Oficios vacíos

Se habla de la España vacía. En ella quedan los últimos representantes de oficios artesanos en extinción

En alguna ocasión hice referencia a que esta columna se denomina 'Cajón de sastre' en recuerdo al oficio de mi padre, un sastre de los tradicionales, con metro al cuello, jaboncillo de talco para marcar las costuras y grandes tijeras con las que cortar telas y patrones. Dado que de joven yo no mostraba interés alguno por el oficio y él nunca me lo llegó a mostrar, sin duda porque sus esperanzas eran que yo estudiará y mejorará en la vida, en la idea común en nuestros padres sobre que los estudios nos llevarían a progresar. Así, aquí me tienen escribiendo en papel, más bien ya en teclado, contándoles historias, pero sin saber coser un botón, arreglar un bolsillo roto o remendar un bajo de un pantalón algo rozado.

Probablemente el deseo de mi padre fuera compartido por muchos progenitores que veían, en darles estudios a sus hijos, una forma de mejorar y evitar las penalidades de las generaciones que en la posguerra civil pasaron hambre, sufrieron miedo y represalias en los oscuros años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Sus hijos, yo mismo, crecidos en los sesenta y setenta del desarrollismo al final de la dictadura franquista, pudieron estudiar y en muchos casos hacer cumplir el sueño de nuestros padres. Aunque mi padre nunca ha podido leer este Cajón, seguro hubiera disfrutado diciendo que su hijo escribía en el diario, ese diario que cada día compraba o yo llevaba a casa.

Y les hago llegar éstas personales cuitas inspirado por el diálogo mantenido con una modista, versión femenina del oficio, a cuyo taller de arreglos llevé una compostura o arreglo en un pantalón, y me confesó que ya pocas personas saben coser y manejar lo básico en la sastrería de hombre o mujer. Y como en ese oficio, básicamente manual, se encuentran otros muchos oficios. Quedan escasos sastres y puede que en breve no encontremos personas que manejen con acierto el hilo, la aguja, el dedal y las tijeras. Los tutoriales de YouTube no sirven para sustituir a un artesano con oficio. Se perderán artesanos de relojería, en muchos comercios no saben ni cambiar una pila de reloj, o no tendremos ni al zapatero, mal llamado remendón. Se habla mucho de la España vacía. En ella quedan los últimos representantes de oficios artesanos en extinción sin posibilidad de renovar por nuevas generaciones. Habrá que reflexionar sobre esos muchos oficios manuales que se están quedando vacíos en un país donde lo de progresar por tener estudios parece ya una quimera. Vale.

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