Queda una semana para la celebración de las elecciones del 28 de abril y los partidos políticos afrontan la recta final de la campaña electoral. Hasta ahora, esta ha sido una campaña totalmente diferente a las que hemos vivido en la etapa democrática.

Una de las cuestiones que más llaman la atención es la relativa a la puesta en circulación de los programas electorales que en general se han dado a conocer con cuentagotas y sin tener demasiado impacto.

La celebración o no del debate televisivo y su eventual formato se ha convertido en el tema estrella del debate electoral, en una situación en la que creo que algunos medios de comunicación han generado intencionadamente que este sea el asunto de debate.

Finalmente habrá dos debates. Se acabó así el debate artificial sobre el debate. Esta semana que resta hasta el 28 de abril es decisiva para el resultado electoral porque hay un porcentaje relevante de personas que seguramente decidirán qué hacer con su voto en función de lo que les aporte la campaña restante. Si votarán, y a quién, o si no votarán, dependerá de lo que pase estos días.

Los líderes de las empresas de demoscopia apuntan que el hecho de que haya muchas personas indecisas que deciden su voto en la última semana, e incluso el mismo día de las elecciones, es un fenómeno cada vez más frecuente. Por eso, la campaña electoral es cada vez más determinante.

En esta situación, lo importante sería que el voto tuviera en cuenta las propuestas concretas sobre todo en las cuestiones en las que sabemos que se hacen necesarias reformas de calado para superar dificultades que están detectadas desde hace tiempo. Por ejemplo, la sostenibilidad de las pensiones, el acceso al empleo o a la vivienda por los jóvenes, la reforma del sistema educativo para adaptarse a los cambios tecnológicos o el encaje de Cataluña en España, entre otras.

Algunos querían que la semana restante hubiera sido decisiva, más que por esos asuntos, por el asunto del debate. ¿Es eso importante? Sí que lo es. Pero importante de verdad es decidir qué Gobierno lidera y asume las decisiones sobre los asuntos señalados. Y también, sobre los no señalados.