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El Granada CF y el Diego: no es fácil ser de Maradona

  • ¿Qué mayor milagro que, siendo el mejor jugador del momento en 1987, Maradona viniese a Los Cármenes para vestirse con la rojiblanca?

Diego Maradona, junto a sus hermanos Hugo y Lalo, en la Alhambra

Diego Maradona, junto a sus hermanos Hugo y Lalo, en la Alhambra / Archivo

No es fácil amar a Maradona siendo alguien que apenas sabía andar cuando El Diez se convirtió en leyenda viva. No es fácil defender a Maradona cuando apenas presenciaste su gloria, cuando lo que se escribía sobre él era una crónica de sucesos, drogas y violencia, con todos los Marca y los As contando con condescendencia para lo que había quedado el astro. No es fácil ser creyente en la fe Maradoniana cuando en las batallas de Sarrià uno no era ni proyecto de persona. Pero se puede cuando se entiende al Diego, a su contexto, a su historia, a sus debilidades, y sobre todo, a quien hizo que la pelota no sólo no se manchara, si no que le obedeciera como atraída por los designios de una deidad.

En el fútbol en el que crecí los mayores hablaban de cuatro futbolistas como los mejores de la historia: Alfredo di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff y Diego Armando Maradona. Un especial de El Día Después de la Navidad del 93 lo corroboró: señaló a estos mismos cuatro. Era el póker de todos los tiempos, y de ellos, tres jugaron aquí en Granada alguna vez en su carreraLa Saeta El Flaco oficialmente, pero también El Pelusa, El Cebollita, que aquel 15 de noviembre del 87, cuando mostró su lado humano, ya era el Barrilete Cósmico y su mano no era una cualquier, sino la de Dios.

Y es que, ¿qué mayor símbolo de divinidad que el mejor jugador de todos los tiempos se enfundase una vez la camiseta del Granada CF, en la época en la que el club estaba lejos de las estrellas del firmamento del fútbol, marcase hasta un gol, y todo esto cuando ya era Dios en Argentina y en Nápoles? ¿Hay mayor milagro que este, que los granadinos podamos decir que Maradona fue una vez granadinista, y todo por ayudar a su hermano en su presentación?

Karim Benzema afirma que por mucho que te vayas del barrio, el barrio nunca se va de ti. Y eso lo tenía en cuenta Maradona. Él sólo quería que sus padres salieran de Villa Fiorito, y con ellos, sus hermanos, así que si había que sacarse un amistoso de la manga para ayudarle a pagar su fichaje al Granada, lo hacía, como también lo hizo cuando se revolvió ante la FIFA y el Napoli para organizar otro partido benéfico en lo más parecido que tenemos sus fans de haberle visto en un potrero. "En una villa nació, fue deseo de Dios / Crecer y sobrevivir a la humilde expresión / Enfrentar la adversidad / Con afán de ganarse a cada paso la vida", le cantó el Potro Rodrigo.

De su carácter, donde nunca ocultó su afán por ayudar a los demás, pudo hacerse realidad que el Diego fuese granadinista por un día, uniendo también su historia a ese capricho del destino que fue hace dos meses que el Granada CF jugase el partido más importante de su historia, el que le sirvió para clasificarse para la fase final de la Europa League, frente al Malmö, el equipo escogido para aquel amistoso del 15 de noviembre del 87. "El que siempre vuelve a sus orígenes y le presta más atención a los que menos tienen", que dice el obituario de Clarín.

Gracias Diego por ser lo que fuiste y lo que hiciste aquel día, aunque en Granada Lalo no fuese lo que esperábamos de él porque quisimos ver al apellido y no al nombre. Gracias por unirnos a tu historia y a la de tu familia, honrados de haber sido la casa en la que por última vez jugaste y festejaste junto a Hugo y Lalo, aunque aquel día te diéramos una pelota manchada de barro y una cancha en la que las grietas de la grada mostraban las cicatrices de una afición que empezaba a estar herida por su club.

No es fácil ser de Maradona teniendo menos de 40 porque quizás adoramos más a la leyenda que al futbolista, porque nunca podremos decir que lo vimos con conciencia, sólo con documentales, YouTube y libros. Pero con eso basta. Tantos años sin saber explicar por qué, de silencios por respuesta o réplicas fácilmente rebatibles, se van a olvidar ahora que ha subido a los altares, ahora que la leyenda pasa a mito, donde van a recordar lo que hizo, cómo lo hizo, dónde lo hizo, y lo que supuso como hizo.

Porque hablarán de cómo Menotti le dejó afuera de la lista del Mundial 78, de aquel marcaje de Gentile solo días después de la rendición por las Malvinas, y de cómo aquella rabia cuajó en cruel venganza cuatro años después humillando a todos y cada unos de los ingleses que le salían al paso en el Azteca "regando de gloria" el suelo que pisaba. Recordarán el 'puteo' cuando Roma pitó el Oíd Mortales y aquel escuadrazo a Grecia cuatro días antes de que aquella enfermera le sacara de la mano del césped en Foxborough, camino de aquella recaída prácticamente retransmitida en directo. Mencionarán a Argentinos, a Boca, al Barça, al milagro de Nápoles, al Sevilla, o a Newell's, pero también que entre esas remeras un día se puso la del Granada. Y eso sólo pueden decir muy pocos. Por eso, para mi, sí es fácil ser Maradoniano.

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