Un epitafio recuerda de alguien que "dio sombra y refugio a los habitantes de Granada durante casi un siglo. Es justo que sea recordado". No llegó a cumplir 100 años, pero durante sus 94 primaveras cuidó de sus vecinos como solo saben hacer los de su especie, dando vida, aire, sombra, frescor y, además, belleza. 

En el Paseo del Salón de Granada, unas decenas de metros antes de llegar a Las Titas desde el Puente Blanco hay una insignia colocada en honor de uno de sus vecinos con mayor solera, un testigo silencioso de muchas vidas. Un cedro del Himalaya.

El mismo paseo señorial que vive entre un río y palacetes exquisitos también está acostumbrado a ser corazón latiente de Granada. A diario discurren por ahí cientos de personas de camino al trabajo o que, simplemente, pasean admirando su naturaleza brutalista que sorprende en una ciudad con escaso verdor en su centro. Muchos de ellos se paran en esta 'lápida' y entienden que su ciudad (a veces, menos de las que debería) muestra respeto hacia sus ejemplares verdes.

Tras sus más de 9 décadas de vida, el Cedro del Himalaya enfermó y, finalmente, tuvo que ser talado porque no hubo opciones de curarlo. Era un tributo merecido, explicó la entonces concejala de Mantenimiento, Eva Martín. Cabe recordar que la colocación del recordatorio al vecino ilustre sucedió en 2021, una época convulsa en Granada en relación a las talas de árboles en la que muy a menudo podían leerse protestas tanto ciudadanas como políticas al respecto. 

Esta especie (Cedrus deodara, para los amantes de la botánica) es, informa el rótulo, nativa del oeste del Himalaya, donde vive a 1.500-3.200 metros de altitud y puede llegar a alcanzar los 40-50 metros de altura, con un tronco de 3 metros de diámetro. Pero nuestro Cedro tan solo llegó a tener un cuerpo de 16 metros, que no está nada mal ,y "llevaba al menos dos décadas presentando síntomas de decaimiento". Fue en 2017 cuando comenzó un proceso acelerado de regresión, con pérdidas de brotación y vitalidad, cada vez más acentuadas.

La explicación sostiene que "a pesar de los diferentes tratamientos llevados a cabo para intentar su recuperación por parte del Departamento de Jardines del Ayuntamiento de Granada, finalmente en marzo de 2020 dejó de tener hojas verdes" y, al final, "se procedió a su tala con fecha 24 de septiembre de 2020".

De alguna manera, como dato para los románticos, este vecino no ha abandonado su bosque: sigue unido al resto del jardín por una red de raíces entrelazadas que componen esta pequeña arboleda subterránea. 

DEP, Cedro del Himalaya, es justo que sea recordado.

Los anillos: registro escrito de su vida 

Mirando el corte transversal de sus anillos, se pueden apreciar sucesos curiosos, como registro escrito de todos sus años de vida:

En sus primeros 20-30 años el crecimiento del ejemplar fue espectacular. Incluso llegando a incrementos anuales de más de 1 cm. cosa extraordinaria para su especie.Por el contrario, también se observa ese decaimiento que lleva sufriendo estas últimas décadas, con crecimientos que a penas alcanzan el milímetro anual.Podemos ver el crecimiento en los años más lluviosos o incluso la afección de las obras de remodelación del Paseo del Salón.