Juarma | Escritor

"Prefiero un millón de veces a alguien de pueblo que a la gente de ciudad"

Juarma (Deifontes, 1981) en una foto de archivo

Juarma (Deifontes, 1981) en una foto de archivo / G. H.

Cuando esta entrevista telefónica se realizó allá por febrero, la España lectora, curiosa y apegada a las novedades editoriales apenas conocía al creador granadino Juanma López 'Juarma' (Deifontes, 1981) más allá de sus fieles que lo siguen desde hace años por su labor como dibujante de cómics y su habilidad como campeón de los 100 metros lisos de la viñeta.

Dos meses después, medios de todo el país y la crítica especializada se han rendido ante la contundencia de su primera novela, titulada Al final siempre ganan los monstruos (Blackie Books). Aunque lo más importante para el autor es que ha conquistado al público, que no para de dejarle mensajes positivos en sus redes tales como "es uno de esos libros que sé que voy a recordar durante años y a los que acabaré volviendo".

Tras esa fachada de tímido, de punki que aparenta estar de vuelta y de narrador curtido en mil trabajos, se esconde un Juarma tan talentoso como estajanovista, un hombre preocupado y concentrado en hacer de la escritura y del reto del papel en blanco un oficio en el que perdurar. Un sueño que a su manera lleva intentando desde la adolescencia –aunque a medio camino se cruzó el dibujo– y que es también su forma de soltar su rabia.

Su sanación, su terapia y su principal entretenimiento en un mundo del que no alberga grandes esperanzas. A punto de sacar sus antología de viñetas Abrázame hasta que esta vida deje de dar puto asco (Autsider Cómics), hoy está en Granada para firmar ejemplares en la Feria del Libro de Peligros de su celebrada novela que viste ya en estanterías por la geografía nacional. Un Juarma pretérito, inconsciente del aluvión de la fama y resacón de entrevistas que estaba por llegar, contesta por teléfono desde su residencia en Puerto de Sagunto (Valencia) mientras garabatea dibujos y fantasea con que le toque el Euromillones. Se tendrá que conformar con ver en su tierra la vuelta contra el Manchester del Granada CF de Diego Martínez, del que destaca a Rui Silva y Carlos Neva.

-Al final siempre ganan los monstruos ostenta probablemente el récord mundial de ser la primera novela del mundo que parte de una cita de Romeo Santos, ¿no?

-Creo que no. Hace un poco leí uno de Andrea Abreu, que está muy bien, y mete muchas letras del grupo Aventura. Puse la frase de "mamá dice que todos mis errores servirán como lección" de la canción Centavito de Romeo Santos para no poner una cita introductoria de un literato. Ahora me hace gracia y tiene sentido.

-Le gusta remarcar su verdadero origen y que el nombre de su pueblo no sea engullido por el nombre de la provincia. ¿Qué significa Deifontes para Juarma?

-Mi pueblo es el más maravilloso del mundo. No te lo digo de coña. El pueblo es muy bonito. Hay gente estupenda y luego hay gilipollas como en todos lados. Estoy orgulloso del pueblo. Yo he aprendido a trabajar ahí y cuando vas a otros sitios te ves muy preparado porque te han enseñado unos valores y una forma de trabajar. Me encantaría que me tocara el Euromillón e irme a vivir a Deifontes. Luego claro que está la parte mala de que no hay trabajo y las cosas son muy complicadas. Si en mi pueblo tienes tierras vives bien, puedes tener faena y dedicarte a ellas. Antes había vega y olivos por todas partes. Lo que me gusta es que el pueblo te da una perspectiva diferente y cuando vas a la ciudad, lo notas. Prefiero un millón de veces a alguien de un pueblo que de una ciudad porque sus valores son diferentes. Que tendrá sus cosas malas... Pero que nadie le diga algo malo a mi pueblo.

-En el periodismo y la literatura se acude con asiduidad al tópico del poeta Rilke de que la patria es la infancia. ¿Está de acuerdo?

-A ver, si has tenido una infancia buena que te guste recordar puede ser tu patria pero, por ejemplo, a mí personalmente mi infancia no me gusta ni tampoco mi adolescencia. Me gusta más la época a partir de la cual he podido valerme por mí mismo y he salido del pueblo. Si te ha ido muy mal en la infancia tampoco es que te apetezca recordarlo.

-¿Qué es más duro: ganarse el jornal escribiendo, vendimiando, vareando olivos o de camarero?

-Esta pregunta es conflictivilla. El problema es que en otros trabajos que he tenido con las condiciones que estamos ahora, tras la crisis de 2008, no hay gente suficiente para sacar una faena adelante, antes sí. Ahora hace una persona lo que antes hacían cuatro o cinco. En la mayoría de los trabajos las condiciones son una mierda, en el campo cada vez peor. Da mucha rabia que como no estamos sindicados y no luchamos por nada, nos comen con patatas. Hay un nivel de explotación alto pero escribir también es duro y nada fácil. Todos los trabajos son duros, no hay ninguno que puedas decir que no lo es. Para mí esto de escribir es un trabajo nuevo, que deseo que salga bien, aunque no es fácil tal y como están las cosas. Para poder llegar a lo que he escrito en Al final siempre ganan los monstruos he tenido que pasar por muchos sitios, me ha sido muy útil lo que he trabajado y la gente que he conocido en todos lados.

"Le doy voz a los débiles porque yo vengo de ahí; sé donde he nacido, quien soy y la vida que he tenido"

-¿Existe el ascensor social?

-Existe gente que tiene suerte y muchos medios, que cuenta con una base detrás y nadie le da la espalda. Pero para la gran mayoría, lo normal es vivir al día para pagar el alquiler, para comer o lo que sea. No creo que exista un ascensor social. Lo notas cuando trabajas, cuando estudias y también cuando te das cuenta de que si has nacido en equis sitios vas a seguir siempre de la misma manera.

-¿Concibe la literatura como un elemento terapéutico?

-Los cómics y escribir es para mí lo mismo aunque parezca diferente. Supone hacer algo. Es una catarsis para muchas cosas, pero eso sólo lo voy a entender yo y tampoco me hace falta que nadie lo entienda. Nunca me ha hecho falta que nadie me diga lo que tengo que hacer.

-¿En qué autores se inspira?

-Siempre digo los mismos. Me gusta mucho Kavafis o la Antología Palatina. Luego cuando leí a Mohammed Chukri me impactó muchísimo. Más reciente, mencionaría lecturas que me han marcado de Dostoievski o Donald Ray Pollock.

-¿Qué le obsesiona más: la forma o el fondo de lo que hace?

-Realmente lo que hago es ponerme delante de un papel o de la pantalla del ordenador e intentar hacer algo. La forma no me la planteo mucho ni dibujando ni escribiendo. Escribo y dibujo así y no sé dibujar de otra manera. O sé, pero no quiero dibujar de otra manera. El estilo es ponerse delante de un folio y hacer algo por entretenerme o despejar la cabeza un rato.

-En sus libros siempre le da voz a los débiles.

-Porque soy de los débiles y vengo de ahí. Sé donde he nacido, sé quien soy y la vida que he tenido.

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