"Le rebosaba el andalucismo por todos los poros del alma", asegura su hijo

La poesía de Luis Rosales 'ilumina' el corazón de la Caja de las Letras en su tierno homenaje

  • El hijo del poeta deposita auténticos tesoros como la camisa que llevó el día de su ingreso en la RAE y las llaves de su casa en el espacio madrileño durante el conmovedor tributo del Instituto Cervantes

Luis Rosales Fouz, hijo de Luis Rosales, deposita primeras ediciones de poemarios del autor en la Caja de las Letras

Luis Rosales Fouz, hijo de Luis Rosales, deposita primeras ediciones de poemarios del autor en la Caja de las Letras / Juan Carlos Hidalgo / Efe

"Igual que esa palabra que no has pensado aún / mientras la estás diciendo, / y después se hace radiante, ávido, irrestañable, / y ahora es ya la memoria que se / ilumina como un cabo de vela que se enciende con otra, [...] y pienso / que quizás estoy ardiendo todo, / que se ha quemado la palabra igual, / nos vibra el corazón como cristal tañido". La resplandeciente poesía de Luis Rosales ilumina desde ayer el corazón de la Caja de las Letras. Su hijo, el escritor Luis Rosales Fouz, depositó numerosos tesoros del autor en el espacio madrileño: desde la elegante camisa que llevó el día de su nombramiento como académico de la RAE a las primeras ediciones de sus mejores obras; las llaves de su casa en la calle Altamirano; y hasta un deuvedé con imágenes de la Alhambra comentada por el granadino de nacimiento y madrileño de adopción.

El Instituto Cervantes rendía así un merecido y sobrecogedor homenaje al escritor de la Generación de 1936 y premio Cervantes 1982, uno de los poetas más importantes del siglo XX en español y estudioso de los versos. "En una palabra cabe una autobiografía", llegó a afirmar en más de una ocasión porque se preguntaba siempre qué es lo que caben en las palabras", recordó el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, al inicio del primero de los dos actos en honor a Rosales, que pudo verse de manera simultánea en Youtube. Para Montero, "es muy importante que Luis Rosales esté presente" en la Caja de las Letras donde "donde se recibe la herencia de los maestros". "Pocos poetas se han preguntado con tanto interés qué es lo que cabe dentro de las palabras y han conseguido poner a las palabras en libertad sin que las palabras dejen de ser una emoción cotidiana y no parezcan una simple batería irracionalista", hizo hincapié.

Otra imagen del homenaje a Luis Rosales Otra imagen del homenaje a Luis Rosales

Otra imagen del homenaje a Luis Rosales / Juan Carlos Hidalgo / Efe

Antes de depositar el legado cedido por su hijo, la caja fuerte recibía otras joyas procedentes de la ciudad nazarí. "Madrid está en el corazón de su obra, pero siempre decía: "Me gusta hablar de Granada. Me gusta recordarla. Granada como una raíz fundamental", señaló el escritor. Se trataba de un legado relacionado con sus años de formación, con aquello que escribió antes de publicar Abril y antes de venir a Madrid a estudiar Filosofía y Letras. José García Montero, hermano del director del Cervantes que ha estudiado la figura de Rosales, donó cuatro documentos del poeta escritos en los años 30. "Mi hermano, conocedor de que estaba estudiando la vida de Emilia Llanos, granadina de adopción y muy amiga de Luis Rosales, me convenció para donar al Instituto Cervantes cuatro manuscritos escrito del puño y letra de Rosales. Tres de ellos inéditos y otro que publicó en El libro de las baladas y Romances de colorido", relató Montero.

Entre las donaciones estaba Blanca, que lo recoge en el anterior libro citado; otro llamado Rosa y jazmín de Granada; un poema dedicado a Llanos y el Romance de la Argentinita y el arcángel San Gabriel. Del último, Montero se atrevió a leer un bello fragmento: "Lirios espuma de rezo. Júbilos de siempreviva. Soledad, madre de madres, principio y fin de mi vida. Olivo y luna de cobre para tus sueños de niña. [...] Canto porque tengo sueño y el viento me lo pedía. Yo he puesto en tu corazón dos gitanos de rodillas. Y serás todo un arroyo cuando levantes la vida. Sola, domando esta pena".

Al poema le siguió las emocionantes palabras del hijo. "Hoy es un día muy importante en mi vida, pero sin duda mucho más para la memoria de mi padre. La entrega de este legado espero que sirva para que en el futuro alguien pueda leer y escuchar sus versos", aseguró el escritor durante el día "tan rosaliano" vivido ayer en la Caja de las Letras. Fouz explicó, uno a uno, la historia de cada objeto depositado en la caja fuerte. "Aquí hay un sello. Contiene una foto de mi padre sonriendo y dos de los versos más bonitos y más hondos que se pueden leer (perteneciente a Autorretrato): "Sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería", precisó.

También incluyó la primera edición de La casa encendida, su mejor obra, que escribió en seis días y que marca un "antes y un después en la poesía española" y que da nombre a "una institución magnífica", dijo su hijo. Un ejemplar al que acompaña un cedé en el que se puede oír al poeta recitar sus versos. "La casa encendida era también nuestra casa de Altamirano, 34", domicilio madrileño donde vivió y donde escribió esa obra, rememoró el escritor, "un lugar donde se hablaba y se hablaba; toda la casa alumbra" según Vicente Aleixandre y por eso ha legado sus llaves a la Caja de las Letras, "para poder seguir entrando en ella durante toda nuestras vidas".

La parte más personal del legado

El hijo de Luis Rosales con la camisa que llevaba el poeta el día de su ingreso en la RAE El hijo de Luis Rosales con la camisa que llevaba el poeta el día de su ingreso en la RAE

El hijo de Luis Rosales con la camisa que llevaba el poeta el día de su ingreso en la RAE / Juan Carlos Hidalgo / Efe

También depositó otros "más desconocidos", como son Cervantes y la libertad y Retablo sacro del nacimiento del señor. Y es que Luis Rosales "fue un gran cervantista”. Tardó diez años en terminar la obra sobre Cervantes y fue la que le produjo más orgullo haber escrito. Mientras, el segundo título se trata de "una pequeña joya" con villancicos suyos en el que se ve "al Jesús más humano de la poesía religiosa española”. Y entre tanta poesía, aparecieron dos de los objetos más personales del legado: una elegante camisa que llevaba aquel día histórico para él y toda la familia" cuando lo nombraron académico de la RAE; y una enorme capa portuguesa que usaba su padre y que le prestó a su hijo alguna vez.

Granada, marcada en su vida y obra

Fouz dejó para el final la ciudad natal, "tan importante en su vida y en su obra" y la que le legó su cerrado acento que nunca disfrazó, entregando la Medalla de Oro al mérito y una DVD con imágenes de la Alhambra comentadas por él. "Como dijo mi padre en el discurso del Cervantes: "La lengua es nuestra patria. Hemos nacido y vivido en ella". Espero que después de hoy este instituto esté más encendido que nunca y que sus ventanas permanezcan iluminadas para que cuiden nuestra lengua y a nuestros escritores", se despidió. Granada celebró el día tan rosaliano dedicándole un sol radiante.

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