Andábamos enredados con las negociaciones para la investidura y con el infame penalti por el que el Granada CF perdió su partido en Mestalla, cuando aprovechando que la plana mayor de la Diputación viajaba a la World Travel Market de Londres, nos enteramos de que la comisión de honores y distinciones de la institución provincial, acababa de proponer al presidente regional del PP y de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, como Hijo Adoptivo de la provincia de Granada, ni más, ni menos que la más alta distinción que se puede hacer a alguien que no haya nacido en nuestra tierra.

Les confieso que en estos tiempos de fake news mi primera reacción fue la de pensar que se trataba de una burda intoxicación. No pasaba por mi cabeza imaginar que nadie con dos dedos de frente pudiera plantearse en serio semejante esperpento, pero la realidad fue tozuda y me demostró, vía nota oficial, que el despropósito era real.

Créanme si les digo que la noticia me produce una profunda tristeza, porque una vez más, Granada volverá a hacer el ridículo, por obra y gracia de una lealtad política mal entendida, al tiempo que devalúa una distinción con la que esta provincia ha honrado al premio Nobel de Literatura José Saramago; al ex secretario general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza o al cantante Leonard Cohen, entre otros, figuras de primera línea mundial, entre las que ahora se nos cuela alguien que no tiene más trayectoria que la de ser el jefe político de quien lo propone.

En sus cinco años como presidente, Juanma acredita hacia Granada un currículum incompatible con cualquier distinción, que se resume en la eliminación o traslado a Sevilla de su gestión de Cetursa, Escuela Andaluza de Salud Pública, Centro de Enfermedades de Transmisión Sexual, Parque de las Ciencias, Centro de Documentación Musical de Andalucía o Legado Andalusí...

Pero tan impresentable como la propuesta es la aceptación de la misma. Que nadie en San Telmo haya tenido el pudor de rechazar tan inmerecido honor, demuestra que el cesarismo de Juanma, que ya quedó acreditado en su napoleónica toma de posesión, solo ha hecho que ir a más.

En la genial película Atraco a las tres de José María Forqué, el gran José Luis López Vázquez inmortalizó aquella frase dirigida a Katia Loritz: “Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”; pues el presidente de la Diputación y del PP de Granada ha superado el servilismo del genial actor, con la diferencia de que además lo hace en nombre de todos los granadinos.

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