Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Adios a mil años de historia

¿Qué se puede esperar de una ciudad indolente con indolentes dirigentes desde tiempo ha

La primera canalización histórica en la margen derecha del río Genil, la Acequia Gorda, al-Saqiya al-Kubra, nació con la vocación de ser el canal de riego más importante de la vega de Granada y para resolver el abastecimiento de Medina Garnata, bajo los auspicios del rey zirí Zawi ben Ziri as-Sinhayi, y su posterior desarrollo por su sobrino Habús ben Maksan.

Mil años después está a punto de desaparecer por la indolencia de un Consistorio empeñado en ampliar el asfalto y las aceras en el Paseo de las Palmas, en vez de conservar tan importante joya de nuestro Patrimonio Histórico, Cultural y Natural, cuya construcción ya situó Seco de Lucena entre los años 1073 y 1090.

Y es que el granadino Paseo de las Palmas está siendo remodelado por el Ayuntamiento para convertirlo en la Avenida de las Palmas y soterrar definitivamente nuestra Acequia Gorda, que discurre todavía descubierta por su margen, con un encanto desconocido e inesperado para el caminante. Las casas con pasarelas sobre la acequia, los pequeños rincones pintorescos, el rumor del agua, la vida que se abre paso en la naturaleza…, en ello es donde reside la belleza de la ciudad, que ahora nuevamente se quiere eliminar en pro del asfalto y el cemento.

Mil años de historia están a punto de quedar sepultados, de hecho, ya hay una buena parte de la acequia que se ha entubado. Pero ¿qué se puede esperar de una ciudad indolente con indolentes dirigentes desde tiempo ha? Y es que no olvidemos que Granada embovedó su río Darro sin problema alguno, y parece que ahora tampoco existe demasiada contrariedad a que se sepulte una parte fundamental de nuestra historia, de nuestro Patrimonio y de nuestras vivencias.

Aunque ya ha sufrido muchos sepultamientos, nuestros antepasados han respetado durante mil años este último testimonio de nuestra Acequia Gorda y los granadinos no podemos consentir ahora que este desmán siga adelante, que nuestra acequia milenaria desaparezca para gusto de coches, motos y políticos desalmados e indolentes. Mientras en otras ciudades se recuperan sus canales y ríos, aquí se embovedan.

Si nuestros representantes no tienen sensibilidad ni intención de proteger los tesoros de nuestro Patrimonio y su entorno, tendremos que ser otra vez más los ciudadanos los que denunciemos esta nueva tropelía.

Los granadinos queremos que se defienda Granada y sus joyas históricas, y estamos hastiados de tanta destrucción de nuestro paisaje urbano, de los arboricidios continuados, de una Granada poco amable… Luchemos pues unidos porque mil años de historia no desaparezcan despiadadamente sepultados.

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