Al sensacional Granada CF de esta temporada le faltaba ganar un partido con remontada. Desde que Diego Martínez llegara al banquillo rojiblanco, los datos muestran que la dificultad que tienen los oponentes para voltear el marcador en un partido en el que los rojiblancos marcan primero, tanta que aún no lo ha conseguido nadie, se convierte en problemas para los nazaríes cuando ocurre lo contrario, que empiezan por debajo en el electrónico.

La pasada campaña sólo logró el Granada CF una remontada en Liga. Ganó 1-2 en Córdoba tras empezar 1-0 abajo. Este curso aún no lo había logrado en el torneo doméstico, pero sí en la Copa al superar al Hospitalet en la primera eliminatoria por 2-3 tras un 2-0 en contra.

Desde el choque de Córdoba había pasado casi un año, ya que se jugó el 15 de febrero del pasado 2019, disputando el Granada desde entonces 37 encuentros del campeonato doméstico, 16 la pasada campaña en Segunda y 21 este curso en la máxima categoría, sin ser capaz de ganar en ninguno de los 17 en que el rival marcó primero. Hasta que llegó al Nuevo Los Cármenes el Espanyol.

El día D

Parecía la ocasión menos propicia para romper esa mala dinámica: rival reforzado y en racha, irritación palpable por un injusto penalti en contra, las muchas bajas de siempre, el cansancio de la Copa, las dudas por las últimas derrotas en Liga…..

Pero este Granada legendario lo consiguió, volvió a firmar una gesta para el recuerdo, remontó para ganar un partido muy difícil que le permite dar un paso de gigante hacia la permanencia y alas de cara al histórico partido de mañana en Copa contra el Valencia.

En un equipo con mayúsculas como es este Granada resulta tan complicado como injusto resaltar nombres propios.

Más allá de todo lo que da Soldado, de la regularidad de Gonalons, Antonio Puertas o Víctor Díaz, de la progresión de Rui Silva, Yangel Herrera o Domingos Duarte, o del esperado despertar de Machís, el choque ante los periquitos encumbró a tres currantes del fútbol.

Elevó a tres tipos con poco nombre y que no salen en los titulares, a tres jugadores cuya evolución y rendimiento de la mano de Diego Martínez sirven muy bien para entender el buen hacer de esta plantilla: Germán, Carlos Neva y Carlos Fernández.

Germán

El fútbol ha dado a Germán en el último año y medio todo lo que se ha labrado en décadas de profesional, casi siempre en Segunda B o Segunda, sin visos de llegar a la máxima categoría cuando estaba ya en la treintena y veía desde el banquillo cómo el Granada de Oltra, y después de Morilla y de Portugal, no conseguía sus objetivos.

En la retransmisión televisiva del encuentro Granada-Espanyol contaba Santi Segurola lo mucho que le da el gaditano al equipo. Pese a que hubo dudas sobre su rendimiento en Primera al inicio del curso, se ha convertido en un muro y en el jugador clave para que funcione el entramado defensivo del equipo.

Ante los periquitos despejó de cabeza medio millón de balones, y también hubiera mandado al otro campo una roca o un piano si se los hubiesen centrado.

Carlos Neva

A su izquierda tiene a Carlos Neva. La pasada temporada estaba en el filial de Segunda B, debutando en Segunda en el último partido, ya intrascendente, frente al Alcorcón.

Este curso, a priori, volvía al Recreativo, mas los avatares del fútbol en forma de lesión de otros compañeros, su rendimiento en pretemporada y la fe en él de Diego Martínez le han llevado no sólo a la elite sino también a ganarse, por méritos propios, el derecho a ser el lateral zurdo titular del Granada.

Ante los españolistas se comió a Embarba con patatas fritas, subió y bajó todo lo que hizo falta y, al igual que sus compañeros en cada encuentro, peleó hasta el último minuto cada pelota como si le fuera la vida en ello. Lleva un rato entre los mejores y parece que llevara allí toda la vida.

Carlos Fernández

Lo de Carlos Fernández es diferente. Tiene la juventud de su tocayo Neva pero a sus espaldas carga con una trayectoria mucho más prometedora.

Sin embargo, sus problemas en determinados momentos ante el gol habían generado algunas dudas. Su respuesta: marca en la prórroga el tanto que lleva al Granada a los cuartos de final de la Copa y ante el Espanyol firma una sensacional actuación, con una asistencia y un gol, a cual más maravilloso.

Su derroche físico e implicación, pese a ser un cedido, rozando la excelencia, como toda la plantilla.