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El legado del Vanguard

Convertido en el gran templo del jazz mundial desde hace décadas, el neoyorquino Village Vanguard ha sido escenario de algunos de los más grandes directos de su crónica, muchos de ellos conservados para la posteridad en históricas grabaciones. Basta repasar la discografía de sus esenciales referentes para acreditar la importancia que este modesto club del Greenwich Village tuvo en la construcción del jazz actual. No existe, por tanto, músico que no esté dispuesto a desfilar por su escenario con total disposición a someterse al juicio de su cultivada audiencia. Y el pianista italiano Enrico Pieranunzi no es, obviamente, una excepción.Después de publicar en 2013 (Live At The Village Vanguard), las sesiones registradas en 2010 a la cabeza de su trío, con Marc Johnson y el desaparecido Paul Motian, el músico romano volvió a grabar sobre las tablas del Village Vanguard justo el año en que se cumplían 80 años de su apertura en 1935. Los días 29 y 30 de abril de 2015, su cuarteto -con Donny McCaslin al saxo tenor, Scott Colley en el contrabajo y la batería de Clarence Penn- desgranó un repertorio liderado por la partitura del líder, a la que sumaron una composición de Colley (Out Of The Void) y el estándar I Hear A Rhapsody. El balance se tradujo en una narración fluida y seductora que ahora vez la luz, donde la cohesión del grupo permitió un eficiente desarrollo de los solistas, poniendo de manifiesto su comunión en un enunciado hardbop colmado de dinamismo y abierto a variaciones. Seguro que las fotografías de John Coltrane, Bill Evans o Sonny Rollins que cuelgan en las paredes del Vanguard sonrieron entonces al comprobar que su legado sigue siendo objeto de precisas actualizaciones.

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