Sin tren, sin hospitales públicos completos, sin un TSJA completo -no desde ahora, sino ya desde 1989-, la dejadez y la pérdida continua de influencia de Granada en este siglo XXI, frente al continuo empoderamiento de Sevilla y Málaga, claman al cielo y nos avergüenza a muchos…

Hay quien señala que el problema radica en que no ha habido ministros granadinos en los gobiernos de la democracia, para que luchasen por nuestra provincia. Afirmación cuestionable, porque cada presidente del Gobierno elige a sus ministros en función de su confianza o especialización, pero no por cuál sea su provincia natal, siendo su obligación mejorar a toda España por igual. Por el contrario, la realidad nos indica que en las Cortes Generales Granada tiene una representación de 7 diputados y 4 senadores de distintas formaciones políticas que, sin ánimo de generalizar, deberían haber defendido nuestros intereses con más ahínco, aún a costa de enfrentarse a los mandamases de sus partidos.

Por eso, ante la dejadez y el abandono evidentes, que sólo conducen a la pobreza, a la falta de oportunidades y al paro, opino que las manifestaciones consiguen bastante, pero en muchos ámbitos no lo suficiente…, y que lo que se entiende desde el poder central, ya sea sevillano o madrileño, es la necesidad de contar con el voto de fulanito o de perenganito para sacar adelante leyes, presupuestos o cualesquiera otras resoluciones clave.

Así, en estos días en los que el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, se siente el centro del mundo -y muy bien por él, porque su sí a Rajoy en los Presupuestos vale 500 millones de euros para Canarias, lo mismo que ha costado cada voto del PNV, que ha conseguido el super cuponazo vasco-, a los granadinos otro gallo nos cantaría si tuviésemos un Sr. Quevedo local, representante de una Comunidad Autónoma independiente, con presupuestos propios, con parlamento propio y con leyes propias, y para ello derechos históricos no nos faltan… Pero quien primero se opondría a semejante iniciativa sería la todopoderosa Sevilla, que creería mermada su influencia nacional al tener una autonomía más pequeña… Y ante el previsible no es no, quizás a los granadinos nos quedase otra alternativa, fomentar la presencia de un partido regionalista granadino en las instituciones nacionales y autonómicas que, con uno o varios diputados, pudiese ser llave de gobiernos populares o socialistas.

Ya desde 1897 surgió un movimiento regionalista en Granada, e incluso durante la transición la UCD de Granada propuso una bandera para Andalucía Oriental. En la actualidad, existen dos fuerzas regionalistas en Andalucía Oriental: la Plataforma por Andalucía Oriental (PAO) y el Partido Regionalista por Andalucía Oriental (PRAO), que circunscriben sus peticiones de autonomía a las provincias de Granada, Jaén y Almería, excluyendo evidentemente a Málaga.

Y es que si Granada fuera… -con o sin Jaén y Almería- una Comunidad Autónoma, como Murcia, Logroño, Santander, Madrid, Navarra o Asturias, el abandono endémico en el que estamos sumidos sería historia. Si los partidos nacionales no asumen nuestro regionalismo en defensa de nuestros derechos más básicos, quizás sea el momento de que otros lo hagan…

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