Convención del PP en Sevilla

Arenas dice que es hora del PP tras 30 años de "mandar mucho y gobernar poco"

  • El líder del PP andaluz aboga por continuar en la comunidad "la cadena de los cambios" que se han producido en Galicia, el País Vasco y Cataluña con los buenos resultados de su partido en los respectivos comicios autonómicos.

Reducir a la mitad los cargos públicos de la Junta en su primera semana al frente del gobierno andaluz, limitar a diez las consejerías y sacar a los políticos de los consejos de las cajas de ahorros han sido algunas de las propuestas lanzadas por el presidente del Partido Popular en Andalucía, Javier Arenas, durante su intervención en el acto que cerraba la convención que su formación ha celebrado este fin de semana en Sevilla.

Arenas, que recordó que los populares defienden un “andalucismo constitucional”, recorrió la historia política, cultural, empresarial y científica de la comunidad para demostrar que “Andalucía no es la charanga y la pandereta”, y aseguró que la región ha progresado mucho en las últimas décadas, aunque el diferencial con el resto de España y Europa sigue siendo desfavorable, algo que no es culpa del Estado de las Autonomías -”no ha sido un fracaso, pero se debe mejorar”, sino de haber sufrido “las mismas políticas durante 30 años”. “En Andalucía se ha mandado mucho y se ha gobernado poco”, dijo, para pedir una vez más el cambio político que a su juicio necesita la región y para el que considera que está preparada: “Andalucía no le tiene miedo al cambio, sino a que sigan gobernando los mismos”, explicó, para pedir que la comunidad se sume a esa “cadena del cambio” por la que ya han pasado Galicia, el País Vasco y Cataluña. Y ese cambio, el cambio del PP, no es, según Arenas, “contra nada ni contra nadie”.

El líder de los populares andaluces defendió que su formación promueve un único proyecto político, el mismo para toda España, y defendió al PP como un partido “que nació con la Constitución; no somos deudores de ningún pasado. El PP hunde sus raíces en la libertad, está curtido en la dificultad y ha superado muchos obstáculos”. Pese a ensalzar las singularidades de su partido, admitió la necesidad de alcanzar pactos de Estado en cuestiones clave con los socialistas para “evitar ultrajes de minorías egoístas”.

Arenas, que saludó a los padres de Mari Luz Cortés y Marta del Castillo, que asistieron a la clausura de la convención, recordó a las víctimas del terrorismo, especialmente a los miembros de su partido asesinados por ETA, y también a los funcionarios, que protestan contra la reordenación del sector público que planea el gobierno de José Antonio Griñán, prometiendo que si llega a la Presidencia “la dirección política estará en manos del gobierno pero la gestión será responsabilidad de los funcionarios, de esos que vemos en la calle, protestando”.

El presidente del PP andaluz también habló de educación, de la necesidad de lograr una educación de calidad, en la que los profesores sean una autoridad pública y recuperen el respeto que nunca debieron perder, y abandonar el “Pepe” o “el colega Pepe” y volver al “don José”. A medio camino entre la educación, la libertad y la igualdad de oportunidades se enclava otra de sus declaraciones, que no ha sentado nada bien en ciertos medios catalanes, que lo han considerado un ataque a lo que llaman “inmersión lingüística”, porque Arenas ha defendido que serán “beligerantes si a un niño andaluz se le intenta obligar a estudiar en una lengua distinta a la suya o si un andaluz no puede acceder a un empleo por estar formado en castellano, o sea, en español”.

Arenas, que en la recta final se felicitó por no haber hablado de “Chaves, Griñán o Zapatero; y me ha costado”, cargó contra quienes “han fracasado en su política” y han intentado extender ese fracaso, “que es sólo suyo, a toda la clase política”.

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