Tres de cada cuatro habitantes de Granada vive en zonas con un índice de vegetación inferior al recomendado
Medio Ambiente
Un 77,8% de granadinos viven por debajo del objetivo del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), un indicador que mide cómo de verde es un área
Pese a ello, la capital registra un 37% de zonas verdes, un muy buen dato si se tiene en cuenta que la recomendación es tener al menos un 25%
Granada avanza el desarrollo del Anillo Verde que rodeará la ciudad
Granada/La falta de espacios verdes y vegetación en los núcleos urbanos es un problema que afecta, y mucho a la salud humana. Y en episodios de calor extremo como los que se han vivido en los últimos días de agosto en Granada, se puede comprobar como su importancia va mucho más allá de ofrecer sombra y rebajar las altas temperaturas. No es nada nuevo que la falta de espacios verdes unido a la contaminación son nocivos para la salud, aunque ahora se puede cuantificar hasta qué nivel llega ese daño en la capital.
En Granada, el 77,8% de sus habitantes viven en zonas con densidades de vegetación inferiores a las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). O lo que es lo mismo, tres de cada cuatro granadinos sufre diariamente la falta de arbolado, arbustos, jardines o parques en sus zonas habituales.
Para obtener esta conclusión, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha utilizado el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI por sus siglas en inglés) en su Estudio de Salud Urbana en 1.000 ciudades europeas para medir cómo de verde es un núcleo urbano. Y dentro de ese índice se puede comprobar como, pese a ese dato, Granada no es una ciudad que este falta de vegetación.
Granada registra una tasa del 0.289 de NDVI, cuando la recomendación de la OMS es que las ciudades deben tener un mínimo de 0.266 de este porcentaje. El NDVI es un índice de vegetación que se utiliza para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación con base a la medición de la intensidad de la radiación de ciertas bandas del espectro electromagnético que la vegetación emite o refleja.
Entonces, el problema no está en la existencia o no de vegetación, o en su desarrollo, sino en cómo está repartida y en los lugares en los que viven la mayoría de los habitantes. El mayor número de granadinos vive en zonas con una mayor presencia de asfalto y cemento, alejados de áreas verdes, por lo que no se tiene acceso a puntos verdes tan fácilmente. La mayoría de zonas verdes se concentra en zonas concretas, y no de forma equitativa.
Y esa falta de vegetación resulta mortal. Tanto es así, que según el estudio de ISGlobal, se podrían evitar hasta 39 muertes cada año si la ciudad de Granada aumentara las zonas verdes, y con ello su puntuación en el índice NDVI.
El informe de ISGlobal también ha medido el porcentaje de áreas verdes existente en la ciudad, y Granada supera ampliamente las recomendaciones de la OMS. La capital registra un 37% de zonas verdes, un muy buen dato si se tiene en cuenta que la recomendación es tener al menos un 25%.
Pero a pesar de ello, vuelve a ocurrir lo mismo que con el índice de vegetación, y es que el 76,5% de la población vive en zonas con menos de ese 25% recomendado por la Organización Mundial de la Salud. De nuevo por el mismo paradigma: existen zonas verdes, pero la mayoría de la población granadina vive alejada de ella, por lo que no puede disfrutar de sus beneficios. Se podrían evitar hasta 30 muertes al año si la población que vive por debajo del 25% de zonas verdes tuvieran más vegetación en su entorno.
Los efectos de contar con más zonas verdes
ISGlobal resalta que “se podría evitar un gran número de muertes prematuras en las ciudades europeas aumentando la exposición a los espacios verdes, al tiempo que se contribuye a la creación de ciudades sostenibles, habitables y saludables”.
La investigación recuerda que los entornos naturales al aire libre juegan un papel importante en la preservación de la salud y el bienestar de la población en las ciudades. Pues brindan servicios ecosistémicos y beneficios ecológicos, además de tener valores recreativos, sociales y culturales.
Sobre la presencia de más masa arbórea, existe una regla empírica, conocida como la 'Regla 3, 30, 300', que plantea el diseño y gestión del bosque urbano y la ecologización de las ciudades en base a tres criterios fundamentales, primando la presencia de zonas verdes. Estas son que todos los ciudadanos deberían poder ver al menos 3 árboles desde su hogar; el segundo dice que se debe proporcionar un 30% de cubierta vegetal o de copas de árboles en cada barrio; y el tercero que debe existir 300 metros de distancia desde la vivienda hasta encontrar espacios verdes de calidad.
Antes de las Elecciones Municipales del 28-M, el grupo municipal de Unidas Podemos e Independientes en el Ayuntamiento de Granada se basó en estos criterios para, a través de un estudio encargado a la empresa Garnata Drone, desarrollar una propuesta de arborización de 19 calles de Granada, que proyecta la plantación de 476 árboles a lo largo de 5.118 metros repartidos en vías en cinco distritos de la ciudad. La propuesta fue llevada al último pleno de la legislatura, celebrado a final de abril de 2023, y esta fue aprobada por unanimidad.
Contaminación y gases
El Estudio de Salud Urbana en 1.000 ciudades europeas realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona también ha analizado otros parámetros que afectan a la salud de quienes viven en núcleos densamente poblados. Entre ellos, Granada destaca por su elevada polución. No es un secreto que Granada es la tercera ciudad de España con una peor calidad del aire, sólo por detrás de las grandes ciudades de Madrid y Barcelona. Y estos datos vuelven a reiterar lo ya sabido.
Granada supera en 15,5 puntos la recomendación de la OMS de presencia de dióxido de nitrógeno (NO2) en el ambiente. Mientras que la organización de salud recomienda que el nivel de presencia de estas partículas sea de 10 microgramos por metro cúbico de aire, la capital nazarí registra 25,5 microgramos por metro cúbico de aire. Pese a ello, la Unión Europea establece por ley que el nivel máximo de dióxido de nitrógeno que puede existir en el ambiente es de 40 microgramos por metro cúbico de aire, por lo que la capital no incumple la ley. Aunque tampoco se acerca a las recomendaciones.
Según el estudio, se podrían evitar 69 muertes cada año en Granada si se cumplieran las recomendaciones de la OMS sobre este gas perjudicial para la salud, y hasta 97 fallecimientos si los índices de dióxido de nitrógeno fueran reducidos al mínimo.
Niveles de ruido del tráfico
El tercer pilar del informe de ISGlobal habla de otro de los grandes problemas que sufre Granada: la contaminación acústica. Aunque se centra más específicamente en los ruidos del tráfico rodado. La capital, debido a la idiosincrasia de su ubicación, soporta diariamente cientos de miles de desplazamientos en vehículos particulares, tanto de visitantes como de residentes en los municipios del Área Metropolitana que usan su coche o motocicleta para ir a trabajar, a citas médicas, a recados o a llevar a menores a los colegios.
El dato es demoledor. El 91% de los habitantes de Granada viven expuestos a niveles de ruido de tráfico rodado que son dañinos para la salud. O lo que es lo mismo, nueve de cada diez viven con la molestia constante de soportar altos niveles de tráfico en sus zonas de residencia. Aunque la OMS recomienda que no se supere el límite de ruido medio de tráfico de 53 decibelios, el estudio considera como "niveles de ruido dañinos" los efectos del tráfico que superan los 55 decibelios.
De esos nueve de cada diez granadinos que soportan a diario los molestos ruidos del tráfico, el 15,7% consideran que su vida está muy influenciada por este ruido, y se sienten "muy disgustados" a diario por el nivel de ruido del tráfico rodado que tienen que soportar en su lugar de residencia.
¿Cómo evitar molestar a causa del ruido de los vehículos?. Parece bastante evidente, pero la primera opción siempre es dejar el coche o la moto aparcados. Las diferentes opciones de movilidad en Granada -autobuses urbanos, interurbanos o el Metro- ofrecen desplazamientos por muy bajo coste y que ayudan a reducir la contaminación. Otra opción es compartir coches, para tratar de eliminar los movimientos de vehículos en los que viaja sólo una persona. En caso de no poder utilizar ninguna de estas movilidades sostenibles, se recomienda circular a baja velocidad, sin acelerones ni frenazos bruscos, para que el ruido de los motores y del roce del neumático en el asfalto molesten lo mínimo posible.
En Granada, se podrían evitar ocho muertes directamente relacionadas con las molestias de los ruidos del tráfico al año si se redujeran estos niveles. Un número que puede parecer pequeño, pero una consecuencia fatal tras vivir continuamente perjudicado por una situación que es revertible tanto por iniciativa propia como a través de planes de mejora de movilidad de las instituciones públicas.
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