La nueva pobreza

Los programas electorales del 10-N deben centrar, entre sus prioridades, la atención sobre esta problemática

Pudimos leer el pasado jueves en las páginas de Granada Hoy la información relativa a lo que me atrevo a denominar "la nueva cara de la pobreza" ya que se nos informaba de una realidad que se caracteriza por un nuevo perfil de la pobreza: familias sin vacaciones y sin dinero para imprevistos.

Es algo sobre lo que hace ya unos años escribí aquí en una columna titulada en aquella ocasión así: "Ni trabajando se llega a fin de mes". Ahora se trata de información extraída del Octavo Informe sobre el Estado de la Pobreza en Andalucía que, con datos actuales, pone en el tapete una realidad sobre la que conviene reflexionar y actuar, más aún en estos momentos en los que las próximas elecciones generales deberían aportar respuestas en este campo.

Cuando es habitual que haya familias que viven al límite incluso en el caso de que varios de sus miembros tengan trabajo, se deben encender las luces rojas porque esa situación es caldo de cultivo para el malestar y el descrédito en relación a los asuntos habituales de las políticas públicas. Sobre todo porque se está apreciando en estos estudios un fenómeno de cronificación de la pobreza desde la infancia, pasando por la adolescencia y los primeros años de la juventud en un entorno de fracaso escolar o de precariedad laboral, que condena a la desigualdad con un rostro aparentemente más suave respecto a la imagen clásica que tenemos de la pobreza.

Este asunto es de gran importancia en estos tiempos en los que, además, las nuevas tecnologías ponen en riesgo muchas de las profesiones actuales y en los que se requiere un enorme esfuerzo de actualización de la capacitación de muchos trabajadores para asegurar mejoras en la productividad y competitividad al tiempo que oportunidades de futuro para dichos trabajadores.

Desde esta perspectiva, es deseable que los debates electorales y los programas de gobierno que se someten a escrutinio de la ciudadanía para las elecciones del 10 de noviembre centren la atención sobre esta problemática entre sus prioridades. La nueva pobreza y las desigualdades sociales son asuntos prioritarios por justicia social y, además, porque eliminarlas ayuda a conseguir una sociedad con bases sólidas para la convivencia y el bienestar.

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