Publicación de 'Clemencia a las estrellas'

Agustina González, un cometa reluciente en un firmamento de hombres

  • La editorial Ménades rescata tres textos fundamentales de la escritora e intelectual granadina, condenada al silencio y al olvido durante décadas

Agustina González, en una fotografía de época procedente del archivo de Antonina Rodrigo.

Agustina González, en una fotografía de época procedente del archivo de Antonina Rodrigo. / G. H.

Se interesó por la escritura, la pintura y las ciencias, en concreto la astronomía, a temprana edad. Su familia valoró en asamblea si la adolescente podía o no leer cuanto deseaba -después de haberle prohibido hacerlo durante un tiempo-. Defendió su libertad con uñas y dientes a pesar de la desaprobación social de la época y "las burlas más o menos sangrientas", recuerda Ayala.

Ideó un sistema de viviendas de protección oficial. Creía en la ausencia de fronteras y en el uso de una moneda universal -décadas antes de la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero-. Fue una de las primeras personas en proponer la legalización del matrimonio homosexual en España. Se presentó a diputada para las Cortes constituyentes bajo el lema Alimento y Paz.

Portada de 'Clemencia a las estrellas'. Portada de 'Clemencia a las estrellas'.

Portada de 'Clemencia a las estrellas'. / G. H.

La desgracia de Agustina González López (Granada, 1891 - Víznar, 1936), alias La Zapatera, "fue nacer en el siglo pasado y ser coetánea del fascismo que la asesinó", asegura Gema Nieto (Madrid, 1981), editora de Clemencia a las estrellas (Ménades, 2019). El libro, publicado recientemente en la colección Olvidadas de la editorial Ménades, recupera tres textos fundamentales de la escritora, intelectual y política granadina: Justificación, Las leyes secretas e Idearium futurista.

¿Qué va a encontrar el lector en el volumen, enseñanzas vitales, relatos literarios de interés, lecciones de ortografía adelantadas a su tiempo? "Sobre todo ideas y propuestas aplicables a todos los ámbitos de la vida social para mejorar la vida de los más desfavorecidos, críticas a los políticos corruptos, llamadas al despertar de la conciencia de clase, alegatos en favor de la educación y la cultura, una concepción muy particular de la religión, casi panteísta; y el testimonio en primera persona de una mujer que sufrió una injusta discriminación y un acoso machista del que aún no nos hemos librado", asegura Nieto.

Al inicio del prólogo, la editora reprocha que ni su trágico final (asesinada al principio de la Guerra Civil), ni el hecho de que Lorca se inspira en ella para la obra de teatro La zapatera prodigiosa, le permitieron entrar en "la nómina de genios de una generación cuya condena fue adelantarse siglos en su filosofía de vida". El olvido, explica la escritora madrileña, "obedece a la misma causa de siempre: el hecho de que la obra de las mujeres (y no sólo literaria) no ha despertado nunca el mismo interés que la de sus colegas masculinos ni se ha situado nunca en el mismo nivel de estudio, valoración y reconocimiento".

La autora de Haz memoria define a La Zapatera como "una persona valiente, que actuaba y pensaba alejada de los prejuicios y los condicionantes de género que entonces (y aún ahora) se achacaban a las mujeres". "Tenía un temperamento poco común en una mujer de la época, lo que hizo de ella una amenaza para las mentes más retrógradas. Se enfrentó sin miedo a esas mentalidades que la insultaban y contestaba siempre que la razón la asistía y que lo que entonces muchos creían locura acabaría aceptándose con los años, como así ha sido, por ejemplo, con el matrimonio igualitario o muchas medidas sociales que ella apoyaba", sostiene Nieto.

González era una mujer relativamente independiente, también en lo económico, con interés por la literatura, la astronomía, la justicia social y el feminismo. Lo pagó caro: le diagnosticaron histeria y la maltrataron. En la actualidad, las féminas todavía aguantan comportamientos y comentarios que cuestionan su salud mental a diario.

Mujeres independientes, mujeres castigadas

¿Qué formas tiene el patriarcado hoy día para castigar a las mujeres independientes? "Ya no se nos castiga internándonos o prohibiéndonos leer, como le sucedió a Agustina, pero todavía está vigente la desacreditación constante de los testimonios de las mujeres, el negacionismo frente a nuestras denuncias o, directamente, el insulto. La respuesta más habitual que recibimos a la hora de evidenciar injusticias y discriminaciones es que somos unas "locas" y unas "exageradas", es la reacción del patriarcado a su negativa de hacer autocrítica y a su resistencia de reconocer evidencias", reprocha la escritora.

Portada 'Justificación', enriquecedor y personal ensayo de González. Portada 'Justificación',  enriquecedor y personal ensayo de González.

Portada 'Justificación', enriquecedor y personal ensayo de González. / G. H.

"Su actitud carismática, inteligente y contestataria suponía un desafío intolerable a unos detractores para cuyas aspiraciones de igualdad, cultura y progreso solo podían deberse a una razón: el desequilibrio mental de quien las propugnaba, más aún tratándose de una mujer", continúa Nieto en el prólogo. Agustina explica en el ensayo Justificación por qué prefiere hacerse la loca: porque la libertad era terreno vedado para las mujeres hace un siglo.

¿Su porvenir en el siglo XXI hubiera sido bien diferente? La filóloga está segura de que Agustina "hoy habría sido una activista del feminismo, tanto en redes sociales como en otros medios. La imagino denunciando todas aquellas cosas que no calló con la misma contundencia pero con mucha más libertad".

La granadina afirma en el ensayo que "todos los trabajos a los que se dedica el hombre honrado puede ejercerlos la mujer, sin menoscabo de su honestidad". ¿Le impresiona su defensa de la libertad de las mujeres en una España a principios del siglo XX machista, casposa y reprimida? "Sí, impresiona esa defensa y su adscripción tan clara a la causa feminista. De hecho dedica uno de los capítulos de su ensayo al "feminismo moderad", destaca.

"González decía que una de las cosas que más rabia le daban era la mujer "florero", que no se preocupaba de reivindicar su independencia económica ni era consciente de sus derechos y sólo vivía para arreglarse y gustar a los hombres, algo muy arraigado en la concepción de los distintos roles", continúa la editora del libro donde Agustina "enarbola el feminismo en estrecha relación con los principios del socialismo, en cuanto a que lo considera como uno de los principios más necesarios en la construcción de un país donde la plena igualdad laboral y de derechos entre hombres y mujeres sea una ventaja de la que todos extraigamos beneficio".

Un feminismo condicionado por la época

Su idea de feminismo, eso sí, "estaba condicionada por la época: en determinado momento señala que nunca ha descuidado ni su higiene ni su aspecto por ser feminista (el prejuicio que todavía arrastramos de que "las feministas son feas o desaliñadas") y que puede entender que el tema resulte cargante para los hombres, por lo que no lo desarrolla cuanto querría, aunque, añade, "es buena hora de que los hombres laboren por la causa feminista porque ellos son los más beneficiados", admite Nieto.

La autora escribe Justificación basándose en su propia experiencia y en sus preocupaciones diarias. A saber, enumera la editora, "las habladurías de los vecinos, el coste de la vivienda, la pertenencia a la clase obrera, el reparto igualitario de la riqueza, la defensa de la infancia, las prohibiciones y convenciones de la vida adulta, el elogio a los esfuerzos que levantan y hacen avanzar a pueblos y países, la concepción panteísta de la religión que hace habitar a Dios, como Espíritu Supremo, en todas las cosas y además lo identifica con la conciencia individual que mora en el corazón de las personas para guiarles por el buen camino".

La escritora granadina, en una imagen de archivo. La escritora granadina, en una imagen de archivo.

La escritora granadina, en una imagen de archivo. / G. H.

En uno de los capítulos del ensayo, González critica el acoso callejero al que se expone cuando decide pasear o ir a un bar sola -¿Les suena?-. Más adelante, hace un listado con cada cosa que le dicen: "¡Esta es una mujer y no la suciedad que tengo yo en mi casa!"; "¡No te acerques que te pega un tiro!"; "¡La mujer de más talento que hay en Granada!".

"Ése es un episodio de una vigencia pasmosa. Efectivamente, cada vez que decidía hacer uso de su libertad y pasear sola por la calle o entrar a algún café, tenía que sufrir los insultos y burlas de sus vecinos, que la llamaban desde loca a mamarracha (aparte de los que se consideraban con pleno derecho a opinar sobre su aspecto)", critica Nieto.

Todas, opina la escritora, "hemos vivido algún episodio desagradable en la calle, a cualquier hora del día o de la noche, y si esto sigue ocurriendo a día de hoy es porque los machistas se sienten legitimados para actuar de este modo: si acosan es sencillamente porque pueden, porque no existen consecuencias penales contundentes ni respuesta a su acoso, aunque yo siempre animo a responder, siempre, porque no lo imaginan y porque al subvertir la reacción de miedo o vergüenza que esperan que tengamos, se quedan desconcertados".

Hay varios capítulos en Justificación dedicados a hablar de política. La escritora aconseja a los ciudadanos que no endiosen a los gobernantes porque "se llenan de soberbia y empiezan a cometer errores en perjuicio de ellos mismos y en perjuicio de todos". También dice que "en este país carecemos de criterio político; por la poca atención que los ciudadanos españoles ponen en defender sus derechos y el poco interés en elegir sus administradores".

La España de Agustina, la España de hoy

¿La España que retrata podría ser la actual? Nieto contesta tajantemente: "Absolutamente; leyendo esos párrafos comprobamos que los problemas de hace un siglo son exactamente los mismos a día de hoy, sobre todo en lo que respecta a la tolerancia que demostramos hacia los políticos corruptos (y soberbios) y la escasa formación de muchos de ellos". Nuestra laxitud a la hora de castigar en las urnas a partidos que han demostrado ser un cáncer para los intereses generales de la población es preocupante".

Agustina, señala la editora, "se mostró especialmente crítica con la ignorancia política del ciudadano medio, una carencia que lejos de haberse paliado en nuestros días, sigue manteniéndose o incluso se ha acrecentado pese a todas las facilidades, cultura y medios que tenemos a nuestro alcance. Por eso incidía tanto en la importancia de la educación universal gratuita, que fue uno de los compromisos esenciales de la Segunda República".

Una de las máximas de la escritora, se lee en el capítulo dos del enriquecedor ensayo, es "dichoso el que no se afana en atesorar riquezas; cuando el hombre muere, su fortuna otro la ha de heredar y este es el que se ríe del enfermo de espíritu, pobre avaro, que atesoró riquezas para su sucesor". ¿Cómo de necesario es leer a Agustina en un siglo donde se consume de forma exacerbada? Para Nieto, "éste es otro de los fragmentos más inspiradores de su obra, aquél en el que la autora invita a llevar una vida más austera y menos consumista, más preocupada por los bienes inmateriales y por el cultivo de las virtudes intelectuales en lugar de las riquezas".

De sus palabras, sostiene la filóloga, "se desprende la creencia de que el ser humano puede llevar una vida perfectamente digna con pocos bienes esenciales que debe procurarse fácilmente a través de su trabajo y de un horario laboral razonable; el resto no es más que avaricia y explotación. Desde luego, deberíamos aprender de ella en estos tiempos de consumismo descontrolado".

Uno de los capítulos de 'Idearium Futurismo'. Uno de los capítulos de 'Idearium Futurismo'.

Uno de los capítulos de 'Idearium Futurismo'. / G. H.

La última parte de Clemencia a las estrellas se corresponde con el libro Idearium Futurismo, donde la autora inventa un idioma visionario que se adelantó al lenguaje del sms y del WhatsApp. "La impresión de que quizá se trata del texto más lúdico es sólo inicial: bajo su apariencia desenfadada late un noble propósito, el de educar a la población mediante un sistema de abecedario reducido que resulte más fácil para el aprendizaje de la lectura y la escritura", destaca la editora de Clemencia a las estrellas, donde se recuperan los textos de un cometa reluciente en un firmamento de hombres. Un cometa que hoy, gracias a la editorial Ménades, brilla más que nunca.

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