Entre los muchos valores que hace que una afición se identifique con su equipo está la solidaridad. El ayudar al compañero, el no dar un balón por perdido y trabajar todos a una para conseguir la victoria. Algo similar se dio esto domingo en el Estadio de Los Cármenes, donde el Granada CF sumó un nuevo punto en un choque condicionado por la expulsión de Fede San Emeterio en el minuto 38 y la actuación del colegiado castellano-manchego Díaz de Mera.
Isidro
Un árbitro al que Diego Martínez se refirió como “Isidro”, su nombre de pila que comienza a ser muy recordado por afición granadina. La roja al cántabro fue clara, como también lo fue un penalti sobre Pozo o la segunda amarilla a Kike Márquez en el segundo acto tras una entrada a Vadillo. Un completo catálogo de aciertos y errores como sucedió la anterior vez que pitó a los rojiblancos. Fue en Alcorcón, en el duelo de la décima jornada, en el que pitó un penalti por mano de Álex Martínez que fue empujado previamente por un rival o no expulsó a Eddy Silvestre por pisar a Vadillo. Si bien acertó al mandar a vestuarios a Víctor Díaz. Dos veces se ha quedado en Liga el Granada CF con diez y ambas con el 'amigo' Isidro como protagonista.
Pero al margen del colegiado, los rojiblancos hicieron todo lo posible por sumar tres nuevos puntos. Jugaron mejor que su rival pese a su inferioridad. Un Extremadura que ofreció una muy pobre imagen sobre todo en cuanto a ambición se trata pese a jugar casi una hora con un hombre más. Ello fue posible gracias al trabajo descomunal de los catorce jugadores que saltaron al verde, entre ellos Dani Ojeda que debutó quizá en el peor día.
Factor Vadillo
Le costó al Granada CF entrar en el partido, viéndose sorprendido por la presión alta y la mayoría numérica en el centro del campo visitante con Olabe, Fausto Tienza y Gio Zarfino en el eje. La ausencia de Montoro fue cubierta por Alberto Martín que dio mucho equilibrio sobre todo cuando su compañero en la medular, Fede San Emeterio, fue expulsado.
Una vez más fue Vadillo el que generó gran parte del peligro, sobre todo a balón parado ya sea por medio de saques de esquina o faltas laterales. En una de ellas, el gaditano estrelló el esférico en el larguero de Casto, su tercer palo de la temporada y el segundo de manera consecutiva. Fue el único remate entre los palos de ambos equipos en todo el choque. Pozo lo intentó en dos ocasiones antes de ser objeto de penalti pero el líder no estaba cómodo pues la circulación sin Montoro no es la misma. Todo ello provocó que Fede Vico bajara mucho a recibir a zonas de creación, generando un espacio en la media punta que nadie aprovechó.
Expulsión
Pero el choque cambió con la expulsión de 'Saneme'. A partir de ahí, el orden de los rojiblancos fue su nota más característica hasta el final del duelo. Sobre todo tras el paso por vestuarios donde Diego Martínez ordenó jugar con tres centrales, dejando las bandas a Pozo y Quini con Vadillo y Vico de interiores. Un cambio táctico que sorprendió a Rodri, técnico visitante, que tiene mucho trabajo por delante si no quiere ver a su equipo la próxima campaña en Segunda B.
Cambio de sistema
Pero Pozo se lesionó y tuvo que salir Puertas para actuar de carrilero diestro. Pese a ello, los locales trataban como podían de acercarse a las inmediaciones de Casto. Por empuje y ganas no fue, pero la inferioridad se notaba a partir de la línea de tres cuartos. Y eso que Ramos volvió a realizar un gran trabajo pero faltaba ese último pase y más sin Vadillo y Vico sobre el campo. El Granada CF era un bloque compacto a nivel defensivo y de hecho su rival apenas le creó peligro, lo que habla muy bien del trabajo del equipo. Pero sólo a base de solidaridad no se ganan partidos aunque es un ingrediente que todos los técnicos quieren para sus conjuntos.
Ocho sin perder
Con un Extremadura demasiado conformista, las ocasiones comenzaron a brillar por su ausencia, dando incluso los azulgrana por bueno el empate, un punto que lo deja en zona de descenso. Todo lo contrario que los de Diego Martínez, que se mantienen líderes una jornada más y ya son ocho jornadas sin perder. Y es que las cosas no suceden por casualidad.
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