Quítenos las mascarillas, señor ministro

España es el único país de su entorno en el que esta medida sigue en vigor

Después de anunciar a bombo y platillo en varios medios de difusión la tan deseada retirada de las mascarillas en los centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias, nuestro flamante y recién estrenado ministro de Sanidad nos comunicó el pasado martes que se retrasará la entrada en vigor de la anulación de esta norma de obligado cumplimiento. El Gobierno justificó dicho retraso por considerar que la medida no puede adoptarse de forma aislada, sino que debe integrarse en una estrategia general que forme parte de un decreto de crisis sanitaria y que requerirá, por tanto, los correspondientes trámites administrativos. Los que día a día trabajamos en un hospital o una consulta, permaneciendo con mascarillas, entre 7 y 14 horas, según el turno que cada uno realice, pensamos si realmente es necesario realizar esa serie de complejos trámites administrativos para retirar una medida que ya tiene el unánime apoyo de las comunidades autónomas y el aval de los expertos en salud pública y que, hoy por hoy, no tiene razón de ser, dada la situación epidemiológica actual. No obstante, España es el único país de su entorno en el que esta medida sigue en vigor. Incluso pensamos que la medida llega tarde. Véase lo absurdo de la situación, no se precisa mascarilla para ir a cualquier tienda o comercio, para asistir a un concierto multitudinario, ni siquiera para viajar en metro, y sí para entrar en una farmacia o un centro de salud. Por otra parte, parece razonable que en las zonas donde se encuentren pacientes críticos o inmunodeprimidos y en los quirófanos se mantenga de forma obligatoria esta medida, pero en el resto de los lugares del ámbito sanitario no tiene ningún sentido. Tengamos en cuenta que además del aval de los expertos hay evidencia científica al respecto. Un reciente artículo de la prestigiosa revista de Medicina Annals of Internal Medicine de Erica S, Shenoy y colaboradores concluye: “El uso universal de la mascarilla en el cuidado de la salud es una política cuyo tiempo llegó y se fue…por ahora”. Por todo ello, pedimos, seriedad, y teniendo en cuenta la cantidad de decisiones tomadas por este gobierno en los fructíferos consejos de ministros celebrados durante toda la legislatura, retrasar esta medida, a la mayor parte de los trabajadores sanitarios, nos parece poco razonable, además de una absoluta ‘falta de respeto’ a nosotros que hemos dado tanto en esta crisis sanitaria.

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