Los padres de los niños afectados por el omeprazol mal etiquetado están perplejos. Pese al revuelo mediático y el tiempo que los informativos a nivel nacional han dedicado al tema, los menores tendrán que esperar meses para poder ser vistos por un cardiólogo. Eso o, como una de las madres, tener un seguro privado y poder hacerle todas las preguntas que se le acumulan porque uno de los efectos del crecepelo que tomaron es que produce un efecto vasodilatador. En casos como este, y pese a que está claro que están recibiendo la atención pediátrica adecuada, sería conveniente allanar el tortuoso camino de las consultas a los especialistas para unos padres desesperados. Mientras, la madre con seguro privado tendrá que informar de su visita al cardiólogo al resto de padres afectados por el grupo de WhatsApp que han tenido que crear. Está meridianamente claro que, tras un error tan garrafal, y después de ver cómo a sus pequeños les crecía el vello de una manera desmesurada, lo que estos padres necesitan es, al menos, un poco de comprensión.

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