Liga bbva

Estaban de parranda (2-0)

  • El Granada demuestra que no estaba muerto y se engancha de pleno derecho a la lucha por la permanencia Los rojiblancos se comen a un Córdoba que acaba con nueve futbolistas.

"Y no estaba muerto, no, no. Y no estaba muerto, no, no. Estaba de parranda". Y así todas las veces que quieran repetirlo. La afición se lo cantó al equipo cuando llegó al campo, y seguro que al son de una guitarra siguieron entonando la rumba de Peret al salir del estadio camino a la única gran fiesta que se ha pegado el Granada entre pecho y espalda esta temporada. 2-0 ganó el equipo de José Ramón Sandoval a un Córdoba que, si alguien tenía dudas de la motivación que tendría en Los Cármenes, poco hizo por cambiar esa opinión. Los rojiblancos se lo pasaron pipa por una vez. 35 jornadas después, el Granada ganó con suficiencia a un rival que, pese a estar descendido, fue el mejor banco de pruebas para la fe del granadinismo. Los discursos del nuevo entrenador y del presidente han ejercido un efecto catártico sobre un equipo que hace unas semanas era un cadáver. El equipo ya sabe ganar -dos partidos seguidos por primera vez esta temporada; primer triunfo con más de un gol de diferencia esta Liga-, cree que puede jugar para ganar, lo hace, sabe que puede salvarse, y así ha contagiado a una afición de todo lo contrario a lo que le había inoculado durante todo este curso. El Granada suma 31 puntos e iguala al Eibar aunque sigue en descenso. Esto según la clasificación de la Liga, con el Almería sumando todos sus puntos. Si se observa la federativa, con la sanción de tres puntos a los almerienses activa, el conjunto granadinista estaría fuera del descenso y con un punto de ventaja. Cosas veredes, amigo Sancho. 

Pocas veces, el Granada ha dominado tantísimo a un rival en Primera División. Esta temporada era hasta impensable. El Córdoba fue un amigo y un juguete en manos de un equipo avasallador, al que su afición al fin vio ganar con tranquilidad. Sandoval ha tocado no sólo en la tecla moral, sino en la futbolística. Funciona la dupla Rubén Pérez-Javi Márquez, con el sevillano atando en corto al equipo y dándole salida, y con el catalán sirviendo pelotas a todos lados. Estas encontraban acomodo en las bandas, con Nyom y Juan Carlos muy adelantados. También la juguetona combinación Piti-Rochina, que hasta se desbordó en magia, fútbol y peligro. La defensa se preocupó más de atacar que de esperar al rival. Lo poco que forzó el Córdoba a los de atrás se resolvió con contundencia y con mucha vigilancia de los mediocentros. 

El monólogo estaba servido pero, he aquí el eterno problema del Granada este año: las jugadas no acaban en gol. Los dos con los que ayer le ganaron al Córdoba llegaron en acciones a balón parado, el saque de una falta y un penalti. Los rojiblancos tuvieron ocasiones como para haber goleado. Antes del 1-0, los de Sandoval gozaron de ocho acciones claras para marcar. El Arabi pifió una tremenda a los cuatro minutos al tirar al banderín de córner cuando era más fácil embocar a meta, Juan Carlos sacó un remate de Mainz clarísimo, el propio meta cordobés mandó a córner un chut de Piti a la media vuelta, y la más clara a los 34': Juan Carlos despejó un cabezazo a bocajarro de Babin que se fue al poste, y cuyo rebote le cayó a las manos. Tanto perdonó el equipo que irse 0-0 al descanso, y encima con uno más gracias al favor de Teixeira al mostrarle la segunda amarilla a Íñigo López por una falta sobre El Arabi, suponía que el fantasma del perdón al rival sobrevolara el estadio. Hasta que Piti envió un servicio quirúrgico a saque de falta que cabeceó pleno y de frente Mainz para hacer el 1-0. 

No cambió el panorama en la segunda. Ni siquiera sufrió el granadinismo por ver a su equipo tan arriba. Todo estaba bajo control menos el resultado. De nuevo, el Granada falló en exceso y no supo aprovechar las frivolités de Rochina, ni la profundidad de Juan Carlos, ni las apariciones de Piti ni las arrancadas de Lass. El 2-0 tuvo que llegar de penalti. Lo cometió Pantic, que fue el único que no vio que la diagonal de Rochina aguardaba ese destino. El Arabi, con rabia, ejecutó la pena máxima. Encima, Fede Cartabia se autoexpulsó. El pescado ya estaba subastado. 

Dos de dos para Sandoval y el Granada. Han llegado tarde estas victorias y dentro de dos jornadas se verá si también a tiempo.

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