Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

En otra dimensión

Debemos sentar ya las bases de un pacto territorial para dirigirnos hacia una dimensión autonómica propia

Pues sí, Granada está en una dimensión diferente, como ha dicho el consejero Aguirre, pero no en la que él imagina, bondadosa en cuanto al Covid respecto a "Lérida o Galicia", sino en otra muy diferente… y no precisamente buena.

Porque no sólo a día de hoy está a la cabeza en rebrotes por coronavirus -lo que puede llevarnos a un nuevo confinamiento y otro parón económico-, sino en otros muchos aspectos negativos que afectan de forma muy perjudicial a Granada y a los granadinos. A la cabeza en ausencia de inversiones, de infraestructuras del siglo XXI, de emprendimiento, de impulso desde la Junta sevillana, en definitiva, a la cabeza en postergación y en abandono por parte de las instituciones y los políticos que la gobiernan.

Y sí que es otra dimensión, pero la dimensión de la desatención y el desamparo, una dimensión oscura en la que llevamos 40 años y de la que ya es hora de salir y de trasportarnos a una nueva que aporte prosperidad a nuestro territorio.

Y esa dimensión es la dimensión autonómica propia, que es la única que puede aportarnos todo lo que no nos ha dado la sevillana Junta, y que sí que han conseguido Murcia, Cantabria o Navarra, a las que se escucha con voz propia en todos los foros más importantes de la política nacional.

La dimensión autonómica granadina es ya apremiante e inaplazable, más aún en las desdichadas circunstancias en las que nos encontramos por esta terrible pandemia. Una dimensión a la que Granada debe acceder por la vía constitucionalmente establecida, y a la que tiene derecho no sólo para reivindicar su secular pasado autónomo, sino también para reivindicar nuestro derecho presente y futuro a gestionar nuestros propios intereses, ya que los que hasta ahora lo han hecho no han aportado nada al progreso de nuestra tierra.

Y Granada, a pesar de la triste coyuntura que vivimos, ahora más que nunca necesita alzar su voz autónoma, para que no queden en la nada sus reivindicaciones, sus legítimas exigencias, más urgentes todavía en estos momentos.

En la actual dimensión en la que está Granada, el gobierno hispalense no nos traerá el progreso que hasta ahora nos ha negado -sólo se gastará los ahorros de la Alhambra-, cuando necesitamos un plan de gran calado para afrontar con seriedad los problemas estructurales de nuestro territorio, agravados enormemente por la crisis sanitaria.

Los granadinos debemos sentar ya las bases de un pacto territorial para dirigirnos hacia una dimensión autonómica propia, en la que nos correspondía estar desde 1978.

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