Agricultura

El 'veranilllo' de enero y la sequía adelantan un mes la campaña del espárrago y la almendra en Granada

El 'veranilllo' de enero y la sequía adelantan un mes la campaña del espárrago y la almendra en Granada

El 'veranilllo' de enero y la sequía adelantan un mes la campaña del espárrago y la almendra en Granada

Cielos despejados, ausencia de precipitación, y masas de aire cálido procedentes del sur. Un pronóstico del tiempo que se repite una y otra vez en Granada y en toda España, y que no es más que la punta del iceberg de un cambio climático que aún no ha mostrado sus peores consecuencias. Pero algunas ya se dejan notar, y aunque parezcan pequeñas, para quienes lo sufren no lo son. Detrás de un paisaje primaveral de árboles llenos de flores y campos verdes se esconde la realidad de una agricultura a la que le falta el agua y que ve cómo sus cosechas se adelantan en el tiempo, con los efectos perniciosos que conllevan. Son los casos de los cultivos de almendro y espárrago en la provincia de Granada, cuya recolección ha comenzado un mes antes de lo previsto; y de la aceituna, que a punto de concluir su campaña va a dejar la producción de aceite por debajo de la mitad de un año habitual por segundo curso consecutivo.

Preocupa en especial el adelanto en las fechas de la recolección del almendro pero sobre todo del espárrago, cuya producción en la provincia de Granada supone el 60% de todo el país. Ya el año pasado se redujo en el 26% la cantidad de fruto recogido con respecto al año anterior y en este las perspectivas no mejoran, según fuentes agrarias. De hecho, las estimaciones son que se reduzca en dos tercios lo que se recolecta en una campaña habitual sin sequía ni grandes heladas. La campaña de recogida del espárrago suele comenzar a primeros de marzo pero ya se apunta a que la próxima semana habrá agricultores que empiecen a recolectar esta hortaliza por culpa de una maduración temprana a causa de las altas temperaturas de las últimas semanas. Mismo problema con el almendro, cuya floración empieza a finales de febrero pero que en zonas como Padul y Otura ya presentan un aspecto primaveral. En este caso, la floración genera el germen de la semilla que madura durante la primavera y el verano, cuando empieza su recolección poco antes del otoño.

Espárrago

El problema es el frío, las heladas o los temporales. En el caso del espárrago, sobre todo los dos primeros. "Si hay algún tipo de helada o de escarcha, automáticamente va a arrasar con parte de esta floración y eso va a evidenciar que no haya cosecha, o que la cosecha sea mínima", explica Nicolás Chica, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores de Granada (UPA) a este diario, y quien recuerda que la amenaza de heladas puede extenderse incluso a finales de marzo. Por ello "hay mucha preocupación y escepticismo", sentencia. A esto se une la sequía, algo que "pone en tela de juicio los cultivos de regadío y por supuesto el secano. Cuando esté mediada la campaña se necesitan riegos de apoyo y evidentemente no los va a haber", cuenta Chica.

A pie de arriate, Rafael Sánchez Mesa, productor de espárrago en el Cortijo Daimuz Bajo de Láchar y uno de los más de cien socios de la cooperativa Agroláchar, una de las más importantes de la provincia. El frío y las heladas son las que más preocupan. "Si el tiempo sigue bien y no hiela, la producción es la misma y coges el mismo dinero", explica el agricultor que sin embargo explica que no compensa tampoco ya que a mayor tiempo de campaña, más tiempo tiene a su cargo a los trabajadores y se incrementa el gasto en personal.

Además, las heladas queman por completo el espárrago y "no sirve para nada". "Basta con una noche que haga dos o tres grados bajo cero que te olvidas catorce o quince días de cortar espárragos", explica Sánchez Mesa, que además advierte de que baja la calidad del producto, ya que "se pone amarillento y no tiene un verde claro". "La preocupación en el sector es unánime", sentencia.

Por todo ello la cosecha se espera peor que la del curso pasado. El agua que ha caído es insuficiente para el cultivo de secano y mucho menos para el regadío porque esta no ha calado lo suficiente para que llegue a la raíz de la planta. De esta forma, explica el agricultor, cuando una hectárea plantada de espárrago produce entre 5.000 y 6.000 kilos de producto, en las actuales condiciones baja hasta los 2.000 "o incluso menos".

Almendra

También preocupa en las asociaciones agrarias la floración temprana del almendro, sobre todo de las variedades más tempranas. Tienen flores desde la semana pasada cuando lo habitual es que empiecen a salir a finales de febrero, aunque en los últimos años lo hacía a partir de mediados de este mes. El problema aquí es el mismo que con el espárrago o incluso peor, ya que en este caso el fruto aún no está madurado. En este caso basta con un fuerte temporal de lluvia o viento para desarmar la flor y que esta se caiga del árbol para arruinar la producción.

Aun así, "es totalmente imposible" prever posibles pérdidas tanto en el almendro como en el espárrago "porque no sabemos las temperaturas que van a hacer, pero es un riesgo que entendemos que puede ocurrir porque quedan días y quedan semanas en los que puede hacer bastante frío. Lo que es cierto es que las temperaturas actuales son anormales", indica Nicolás Chica. A esto se suma que "la tierra no goza de esa humedad y difícilmente van a poder salir. Y eso se traslada al resto de los cultivos. A todos los que son leñosos, sobre todo", como es el caso del almendro.

"Cuando llegue a la floración tendrá dificultad para ello. En el de regadío arrancará pero cuando haya que dar riegos de apoyo tendrá dificultades. Los pantanos están bajo mínimos. Pensábamos que iba a ser una situación solo del año pasado pero vamos en la misma línea. No ha llovido, no llueve, y no hay garantías de que podamos sacar los frutos al final de campaña", insiste Nicolás Chica.

Aceite

La campaña que está a punto de finalizar es la de la recogida de la aceituna, donde los primeros datos de la cosecha confirman un segundo mal año consecutivo para el sector. Se estima que la producción ha estado al mismo nivel o por debajo del año pasado, es decir, aproximadamente un 50% menos que lo que se considera un año bueno, y que hasta 2022 era así en el quinquenio previo. Además, la meteorología ha jugado su papel negativo con una campaña que se ha acortado con la evidente merma de la cosecha. A 31 de diciembre se habían contabilizado en Granada 32.000 toneladas, por lo que la cosecha final rondará entre las 50.000 y las 56.000 toneladas de aceite, según UPA.

"Estamos muy preocupados. Quedan pocas explotaciones en la provincia por finalizar esa recolección, unido a que apenas ha llovido, salvo esa semanilla de enero que ha parado la recolección, todos los días se ha podido ir al campo. Si no llueve, es muy complicado. Tampoco va a haber producción el año que viene", relata Chica.

Según los datos iniciales del dirigente agrario, una campaña de aceite normal en Granada suele estar entre 112.000 y 120.000 toneladas y el año pasado se cerró en 56.000 aproximadamente. "Este año estamos en la misma medida. Si comparamos con cinco años está en un 50% menos". Hay que tener en cuenta que de un kilo de aceituna se obtiene un rendimiento de un 20%, es decir, se necesitan 5 kilos de aceituna para obtener uno de aceite. Estos porcentajes cambian en los años de lluvia. El fruto es más grande y se puede obtener más aceite, por lo que los rendimientos mejoran.

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