Acaba de manifestar el Banco de España que habría que intervenir el mercado de alquileres con más viviendas en alquiler social para frenar los precios. Esta es una propuesta que merece ser analizada porque es muy probable que exprese una preocupación seria por una situación que está afectando a muchas familias y, en especial, a los más jóvenes de la sociedad.

La pandemia por la Covid-19 está generando una serie de daños en la economía que van a condicionar nuestro bienestar durante los próximos años, aunque con una intensidad aún no bien perfilada; pero es muy probable que tenga un gran impacto en el empleo, en la creación de riqueza en España y en el resto del mundo.

En este escenario, es evidente que los más jóvenes serán un colectivo muy golpeado por la crisis que se nos avecina y es por esto que la capacidad que tenga este país para ofrecer vivienda a precios asequibles será un asunto determinante para la calidad de vida en los próximos años.

Es posible que la generación de una amplía ofertas de viviendas para alquiler social pueda ayudar a moderar los precios de los alquileres haciendo que sean más asequibles a la capacidad de pago de las familias. Pero no es seguro que esto sea así porque algunas de las tensiones alcistas están vinculadas con otras variables.

Las políticas intervencionistas que pretenden modular los efectos negativos del mercado libre no siempre funcionan y especialmente funcionan menos si no forman parte de un paquete más amplio de medidas estructurales que, en el caso de la vivienda, se hacen imprescindibles para que arraiguen bien.

Vamos a tener muchos daños en la economía que habrá que minimizar con políticas con visión amplia para que la Covid-19 no deje una huella de daño económico como la que nos está dejando en número de enfermos y fallecidos, con cifras y situaciones inesperadas al inicio de la enfermedad. Para salir menos golpeados, el acuerdo con los agentes sociales es fundamental. Salir juntos hará más viable minimizar daños.