La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

Chaves, Ibarretxe, Fraga y ahora Macarena Olona

Durante el último escrache en la Universidad de Granada se ha vuelto a demostrar que el radicalismo no tiene ideología ni es exclusivo de nuestro tiempo. Estos sucesos son idóneos para aflorar toda la estupidez de barra de bar o de Twitter

Ibarretxe, Fraga, Chaves y ahora Macarena Olona

Ibarretxe, Fraga, Chaves y ahora Macarena Olona / G. H.

¿Qué tienen en común? El exlendakari Juan José Ibarretxe, ariete del soberanismo vasco, y Manuel Fraga, que alumbró el tránsito de la derecha española desde el Franquismo hacia la democracia. Manuel Chaves -pero no el de ahora, condenado por los ERE, sino el todopoderoso presidente andaluz de 1999- y Macarena Olona, fruto de la nueva ultraderecha nacional. Se podría decir que convergen en poco o nada, salvo que son historia de la España política de este siglo. Pero hay algo más. Algo que los cuatro han vivido en carne propia. A lo largo de las últimas décadas todos ellos han sido escrachados durante una visita a la Universidad de Granada por jóvenes (y no tanto) radicales opuestos a sus ideas, a su figura o a lo que representaban.

Macarena Olona, la exdiputada de Vox que a estas horas no se sabe muy bien si aún está o no en ese partido, ha sido la última en inscribir su nombre en esta trágica lista. Trágica para la salud de la democracia y para la institución donde estos hechos se producen, porque por mucho que se desmarque, la imagen sale dañada.

Leíamos ayer a Eduardo Jordá, que atribuía lo ocurrido esta semana al deterioro político actual: “En estos tiempos de regresión democrática cada día aparecen más y más fanáticos que quieren prohibir las ideas de otros por la sencilla razón de que esas ideas les parecen abominables. Todo esto debería ser evidente para cualquier persona con dos dedos de frente, pero en estos tiempos ni lo más evidente resulta ya admisible”.

¿Pero de verdad el escrache es exclusivo de estos tiempos? Lo vivido por Olona es similar a lo que se llevó Manuel Chaves en el año 99, entre insultos y lanzamiento de bolas de papel. "Tranquilos, que va en el sueldo", dijo el entonces presidente andaluz a sus escoltas.

Manuel Chaves, insultado cuando iba a una conferencia en Granada Manuel Chaves, insultado cuando iba a una conferencia en Granada

Manuel Chaves, insultado cuando iba a una conferencia en Granada / G. H.

Ibarretxe, en 2003, en pleno desafío para llevar adelante su plan soberanista, no solo fue increpado, sino agredido, y el acto acabó con detenidos e identificados por la Policía. 15 años después, uno de los que insultó al presidente andaluz y repitió con el lendakari -hasta el punto de ser detenido-, ya era presidente del PP de Pinos Puente y se volvió a hacer famoso por el intento de censura a una obra de teatro en su pueblo: “Sufrí una cacería política”, se justificaba en una entrevista. Luego dejó ese partido. 

Ibarretxe tuvo que salir escoltado de la Universidad de Granada en 2003 Ibarretxe tuvo que salir escoltado de la Universidad de Granada en 2003

Ibarretxe tuvo que salir escoltado de la Universidad de Granada en 2003 / G. H.

En 2006 le tocó aguantar el chaparrón a Manuel Fraga, cuya conferencia tuvo que ser interrumpida ante la presencia de los jóvenes “exaltados”, como se les llamó.

Manuel Fraga, contrariado por los insultos en su conferencia en la UGR Manuel Fraga, contrariado por los insultos en su conferencia en la UGR

Manuel Fraga, contrariado por los insultos en su conferencia en la UGR / G. H.

Ahora, en este último episodio de acoso e intento de acallar una voz por parte de una muchedumbre en sede universitaria se ha vuelto a demostrar que el radicalismo no tiene ideología. Son muy expresivas las fotografías de Antonio L. Juárez en las que esos jóvenes encadenados para dificultar la entrada de Olona al Paraninfo de Derecho, se enfrentaban cara a cara con quienes les recriminaban a gritos, levantaban el dedo o empujaban para exigir la “libertad” de Olona.

Altercados en la conferencia de Macarena Olona en Granada Altercados en la conferencia de Macarena Olona en Granada

Altercados en la conferencia de Macarena Olona en Granada / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Cada bando con sus consignas y sus banderas. Y todos encantados de conocerse. Los ahora llamados escraches son idóneos para sacar toda esa estupidez de barra de bar o de Twitter que no acaban de transformar en realidad hasta que el líder político odiado hace acto de presencia. Y si a la lideresa todo eso le sirve para mantenerse en el candelero, ella misma difunde las convocatorias en sus redes y así los fuegos artificiales le valen para cocinarle un plato frío a Abascal y a los suyos de Madrid, como explicaba ayer Carlos Navarro Antolín: “Es una Ayuso sin poder territorial, pero con 400.000 seguidores en las redes y unos haters que la encumbran”. El efecto bumerán del radicalismo.

El papel de la Universidad pública

Y entretanto, la Universidad de Granada sale una vez más en los medios de todo el país tomada por el extremismo y las fuerzas del orden. En la entrevista de Arantxa Asensio a la rectora, Pilar Aranda, ésta censura, como toca, cualquier intento de coartar la libertad de expresión en sus sedes.

Más allá de este episodio puntual, la dirigente hace una interesante reflexión sobre la “competencia” de las instituciones docentes privadas. El potente papel de la UGR en su territorio y fuera de él (referente en la investigación) alejan por ahora el interés del capital privado por implantarse aquí, pero Aranda pide a la Junta que haga una apuesta decidida por la universidad pública en un momento en el que surgen como setas los “chiringuitos”, citando a la rectora.

Sobre la privatización de ciertos servicios reflexionaba Magdalena Trillo esta semana: “La privada siempre gana”, ya sea en la educación, la sanidad, la dependencia o al encender la luz. En Madrid o en Andalucía. “La espiral es diabólica: al mismo tiempo que agrandamos las brechas de la desigualdad, y nos empobrecemos un poco más, hacemos más ricos a los ricos. Donde muchos pierden, unos pocos ganan (más)”.

Arde Granada

De perder mucho, pero mucho, saben los vecinos de Los Guájares y la zona de El Valle, que han visto impotentes cómo el fuego devoraba sin compasión su monte, sus cosechas y su modo de vida. Más de 5.000 hectáreas de monte arrasadas en una semana. La noche del terror, cuando el humo, el calor y las cenizas caían sobre sus cabezas, el horizonte era el infierno y algunas casas eran desalojadas, toda Granada durmió mal y estuvo con ellos.

Los bomberos y el personal del Infoca se convirtieron una vez más en los héroes de nuestro tiempo, pero los afectados echaron de menos más medios. Ahora, una vez controlado, la política interviene con reproches, pero los más conocedores del monte advierten de que los incendios empiezan antes, en la dejadez de los despachos, en la moderna política forestal, en el “ecologismo de salón”.

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