Granada

Las coordenadas del enigma lorquiano

  • El investigador Gabriel Pozo Felguera sostiene que el cuerpo del poeta de Fuente Vaqueros fue enterrado a solo 50 metros del lugar en el que se le ha buscado recientemente en el Peñón del Colorado

El foco mediático ha estado durante un mes en el Peñón del Colorado, frente al cortijo Gazpacho, donde un equipo de investigadores ha removido toneladas de arena para encontrar la fosa de Federico García Lorca. Abandonaron la búsqueda sin resultados, aunque la solución al enigma de dónde está enterrado el poeta podría estar a escasos cincuenta metros, en la curva de la carretera, justo a la entrada de un cercado en el que dormita apaciblemente el caballo Barquillero. Allí resisten unos olivos y unos cuantos tocones, un espacio que se corresponde con las coordenadas N 37º 14'485" W 003º 32'938", donde los falangistas del entorno del capitán Nestares ubicaron la fosa de Lorca a finales de los sesenta y comienzos de los setenta, según las investigaciones del periodista Gabriel Pozo Felguera. En la nebulosa que se ha ido tejiendo sobre la ubicación exacta de la fosa, tras el intento infructuoso de 2009 en el entorno de Fuente Grande y el reciente en el Peñón del Colorado, esta teoría es todavía un territorio inexplorado. Igual que la de Claude Couffon. El informe policial sobre el asesinato de Federico García Lorca fechado en 1965 confirma la teoría del hispanista francés, que señaló la ubicación de la fosa en el Barranco de Víznar, situado exactamente a 1,6 kilómetros de Fuente Grande.

El estudio de Pozo Felguera se sustenta en testimonios como el de Pedro Cuesta Hernández, el encargado de vigilar al grupo de enterradores. Con posterioridad fue alcalde de Güevéjar y dejó su testimonio sobre el lugar del fusilamiento: "Pasando por Víznar hacia allá, antes de llegar a Fuente Grande, a la derecha, en un sitio como un pozo, de haber sacado de allí tierra gris; recuerdo perfectamente el color de la tierra, que era gris; pero ya estaban los muertos en la sepultura. Los echaron ellos mismos… sería el pelotón de ejecución".

Pedro Cuesta hizo un informe escrito en una hoja de papel cuadriculado, en el que relataba los nombres que formaban en pelotón de fusilamiento, los nombres de los reos, lugar de detención de Lorca, fechas… También un croquis en el que dibujó ocho olivos y, delante de ellos, escribió la palabra 'fosa'. Esta tierra gris es la que buscó con ahínco el equipo de investigadores liderado por Miguel Caballero y Javier Navarro. Pero los únicos olivos que se plantaron en la zona son los que rodean la 'choza' de Barquillero.

Para determinar el lugar exacto del enterramiento de Lorca, Pozo se basa en los testimonios aportados durante décadas por hombres del bando 'ganador', en su mayoría falangistas que hicieron la guerra a las órdenes de José María Nestares en la primera bandera de Falange de Víznar. Tanto Miguel Caballero como Gabriel Pozo basan parte de su trabajo en las averiguaciones de Eduardo Molina Fajardo, subjefe provincial del Movimiento, quien años después, a comienzos de los ochenta, las dio a conocer en un libro de manera póstuma. Aquellos falangistas a las órdenes de Nestares presenciaron los fusilamientos o vieron los cadáveres cuando vigilaban a los enterradores.

Ambos investigadores están muy cerca en cuanto a sus conclusiones, aunque están separados por menos de cien metros en cuanto a la ubicación de la fosa en la que el autor de Yerma fue enterrado junto a Dióscoro Galindo, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas Cabezas.

Otro testimonio que confirma la teoría de que la fosa está en el Peñón del Colorado es el de Manuel Martínez Bueso, un falangista a las órdenes del capitán Nestares. Estuvo presente cuando llevaron a Federico en el coche ante el cuartel de mando. Nestares declaró a Molina Fajardo: "Llamé a Manolo Martínez Bueso para que los guiara, los vigilara y presenciara la ejecución (…) Me dijo que Federico iba en pijama. Y que los habían matado en el campo de instrucción de las tropas, antes de llegar a Fuente Grande, a la derecha de la carretera, según se va hacia Alfacar, después de pasado el puentecillo…".

A través del testimonio de Martínez Bueso, el coronel Nestares, ya en año 1969, hizo un croquis en el que señalaba la parte oeste del campo de instrucción como el lugar de fusilamiento y enterramiento. Y más concretamente, indicaba que la tumba de Lorca era la segunda por la izquierda.

Los trabajos de Miguel Caballero durante el último mes han servido para delimitar este campo de instrucción de los falangistas. Llegó a identificar el camino de entrada que iba desde la carretera y justo ahí excavó una superficie aproximada de 400 metros cuadrados. Encontraron un par de balas de armas de la época en la que fue asesinado el poeta, pero poco más. Los medios de comunicación fotografiaron a conciencia los trabajos aunque, según Pozo, deberían haber hecho un zoom en sus cámaras para conseguir que la fosa del poeta apareciera en sus instantáneas.

Joaquín Espigares era otro falangista que mandaba una centuria en el frente de Víznar y que señaló que el autor de Yerma fue fusilado camino de la Fuente Grande, "en unos pozos antiguos abiertos para buscar agua".

Son los testimonios de los que recibieron con alborozo el último parte de guerra de Francisco Franco: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". Ochenta años después, miles de represaliados durante la contienda siguen sepultados en cunetas. Federico García Lorca es uno de ellos.

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