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Medio ambiente

Greenpeace muestra el interior de la macrogranja de Castilléjar, al Norte de Granada

  • La organización se cuela en la explotación porcina que "más metano y amoniaco emite" de toda España y denuncia sus condiciones

Uno de los activistas de Greenpeace protesta en el interior de la macrogranja de Castilléjar.

Uno de los activistas de Greenpeace protesta en el interior de la macrogranja de Castilléjar. / Pedro Armestre (Greenpeace)

La polémica por la existencia de macrogranjas en el Norte de la provincia de Granada no cesa. Y más ahora que la organización ecologista Greenpeace ha logrado acceder a la explotación de Castilléjar, una de las mayores del país y la que más metano y amoniaco emite de España, según la ONG. En un reportaje publicado ayer en su página web, los ecologistas denuncian una situación de "abandono y suciedad" hacia los animales a los que acompañan fuertes imágenes de "animales muertos". La visita se enmarca en la campaña de la organización para denunciar el "elevado impacto ambiental y social de la ganadería industrial", un modelo que contribuye a "la crisis climática actual, a la pérdida de biodiversidad y al desmesurado consumo y contaminación del agua".

Greenpeace, en su reportaje, se refiere a la explotación Cefusa, que pertenece al Grupo Fuertes, una matriz de El Pozo, la cual produce la "friolera", en su palabras, de 651.000 lechones al año, y que según los ecologistas provoca la mayor emisión de España de gas metano, uno de los más contaminantes, y de amoniaco.

En su inspección de la instalación, a la que los ecologistas tuvieron que acceder protegidos por EPIS, se encontraron con "una enorme nave dedicada a la producción y cría de lechones", en la que documentaron "escenas de "madres recién paridas, o incluso pariendo en ese momento, sin ningún tipo de asistencia y con numerosos lechones muertos en minúsculas jaulas llenas de heces, además de roedores por doquier y mucha suciedad", según el informe publicado en el portal web de Greenpeace. "Todo esto contrasta con la imagen que ofrece la empresa en sus comunicaciones en las que los animales viven en un ambiente totalmente diferente", cuenta la organización.

Uno de los paritorios de la instalación. Uno de los paritorios de la instalación.

Uno de los paritorios de la instalación. / Pedro Armestre (Photographerssports)

Greenpeace explica que, según los del Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, la macrogranja de Castilléjar emitió en el año 2019 590.000 kilos de metano al medio ambiente. "Este dato podría ser muy superior dado que, como también señala Naciones Unidas, el conocimiento y monitoreo de las emisiones son incompletos y esto propicia que se subestimen los datos reales de emisión", matiza la organización.

Además, añaden que en abril de este año uno de los grupos que participa en el proyecto Red de Vigilancia de la Contaminación del Agua por Nitratos, la Plataforma Salvemos Castilléjar, recogió treinta muestras de agua en las cercanías de la macrogranja en las que detectaron una media de contaminación por nitratos de 31,4 mg/l, y cuatro dieron valores superiores a 50 mg/l (el máximo legal permitido para agua potable), "tres de ellas de agua superficial (una de una fuente) con el peligro que supone para la población que la consuma, y una en un pozo".

Ratas dentro de la instalación, en imágenes de Greenpeace Ratas dentro de la instalación, en imágenes de Greenpeace

Ratas dentro de la instalación, en imágenes de Greenpeace / Pedro Armestre (Greenpeace)

"Lo que Greenpeace ha encontrado en la macrogranja del poderoso Grupo Fuertes, el principal productor cárnico de España, conocido por su famosa marca El Pozo, es vergonzoso. Sí esto ocurre aquí, no queremos ni imaginar cómo pueden estar muchas otras instalaciones de este tipo en el resto de España", declaró Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace en el reportaje.

Por todo ello han exigido a la Junta de Andalucía a que "realice una inspección inmediata y completa de las instalaciones de Cefusa en Castilléjar", para luego poner en marcha una "moratoria a la ganadería industrial" para que no haya nuevos proyectos de macrogranjas ni que se amplíen las que ya hay. Además, animan al sector cárnico a "no ocultar a las personas que consumen sus productos la realidad que hay detrás de ellos, ni vender imágenes que no corresponden con su realidad productiva", por lo que piden "mayor transparencia e información" y que se abandone este modelo de "producción industrial".

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