granada cf - espanyol · la crónica

Visto para sentencia (1-2)

  • El Granada se deja casi todas sus opciones de permanencia al perder contra el Espanyol cuando estaba lanzado a por la remontada. El descenso puede certificarse este domingo.

La andadura del Granada CF en Primera División ya tiene fecha de caducidad. El domingo 3, el Día de la Cruz, los rojiblancos pueden regresar a Segunda si los resultados se dan mal -como en toda la temporada-. Y si no -a buenas horas-, el sábado 9 se consumará el descenso. Da la impresión de que al Granada le han expulsado de la Liga de las Estrellas, como si fuera un invitado no deseado para el próximo curso. La manera en la que ayer perdió el partido decisivo para mantener viva la llama de la permanencia es el reflejo de toda la temporada, de todos los males que han acuciado al equipo. No mereció caer a la tumba con un gol de rebote, pocos minutos después de haber empatado y levantado a la afición de sus asientos, pasando del "sí se puede" al silencio total. No hubo ni pitos al final del partido. Hubo resignación. Esto está visto para sentencia.

Brega no se le puede negar a este Granada, al menos en casa. Ayer, sin que las piernas, el fútbol y la propia calidad les acompañara, los jugadores rojiblancos pusieron intensidad, lógicamente tuvieron malos momentos, pero trataron de casi todas las maneras evitar el desastre. Y ni con esas, lo consiguieron. Con ideas o desorganizados, en bloque o por individualidades... Al Granada no le llega con su calidad, en conjunto, como plantilla. Por eso perdió ayer, por eso ha podido ganar tan poco esta temporada.

La primera parte fue un combate a los puntos. Granada y Espanyol no son el símil futbolístico del Mayweather-Pacquiao de esta madrugada, sino más bien los que harán de teloneros en la primera gran pelea del siglo XXI. El equipo rojiblanco desplegó carácter y un incipiente modelo de juego basado en tener la pelota más que su oponente y moverlo con idea. Buena parte de ellas las dio tener en punta de lanza a un delantero que sabe de fútbol, pese a sumar sólo 19 primaveras. Era el referente, el hombre que cuando la pelota llegaba arriba controlaba bien, protegía la pelota de espaldas, asistía a sus compañeros y usaba como debía su cuerpo para generar situaciones de superioridad.

En el despertar del partido, el Granada impuso más intensidad antes de que el Espanyol le aplicara cloroformo, como pasó en la terrible parte final del primer acto, en la que los locales acusaron falta de profundidad y pegada ante un equipo perico que se ordenó en dos líneas de dos muy juntas.

Ahí se echaron de menos las ocasiones desperdiciadas en el cuarto de hora inicial. La mejor, la del minuto 3, cuando Success remató desviado dentro del área pequeña un centro servido al primer toque de Nyom, que recibió la pelota en una jugada trenzada con Rubén Pérez y Candeias. En el 8' fue Javi Márquez quien probó con un tiro alto desde la frontal tras matar el balón con el pecho en un despeje de Casilla. Tuvo que esperar el granadinismo hasta el 26' para cantar un nuevo '¡uy!', esta vez protagonizado por Autopistas Insúa, que se sacó un trallazo de zurda que Casilla desbarató a córner.

Pero también el Granada cometió los pecados de siempre. El trivote se volvió a diluir, Insúa repitió los espacios a su espalda y la defensa se aculaba mucho cuando cogían el balón Lucas Vázquez y, sobre todo, Sergio García, a quien le bastó una para destrozar a los de Abel. El 0-1 nació en una pérdida de Insúa en campo propio, Lucas Vázquez se la pasó a Sergio García, quien quebró a Mainz y colocó con rosca el balón en el fondo de la red. Era el último minuto de la primera parte. Nada más que decir. Otra vez un gol al final de un periodo.

El Granada estaba obligado, a otra vez, a lograr lo imposible para él: marcar dos goles para ganar. El partido no cambió en el arranque de la segunda. Los rojiblancos no cambiaron nada en su juego, entre otras cosas, porque al Espanyol le faltaba la hamaca. Defender no le molesta. El golpe del gol era muy pesado y el equipo rojiblanco se perdía en su propia nulidad como bloque. Sólo parecía llegar algo de peligro en acciones individuales, como una de Robert Ibáñez a los tres de la reanudación que rozó la escuadra. Los cambios al menos hicieron acumular gente arriba, y por eso llegaron ocasiones y el gol de Mainz, que subió la moral de una grada falta de alegrías. En pleno éxtasis, zafarrancho de combate rojiblanco, llegó el 1-2 para matar el partido la salvación. En un rebote, en un rechace, Montañés fusiló al Granada, cuan ejecución sumarísima.

La cuenta atrás está próxima a finalizar para el Granada. Las matemáticas no dan para más. Quedan cuatro jornadas para despedirse con dignidad de Primera

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios