El fin del mundo

A Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a Carmen Calvo o a María Jesús Montero el pueblo les importa poco

La poesía y la filosofía no casan bien en la política. De los políticos, esperamos claridad de ideas, estrategias políticas beneficiosas para nuestro desarrollo común, certezas, sinceridad, honradez, lealtad... La que nos faltaba ahora para incrementar nuestro conocimiento sobre nuestros dirigentes es la contundente teoría que ayer lanzó, en comisión parlamentaria, el desaparecido ministro de Universidades. Dijo Manuel Castells con rotundidad y vehemencia: "El mundo está en peligro. Este mundo que hemos vivido se acaba". Y añadió golpeando su dedo corazón contra la mesa: "Otro mundo está haciéndose y renaciendo". No voy a discutir los argumentos desde la visión filosófica pero sí que un pensador ponga esta filosofía en el discurso político porque, entonces, entra dentro de la estrategia podemita. Al Rey se le prohíbe ir al acto solemne de entrega de despacho de los jueces. La revuelta de la institución ha sido contundente. Quien le prohibió ir a la tradicional cita se ha otorgado un poder anticonstitucional. Como los razonamientos no se han dado a conocer se interpreta otro dedazo autoritario por parte de gobierno de la nación. Los Presupuestos nacionales, que no tienen pinta de ser aprobados ni el próximo mes de enero, se negocian con quienes no han pedido perdón por los crímenes de la banda terrorista ETA y por quienes llevan tres años encarcelados por sedición. Se priorizan las negociaciones con estos que ya están cambiando España hacia una "republiqueta" como dice Felipe González y, en contra de una sociedad en la que se está inoculando una nueva ideología de base para la próxima década. La gestión de la pandemia, según la UE, de España es la peor de Europa. Se abrieron las puertas y dejaron sin control a las comunidades autónomas. Madrid pidió ayuda, y no se le dio. Ahora se usa la critica situación como un argumento político. La segunda oleada, advierten, va a ser peor que la primera. Así que se anuncia el fin de mundo que hemos conocido y que tendremos que esperar a ver cuál es el modelo de mundo que ya se está diseñando. Son muchos los avisos que se están haciendo para bajar la tensión y la locura de quienes ya han gestado una comunidad política mentirosa y que veta al Rey, que en ese acto con los jueces, es el representante de los españoles. Él no va como Borbón, acude como nuestro representante. Pero a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a Carmen Calvo o María Jesús Montero el pueblo les importa poco. Toman decisiones vitales como rotunda normalidad bajo el espanto de quienes seguimos defendiendo que no queremos que diseñen el fin del mundo.

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