Sanidad

Antibióticos, de lo divino a lo humano

  • Los expertos recomiendan un uso razonable de los fármacos, su consumo excesivo puede provocar la inmunidad a ciertas bacterias que deja 33.000 muertos en Europa al año

Antibióticos, de lo divino a lo humano

Antibióticos, de lo divino a lo humano / carlos gil

La población consume antibióticos de una manera excesiva, compulsiva en muchos casos pues les atribuyen la corona curativa sobre el resto de medicamentos. Un cóctel de ambrosía médica que no es tal. Expertos de todo el mundo alertan del exceso de consumo de estos soldados contra las bacterias y lo bajan a la tierra: de lo divino a lo más humano. La recomendación: aurea mediocritas, dorado término medio.

Por cuestiones que redundan en aspectos socioculturales, tanto de usuarios como de profesionales, hasta el año pasado, España era el país donde se consumían mayores dosis de antibióticos. Ahora los españoles –con 32 dosis diarias definidas por cada mil habitantes– ocupa el segundo puesto después de Chipre, con 33,6 dosis.

La antítesis de este mapa de consumo se sitúa al norte del continente, con países como Noruega, Alemania o Austria, donde la población recurre a estos medicamentos en la mitad de casos.

Tras décadas de costumbres prescriptoras y autoprescriptoras con el añadido de la facilidad que existía para comprar antibióticos sin receta en las farmacias, el uso de estos fármacos se ha disparado hasta el punto de que se tomaban en exceso y mal, lo que a la postre genera una evolutiva resistencia a sus efecto del que se alimentan las bacterias. Esto tiene como consecuencia que estos microorganismos multiplican su poder y se acogen al nombre de ‘superbacterias’.

Este hábito dispara datos a nivel europeo tan alarmantes como que, según el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC), más de 33.000 europeos mueren cada año por infecciones causadas por bacterias que se han hecho resistentes a los antibióticos. El mismo impacto que suman las tres principales enfermedades infecciosas: gripe, sida y tuberculosis.

Ahora, el rumbo cambia y mediante programas como el Pirasoa que se lleva a cabo en toda Andalucía, se intenta deshacer el hilo cultural que sitúa a los antibióticos como la panacea contra las enfermedades. Susana Domínguez, trabaja en el Centro de Salud de Cartuja y es responsable de la unidad de gestión pública del programa Pirasoa, que se encarga de enseñar tanto a sanitarios como pacientes. ‘Educan’ en primer lugar sobre un uso de antibióticos racional, y por otro, en la forma correcta de evitar los contagios.

La pedagogía es clave en este programa que funciona a través de los profesionales referente que trabajan en cada centro y que se ocupan de asesorar sobre si el tratamiento médico y la pauta han sido los correctos cuando se trata de prescribir antibióticos.

Pirasoa nació en 2014 y pretende que se implante el uso más racional posible del medicamento, así como nuevas costumbres de carácter preventivo de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria y la utilización de antimicrobianos, porque, asegura, no solo se trata de usarlos sino que también tiene mucho que ver con asesorar tanto a profesionales como a la población de algo muy importante en este mundo: la higiene de manos. Esto tan cotidiano para todo el mundo es sustancial según los sanitarios a la hora de prevenir infecciones. “Es donde casi siempre contagiamos a otros”, sentencia Domínguez.

Este programa, gracias a sus buenos resultados, está empezando a ser copiado por otros sistemas sanitarios españoles. “Ha permitido que las dosis en Andalucía estén disminuyendo, además hay datos que dicen que además de este bajo uso, según un estudio del Virgen del Rocío, las infecciones están produciendo menor mortalidad y morbilidad".

Por otro lado, los laboratorios andaluces arrojan dados sobre estas ‘superbacterias’ que dicen que están bajando sustancialmente en número. 

Tanto en Granada, como en el resto del territorio, se consumen demasiados antibióticos, asegura Domínguez. Su uso es mayor incluso que en otros países de nuestro entorno que tienen una sanidad parecida y las mismas infecciones. “Sabemos que dentro de la asistencia sanitaria había dificultades entre todas las especialidades médicas en cuanto a la desactualización de las pautas más correctas del uso de los antibióticos”.

Habla de afinar los tratamientos. Hay una idea global de que los antibióticos tienen sus beneficios pero minimizamos también sus riesgos, tanto individuales (efectos secundarios) como generales como que producen resistencias a determinados antibióticos.

Una de las consecuencias que puede producir este exceso de consumo es que además crea resistencia a determinadas bacterias, lo que hace que no solo colonice a la persona sino que pueda entrar dentro de otros pacientes con enfermedades graves.Granada ya cuenta con cuatro denuncias que se tramitan en Fiscalía por contagios de bacterias hospitalarias.

De hecho, este indicador local alimenta el dato estatal, que dice que España es el país europeo donde se producen más contagios en centros sanitarios, según los datos presentado esta semana en Bruselas por el ECDC.

Ponerle remedio es algo complicado, explica Domínguez, ya que la investigación en antibióticos es lenta y los que se están investigando ahora no verán la luz hasta dentro de muchísimos años, por lo que no parece lo más adecuado seguir investigando si hay otras medidas.

La facultativa se refiere a las pautas que se intenta implantar en la conciencia colectiva con el programada Pirasoa. “Los datos dicen que los médicos están empezando a prescribir menos en todos los grupos de fármacos antibacterianos, o sea, se está mejorando el perfil de prescripción gracias a esta concienciación”.

Tambien existe una mayor concienciación ciudadana, explica la médico y cuenta que ella ve como cada vez los pacientes solicitan menos antibióticos en consulta y hay menos resistencia por su parte a la hora de entender que no son tan necesarios. Por otra parte, esta concienciación puede llegar a extremos peligrosos.

Tal y como se apuntaba antes, en los países del norte de Europa donde apenas se consumen por la reticencia de los pacientes, acaban por aparecer patologías graves. “Allí el problema es diferente, hay tanta concienciación contra el consumo de antibióticos inapropiado, que los pacientes no los toman cuando realmente son necesarios”. Del cielo a la tierra, y sin excentricidades, es la recomendación a la hora de consumir estos fármacos. Y pese a que en España aun queda mucha tarea para mejorar los datos: aurea mediocritas, dorado término medio.

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