las madres treintañeras duplicaron a las de 20, con 3.722 nacimientos de madres entre 30 y 39 años, frente a 1.847. Este dato viene, de nuevo, a constatar el predominio de nacimientos dentro de este grupo de edad, que en 2022 volvió a ser el predominante (4.184).

Las cifras de 2022, último año con datos disponibles para 12 meses, apuntan hacia un posible cambio de tendencia. De esta forma, ese año marcó la cifra más alta del siglo de madres con más de 40 años en Granada, siendo 620 las granadinas que dieron a luz a partir de los 40, lo que se traduce en un crecimiento de más del 200% respecto al año 2000, cuando fueron cien las madres en esta edad. A partir de ahí la provincia ha registrado un crecimiento, lento pero sostenido, hasta la cifra más reciente, con la excepción lógica de los años del Covid-19.

Como es lógico, la cifra va cayendo al ir soplando velas. De forma pormenorizada, los datos del INE muestran cómo a las 218 granadinas que tuvieron un hijo en 2022 con 40 años les siguen las 164 con 41 años y las 97 con 42. Finalmente, tan solo hay dos mujeres que fueron madres ese año con 49, exactamente el mismo guarismo que suman todas aquellas que cuentan con 50 o más años. 

También de 2022 es la última referencia de la tasa bruta de natalidad (total de nacimientos en un año por cada 1.000 habitantes) en Granada, que se situó en 7,59, la más baja desde 1975, cuando era de 18,15. Una situación que se enmarca en la tendencia del resto de país, pues la tasa de natalidad española de 2022 fue de 6,88, también la más baja de la serie histórica. 

En el caso de Andalucía, la tasa granadina es la segunda mejor entre las ocho provincias, solo por detrás de Almería, con 9,13 y a mucha distancia del 6,83 con la que Jaén cierra el listado autonómico.

Lo mismo ocurre con la tasa de fecundidad (número promedio de hijos por mujer en edad fértil), que en 2022 fue de 34,34, un retroceso respecto a la del año anterior (34,44), pero que no es la más baja de la serie histórica, que se quedó en 2020, con 34,15.

Al mismo tiempo, la edad media con la que las granadinas tienen su primer hijo también va aumentando con el paso de los años. Así, en 2022 la edad media de las madres primerizas en Granada era de 30,6 años, mientras que en 2012 era de 29,6 y en 1992, ya en el pasado siglo, de 26,9 años según la información ofrecida por el Instituto Nacional de Estadística y consultada por este periódico. 

Lo que tampoco parece estar cambiando, aunque los datos apuntan a una reducción, es el tiempo que las mujeres de Granada esperan para darle un hermanito, o hermanita, a su primogénito. Si en 2022 la edad media con que se tenía el segundo hijo era de 32,8, apenas dos años, en 1992 el INE situaba la media en los 29,4 años y en 2012 se situaba en 32,4.

A partir de ahí, como es lógico también, la edad media para tener los siguientes vástagos sigue cayendo y el cuarto hijo (la máxima categoría dentro de la metodología del INE) se tiene a los 34,8 años, una media que apenas se mueve respecto a hace veinte años, pues en 1992 la edad 35,2 años y en 2012, de 34,5.

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