Bielorrusia nos interpela

La solución no es fácil y menos con la actitud de países como Bielorrusia y la propia Rusia

L AS imágenes de familias enteras en la frontera entre Bielorrusia y Polonia en las que destacan ancianos y niños con caras sombrías y sufriendo hambre y frío en sus cuerpos, ocupan las portadas de los medios y nos interpelan a todos los europeos.

Se comenta que detrás de este movimiento migratorio están algunas mafias de tráfico de personas que aprovechan la pésima situación de los países de origen que condiciona a miles de familias para plantearse iniciar una aventura que creen que les llevará a encontrar un futuro de trabajo, bienestar y dignidad.

Bielorrusia nos interpela con un presidente que parece salido de una historia de terror que maltrata a estas personas y nos amenaza con cortar la entrada de gas en territorio europeo en el inicio de un nuevo y frío invierno. El mundo parecería estar perdiendo el norte si es que alguna vez lo ha tenido.

No dejo de pensar, haciendo un enorme esfuerzo, cuáles serán las motivaciones y las sensaciones de las familias que deciden embarcarse en una aventura que puede terminar en tragedia para poder dejar el infierno que viven en sus países. Decidir salir de sus casas y ciudades con abuelos e hijos es algo que, cualquiera que tenga una mínima sensibilidad, sabe que tiene que ser desgarrador.

Muchas son las preguntas que podemos hacernos ante esta situación. Para mi, la primera es si vamos a ser capaces de evitar el sufrimiento de tantas personas que se agolpan en la frontera bielorrusa y polaca impidiendo el hambre, el frío y la muerte. Evitar en definitiva una catástrofe humanitaria es un objetivo esencial.

También me pregunto si somos capaces de imaginar el impacto que en el futuro tendrá este drama en esos niños de hoy que mañana serán adultos que habrán vivido una experiencia traumática a todos los niveles y, en especial, a nivel psicológico.

La solución no es fácil y menos aún con la actitud de países como Bielorrusia o la propia Rusia. Pero como no se solucione este problema, el futuro es claro que será peor para todos. Europa debe estar a la altura.

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