Juan José Colomer | Compositor

"Me gusta la vanguardia en todo, salvo en lo acústico"

  • IBS publica un disco dedicado por la Sinfónica de RTVE monográficamente a la obra del valenciano Juan José Colomer

El compositor valenciano Juan José Colomer

El compositor valenciano Juan José Colomer / E. Beristain

Juan José Colomer (Alcira, 1966) ha pasado media vida en Estados Unidos trabajando muy especialmente para el mundo del cine, y por eso tiene doble nacionalidad. Acaba de publicar en IBS un álbum con cuatro obras sinfónicas, que lleva el título de una de ellas. "Hice una oferta a la Orquesta Sinfónica de RTVE para un concierto monográfico, y la idea era grabarlo en los ensayos, pero llegó la pandemia y se canceló. Logramos retomarlo en la temporada siguiente pero con una dotación de cuerda muy reducida, por las limitaciones de personas en escena; en directo no quedaba mal, pero en esas condiciones no me pareció oportuno hacer la grabación, que retrasamos hasta mayo de 2023".

–¿Me cuenta la génesis de estas obras?

Symphonic Genesis es un encargo que me hicieron para el concierto inaugural de una orquesta fundada en Dana Point, una ciudad costera de California, muy bonita, y por eso su título. En el concierto hicimos el preludio de Dulcinea, una de mis óperas, que sustituimos para la grabación por A casual walk to extinction, que nos pareció que funcionaba mejor dentro del concepto sinfónico del disco. Escaping insanity es en realidad la obra más antigua del CD, es de 2010, pero la revisé sustancialmente después para ese concierto. En cuanto a Escenas pintorescas se trata de una selección de temas de mi ópera El pintor, que se estrenó en los Teatros del Canal de Madrid, dentro de la temporada del Teatro Real, en 2018.

–Tiene en efecto una ópera que se titula El pintor y va sobre Picasso, otra de cámara que se titula Mutante Dulcinea y un ballet sobre Sorolla. La alta cultura española da para mucho en la música...

–Claro. Estos gigantes es lo que tienen, que dan para mucho no sólo en la música, sino en todo. Ni pasan de moda ni dejan de servir como fuentes de inspiración para cosas nuevas.

Colomer: Symphonic Genesis - ORTVE. Alapont Colomer: Symphonic Genesis - ORTVE. Alapont

Colomer: Symphonic Genesis - ORTVE. Alapont

–Por edad se forma en un sistema dominado por el dogma vanguardista, ¿cómo lo sintió en aquel momento?

–En aquel momento estás fuera y no lo sientes directamente. Pero sí que estás mirando hacia dentro. La vanguardia entendida como la ruptura total a partir de Boulez me gusta en todo, salvo en lo acústico. La narrativa de las obras, la filosofía que hay detrás… las partituras son preciosas. Pero no me llega acústicamente. Es el oído el que me dice que no: no me llegan. Las aprecio desde un punto de vista intelectual. Entiendo que quienes las hacen tienen un dominio absoluto de la orquesta y puedo encontrarles el valor desde ese punto de vista, pero no me llegan, las obras se me hacen interminables. Esa estética no me sale de dentro. No es por lo que yo decidí dedicarme a la música.

–Decide ir a Berklee College, en Boston, la más prestigiosa universidad para formarse en música de cine...

–Pensé que la música de cine sería una vía de escape y a la vez que me ayudaría a depurar el oficio, porque ahí lo mismo tienes que hacer una sinfonía clásica que un tema de rock. Por eso me fui a Estados Unidos, pero en Berklee estuve poco, se me acabó la beca y no tuve recursos para seguir. Pero entonces tomé una decisión que sí supuso un punto de inflexión para mi carrera y para mi vida: en vez de volverme a España me fui a Los Ángeles, a aprender todo eso haciéndolo.

–E hizo durante años música de cine, arreglos, orquestaciones, de todo.

–Exacto. La docencia nunca me ha llamado. Le tengo tanto respeto a la formación que me siento un poco como un impostor dándole clases a la gente. En cambio, arreglos y orquestaciones dan para vivir muy bien. Es un oficio que, aunque no es demasiado comprometido artísticamente, te sirve de herramienta, porque te ayuda a desarrollar el concepto orquestal.

–A la hora de componer, ¿necesita partir de imágenes, ideas...?

–Cada obra es diferente. Es más fácil si es un encargo, porque ya sabes si tienes que escribir un cuarteto para la Semana de Cuenca o una sinfonía para la temporada de una orquesta. Cuando te definen unos parámetros sí te hace falta un detonante, que puede ser desde una textura musical, un cambio de acorde, un trozo de melodía...

–¿Influye el ambiente en que uno se cría y se forma? ¿La luz que yo veo en su música es esa luz mediterránea que luego rememoró en California?

–También tengo música oscura, pero es cierto que incluso esa música tiende al final a una radiación determinada. De manera consciente o inconsciente, está claro que aquello que has vivido de niño te marca de alguna forma. Aquí en Madrid echo muchas veces de menos esa luz: cuando buscaba piso lo que pedía era eso, que tuviera luz. Y es cierto que ese paisaje de Dana Point, del sur de California, me recordaba mucho la luz valenciana. Y creo que eso quedó marcado en la obra, sobre todo en el tercer movimiento, la exuberancia de la creación.

–Tras su vuelta a España, ha tenido encargos de muchas orquestas, ciclos, festivales y del mismo Teatro Real, ¿se encuentra suficientemente valorado aquí?

No tengo ningún tipo de queja, pues a pesar de estar mucho tiempo fuera, se me ha programado. Pero lo cierto es que no siento que esta sea una profesión en que uno termine por establecerse nunca. Nada más que terminas algo tienes que volver al principio, a contactar con orquestas, con el CNDM... Estrenas una obra o una ópera, y al momento estás otra vez parado y tienes que volver a decir, mire, que acabo de hacer esto… Esa es la sensación que yo tengo. Pero es más por la propia naturaleza de la profesión. No hay suficientes orquestas, encargos ni dinero.

–¿Algún proyecto entre manos que le ilusione especialmente?

–Hay alguna cosita, aunque hasta que no se confirmen prefiero no decir nada. Mientras se confirman estoy con distintas cosas. Por ejemplo, unas canciones sobre Las flores del mal de Baudelaire para orquesta y solista, que las tengo casi acabadas. Además tengo un encargo para la Joven Orquesta de Valencia para trío de percusión y orquesta. Es con el Trío Amores, un grupo muy establecido en Valencia. Eso está confirmado. Luego alguna cosa de cámara, que todavía no lo han anunciado ellos, así que no diré yo nada. Pero el grueso de mi atención se me va tratando de vender cosas.

–¿Tiene un catálogo importante, que pasa de las 80 obras? ¿Algo que eche de menos, que le hubiera gustado hacer y no ha podido aún?

–Sí, a mí me gustaría hacer una sinfonía en el sentido clásico del término. Tengo muchas obras orquestales, pero una obra en ese sentido tradicional, no. Le tengo ganas. Estoy apuntando hacia ese objetivo. A ver si alguien quiere programarla. Y si no, yo creo que me meteré de cualquier modo. Ya veremos.

El director de orquesta Sergio Alapont (Benicasim, 1976) El director de orquesta Sergio Alapont (Benicasim, 1976)

El director de orquesta Sergio Alapont (Benicasim, 1976) / Ste Murray

–Volviendo al disco, ¿qué tal el trabajo con la orquesta y con Sergio Alapont?

–Debo decirle que yo soy de los que casi nunca está contento con su música cuando la escucha. No porque esté mal interpretada, sino porque cuando la escucho por primera vez estoy cotejando continuamente con lo que tenía en mi mente, con lo que yo pensaba que era. Es casi una forma de hacer las paces conmigo mismo. La gente que me conoce ya sabe que es así. Pero este proyecto ha sido distinto. Encontramos la Orquesta de RTVE en un momento brillante, y el trabajo de Sergio fue detalladísimo, me preguntaba cosas que ni yo mismo había visto en las partituras. Y llegar con Paco Moya y nada más afinar decir que ya estábamos grabando, cuando yo pensaba que la primera sesión era solo para calibrar el sonido y tal… Estuve muy gratamente sorprendido desde el momento mismo de la grabación, y los resultados me han parecido espectaculares.

–El disco se presentó en Madrid el lunes 11 de marzo. ¿Qué espera a partir de ahora de él?

–Un disco como este es un esfuerzo a todos los niveles. Por un lado, esperas la mayor difusión posible de tu música, por orgullo personal, y luego desde un punto de vista más práctico esperas que llame la atención de algún responsable de orquesta y alguna de estas obras les pueda encajar en sus temporadas de concierto. Espero que me llamen y que no tenga que ser yo el que esté todo el día con el teléfono.

EL CD EN SPOTIFY

 

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