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Así será el desarrollo urbanístico de Villa Pineda tras dos décadas de bloqueo: protección del palacete, pista de pádel y piscina y nuevo edificio de seis plantas
Tendrá un inmueble nuevo para residencia de estudiantes y restaurará el palacete histórico
Urbanismo desbloquea Villa Pineda tras casi 20 años de litigios y abandono
La operación urbanística de Villa Pineda le salió mal al Ayuntamiento de Granada. Tras casi 20 años de pleitos y abandono, el pasado noviembre se desbloqueó la intervención en la parcela de la villa palaciega que da nombre a toda esa zona de la ciudad. Una intervención que finalmente mantendrá el edificio catalogado, los árboles protegidos y que permitirá levantar un nuevo inmueble de seis plantas más ático para residencia de estudiantes. En ese estudio de ordenación, consultado por este periódico, se detalla cómo va a quedar el futuro urbanístico de la zona, donde en parcelas cercanas también hay un estudio de detalle aprobado que incluye la construcción de nuevos edificios de hasta siete plantas. El presupuesto de ejecución material de toda la obra está valorado en 9,3 millones de euros.
Según el proyecto de avance del plan especial que se está tramitando, ahora en exposición pública tras su aprobación en Junta de Gobierno Local el 28 de noviembre, para la parcela en carretera de Málaga 37, redactado por el arquitecto Carlos Quintanilla bajo la promoción de Ivest Care Capital SL, la parcela tiene en su interior el palacete de Villa Pineda, que da nombre a toda la zona, una edficiación catalogada con nivel 2 de protección integral, por lo que hay que mantenerla. Su existencia, más las servidumbres ferroviarias que afectan al suelo, solo dejan para la construcción una esquina de la parcela, donde se levantará un nuevo bloque de seis alturas más ático.
El PGOU vigente clasifica la parcela como suelo urbano consolidado, calificándola como residencial singular. Lo que pasa es que no tiene agotado su aprovechamiento urbanístico. Lo que se pretende exclusivamente en modificar el parámetro de la altura máxima permitida en la parcela, siendo la nueva altura permitida de 6 plantas más ático y definiéndose el área de movimiento máximo para la nueva edificación, dentro de la cual se debe de implantar el nuevo edificio que se levante para materializar el aprovechamiento de derecho de la parcela. El resto de las condiciones urbanísticas básicas de aplicación permanecerá invariable.
En el desarrollo urbanístico se encuentra la dificultad de que al incluir en la parcela el palacete catalogado hay que protegerlo en la nueva actuación. Además se obliga a proteger gran parte de los árboles existentes (8 del total) por su porte e interés botánico, no siendo viable el trasplante de los mismos, por lo que son insustituibles e irremplazables. Con esto solo queda libre una pequeña porción de suelo en el que poder materializar la edificabilidad, que será en la esequina entre la calle Mero y la calle Morena.
La parcela tiene una superficie total de 5.977 metros cuadrados. El palacete es una edificación de 1909 obra del arquitecto Juan Monserrat y Vergés, siendo un edificio residencial decorado en piedra por el escultor Pablo Loizaga. Tiene galería abierta y torre. Su estado de conservación es aceptable.
El nuevo edificio irá en el fondo trasero de la parcela y no producirá alteraciones de perspectiva importante en la casa-palacete, según la memoria que acompaña al proyecto, que habla de consumir el derecho de edificabilidad asignado por el PGOU en el 2000. Además, esa zona lindará directamente con la Unidad de Ejecución 3.07, que proyecta edificios de 6 a 8 plantas con un diseño desarrollado mediante un estudio de detalle que se aprobó en julio de 2005.
Con estos edificios se dará una visión renovada al crecimiento urbano de la zona en los próximos años.
Y todo ello conservando la actual villa, que refleja la estética ecléctica que marcó la transición entre el historicismo decimonónico y las primeras corrientes moderenistas. El interior además conserva aún vestigios del mobiliario y ornamentación original, lo que merece una rehabilitación respetuosa y profunda.
Los jardines, con ejemplares centenarios de cipreses, plátanos de indias o setos, serán un espacio de disfrute y tranquilidad, un pulmón verde que se mantendrá.
Y eso convivirá con un nuevo edificio de líneas contemporáneas y volumetrías pronunciada que no tiene por qué desvirtular la armonía histórica y paisajística del conjunto. Serán volúmenes limpios, de altura media y sin retranqueos.
Para que el nuevo edificio no eclipse ni dañe visualmente el palacete o los jardines se hará un estudio de impacto paisajístico y lumínico. Los materiales también dialogarán con el palacete, evitando excesivos contrastes y apostando por una superposición de épocas, un diálogo entre pasado y presente, según se recoge en el proyecto.
El palacete quedará exento y la nueva edificación, respetando el arbolado a proteger. Para el nuevo edificio se han valorado hasta cuatro opciones de ubicación y densidad, optando finalmente por ubicarlo en la esquina con calle Mero y Morena, frente a los edificios actuales de ocho alturas y junto a los futuros de siete plantas, por lo que se propone para este volumen 6 plantas más ático para no superar al resto, por lo que habrá de modificar la altura máxima permitida, que era de dos. Ocupará una superficie de unos 880 metros cuadrados para la residencia de estudiantes proyectada.
Además de la reforma del palacete y la construcción del nuevo edificio, se proyecta también una piscina tipo infinity y pista de pádel.
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