Atención Primaria

El 30% de los pediatras de AP superan el cupo de 1.000 pacientes

  • Profesionales piden reducir la presión asistencial, que se dispara en Madrid, Cataluña o Baleares

  • El objetivo es limitar la demanda actual de hasta 35 a unos 25 o 28 consultas por turno

Protavoces de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria durante la presentación del mapeo,

Protavoces de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria durante la presentación del mapeo, / M.G.

El pasado año un total de 11 comunidades autónomas llegaron a acuerdos con los sindicatos para mejorar la situación de la Pediatría de Atención Primaria. Entre otros compromisos, se acordó reducir las habituales agendas de entre 30 a 35 pacientes, por una agenda de entre 25 a 28 pacientes por turno. Ahora, con motivo de la celebración del 20 Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), se han revisado los datos y se ha podido observar que apenas ha habido avances a este respecto.

El problema, según señala Pedro Gorrotxategui, vicepresidente de la AEPap, es que no se han reducido los cupos de pacientes. Y si hay que ver la misma cantidad de pacientes, es imposible reducir el número de citas por día. Para analizar esta cuestión, la AEPap ha presentado un nuevo mapa presentando cuál es la realidad de cada autonomía. En concreto, analizando cuantas cumplen con el criterio de menos de 1000 pacientes por pediatra, ya que lo establecido es desdoblar el cupo si este alcanza los 1.100 pacientes. En el caso concreto de Andalucía, un 30 por ciento de los pediatras de Atención Primaria superan el cupo de los 1.000 pacientes, con 342 pediatras en superar esa cifra, e incluso 7 con un cupo superior a los 1.500 (siendo la cuarta cifra más alta de todo el país). No obstante, peor es la situación de otras comunidades como Madrid, Cataluña y Baleares, que superan el 50 por ciento de los pediatras con más 1.000 pacientes. Aunque no hay que perder de vista que comunidades como Valencia, Canarias o Asturias no llegan al 10 por ciento de médicos con un cupo superior a los 1.000 pacientes.

Este exceso de pacientes tiene una traducción en la salud de los niños y adolescentes. Por ejemplo, en problemas tan acuciantes como las resistencias antimicrobianas. En palabras de Teresa Cenarro, también vicepresidenta de la AEPap, “está comprobado que cuando se tiene menos tiempo para ver a un paciente o darle una segunda cita se mandan más antibióticos por precaución, que cuando se tiene más tiempo para hacer un seguimiento”.

De hecho, las resistencias antibióticas son uno de los temas clave de este congreso, ya que los pediatras reclaman contar con más pruebas rápidas que permitan discernir qué infecciones precisan antibiótico o no. Asimismo, otros temas que preocupan sobre la salud de los menores son el aumento de la obesidad y el empeoramiento de sus hábitos saludables, también relacionado con la carestía de la cesta de la compra; los problemas en el retraso de lenguaje, especialmente provocados por el exceso de tiempo en pantallas en los primeros años de vida; los problemas de salud relacionados con el cambio climático, empezando con el impacto de las olas de calor en los niños; el acceso a la pornografía en menores, que sigue sin una regulación concreta; el aumento de la incidencia de patología infecciosa o cuáles son las claves y los falsos mitos en torno al uso de la vitamina D.

Por otro lado, los pediatras no olvidan recordar el problema de los niños sin pediatra asignado, que según las últimas cifras disponibles del pasado 2023, ascendían a medio millón. Una situación que no mejora a causa de las jubilaciones y la falta de interés de las nuevas generaciones por esta especialidad, precisamente por el exceso en las agendas que impide otras actividades como la docencia y la investigación.

Así, Concepción Sánchez, presidenta de la AEPap recordaba que existe evidencia que la falta de seguimiento por parte de Pediatría se traduce en más ingresos hospitalarios por infecciones, diagnósticos oncológicos más tardíos, o peor control de la obesidad infantil.

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