Decía Tierno Galván, que se caracterizaba por ser un hombre inteligentemente cínico, que las promesas electorales están para no ser cumplidas. Sus palabras vienen a cuento porque desde hace unos días se advierte en las filas de Ciudadanos una especie de marcha atrás en aquello que dijo Rivera respecto a que en ningún caso pactaría con el PSOE ni con Pedro Sánchez.

Las dudas no solo son producto de la rumorología, sino que algunos dirigentes de ese partido, en privado, explican que el panorama ha cambiado mucho desde que Sánchez convocó elecciones, el PP pierde peso a medida que avanza la precampaña y, sobre todo, que el lenguaje cada vez más ultraderechista de Vox les lleva a pensar que el acuerdo de gobierno del llamado tripartito puede suponer el principio del fin de Ciudadanos. De hecho, ya le hace mella. Desde PSOE y Podemos lanzan dardos envenenados a Ciudadanos cada vez que alguien de Vox saca los pies del plato. La conclusión es que va a tener razón Tierno Galván. Lo que dicen al oído personas muy cercanas a Rivera, al líder de Ciudadanos hoy le tienta más el PSOE que el PP, a no ser que los populares dieran un salto considerable y no hiciera falta contar con Vox. Pero no van por ahí las encuestas.

Sin embargo, los mismos que lanzan mensajitos en ese sentido, añaden que todo está completamente abierto, pendiente, una vez más, de las matemáticas. Y seguirá abierto hasta que se conozcan los resultados de las elecciones del 26 de mayo. Porque además de ver qué suma con qué -matemáticas- habrá que analizar qué pasa en ayuntamientos y gobiernos autonómicos. Se podrían intercambiar apoyos con PP o con PSOE para que consigan gobiernos municipales y autonómicos, a cambio de que PP y PSOE apoyen a Ciudadanos para que se haga con alcaldías y gobiernos regionales. Y esas negociaciones incluirían las del Gobierno central.

Estas elecciones son distintas a las del 16: ahora Ciudadanos quiere gobernar, mientras que antes solo apoyaba, sin asumir responsabilidades de ningún tipo. Explicaba Rivera que Ciudadanos era un partido nuevo que necesitaba adquirir experiencia previa, pero la sensación que tenía todo el mundo era que prefería alejar a los suyos de tentaciones peligrosas: la corrupción solo se da cuando hay que administrar dineros y hacer adjudicaciones. Sin responsabilidades de gestión, todo el mundo está libre de polvo y paja.

Si las gargantas profundas de Ciudadanos no engañan, aquello de que jamás pactarán con el PSOE hay que tomarlo a título de inventario. Se decidirá en su día.

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