Educación

El catedrático de la UGR que alerta a los estudiantes de que la universidad "los engaña"

  • Daniel Arias Aranda, catedrático de Organización de Empresas, ha publicado un libro en el que hace "un sincero y necesario análisis del sistema educativo y de la universidad"

  • El docente ya se volvió viral en enero con una carta que ponía el foco en el modo de enseñar, y ahora lleva este debate a un libro

  • Arias sin tono, ilustres cafres

  • Usted, se engaña

El catedrático de Organización de Empresas de la UGR, Daniel Arias

El catedrático de Organización de Empresas de la UGR, Daniel Arias / Efe

El catedrático de la UGR Daniel Arias Aranda, quien cuestionó en enero el nivel de los universitarios en una carta abierta y les alertó de que estaban siendo engañados, en un mensaje que se hizo viral, pide reformar la Ebau para garantizar que el estudiante llegue con un "mínimo" de conocimientos.

Además, sigue manteniendo el mensaje que realizó a principios de año y sostiene que hoy "hay muy poquitos alumnos brillantes", pese a no ser "más tontos que los de antes".

Arias acaba de publicar Querido Alumno, te estamos engañando. Un sincero y necesario análisis del sistema educativo y de la universidad (Temas de Hoy), donde pide sacar lo mejor de cada alumno en vez de "darle una palmadita en la espalda y un pase gratuito al siguiente curso sin tener los conocimientos necesarios" y abocarle así a "la jungla" del mercado laboral sin herramientas.

Días después de que el Ministerio de Educación anunciara los cambios introducidos en la Ebau para el curso 2023-24, el catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Granada subraya que el "gran problema" de esta prueba de acceso es que "hay 17 sistemas diferentes (...); hay que establecer una estandarización a nivel nacional para evitar desequilibrios" entre las autonomías.

En su opinión, existe una "inflación" de las notas y el hecho de que cada año aprueben más alumnos no implica que estén mejor preparados: "No es la evidencia que nos está llegando a la universidad".

"Yo he tenido -añade- alumnos en mi titulación que no saben hacer una derivada o tienen problemas graves en operaciones de cálculo que para un universitario deberían ser sencillos. El problema es que la selección no está midiendo lo que tiene que medir, que es el nivel de preparación que requiere un alumno para acceder a la universidad".

Para remediar las actuales deficiencias del sistema español, Arias Aranda, con más de 25 años de docencia a sus espaldas, propone poner la mirada en países como EEUU, Alemania o Reino Unido.

Por ejemplo, en Estados Unidos "puedes hacer la selectividad las veces que tú quieras y si un chaval tiene la capacidad de aprobarla a los 14 o 15 años" se le permite examinarse y matricularse en los estudios universitarios.

Para garantizar que se acceda a la Universidad con unos conocimientos mínimos hay que reformar la Ebau: "La imagino con una amplia batería de preguntas, la mayoría tipo test, que cubrirían las materias para cada una de las modalidades de Bachillerato, y evaluaría la comprensión lectora y el análisis en castellano, en idioma extranjero y en el idioma autonómico correspondiente".

Menor número de estudiantes brillantes

"Hay alumnos brillantes, hay profesores brillantes, pero si hace 10 años tenía que reunir a los estudiantes" que merecían matrícula de honor para decirles que la universidad acotaba el número y no podía concedérsela a todos, "hoy ese problema ya no lo tengo porque gente brillante hay muy poquita, dos, tres o cuatro como mucho por clase", explica.

Esto no se debe a "que los de ahora sean más tontos que los de antes, sino que es una cuestión de interés. Hace diez años la gente prestaba atención, no echaba a nadie de clase y jamás tenía que pedir silencio. Este año la cosa va mejor porque les he pegado una chapa a principio de curso y los he dejado 'KO' y están más controlados, pero de vez en cuando tengo que seguir pidiendo silencio o cruzarme de brazos hasta que la clase se quiera callar para empezar".

En la actualidad, insiste, muchos estudiantes se esconden tras un dispositivo electrónico y no muestran interés por las explicaciones.

Sin embargo, "no prohibiría los móviles o las tabletas porque me da vergüenza prohibir cosas en clase a gente que tiene más de 18 años. Ellos deberían tener ya la capacidad de autorregular su uso (...); soy partidario de dar educación y del autocontrol", agrega el catedrático.

El interés de otros países por nuestros egresados

En cuanto al interés de Estados Unidos y de muchos países europeos por captar a los egresados españoles, opina que estos jóvenes "normalmente son los mejores y hay una ley de oferta y demanda; evidentemente en el Reino Unido necesitan enfermeras" y sus condiciones laborales son mejores que las de nuestro país.

"No obstante si te quieres ir a Inglaterra o Alemania tienes que tener un nivel de inglés bastante aceptable, eso ya marca un corte: el nivel de inglés no es especialmente brillante aquí. Además, son personas dispuestas a marcharse, es decir, gente con ganas de dar el salto y para eso tienes que tener también bastante bien amueblado el cerebro".

Otro de los muchos problemas que aborda el libro es el de los estudiantes que abandonan el grado, sobre todo en los dos primeros años, que aparte de un problema económico, -el despilfarro de recursos-, implica "frustración personal y pérdida de tiempo".

Detrás de ello se oculta por lo general que los jóvenes están haciendo una titulación por la que no sienten interés, pero la eligieron porque no obtuvieron la nota de corte suficiente, añade.

Otras veces "tienen una idea preconcebida de cómo es esa titulación, por ejemplo en ingenierías o informática a las que se apuntan chavales a quienes les encanta programar y trastear con ordenadores y se encuentran en primer curso con unos niveles de cálculo, matemática avanzada, física, etcétera que ellos no esperaban y que no entienden muy bien".

De ahí la importancia de recibir una buena orientación en la Secundaria, "en los institutos deberían tener muchísima información sobre qué supone cada titulación" y otra idea podría ser que los estudiantes más avanzados de ESO pudieran cursar alguna asignatura de la universidad, lo que en EEUU se denomina Advance placements.

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