Como ocurriera en el Premio de Dibujo Gregorio Prieto, el gran certamen español sobre la modalidad; lo mismo que pasó con el Laguna de Venecia, uno de los Concursos artísticos más importantes de cuantos tienen lugar en el universo artístico, Belén Mazuecos y Pedro Cuadra han copado los más altos puestos en otro importante certamen, el Premio Fundación Barcelona Olímpica Arte sobre Papel. La primera ha sido la ganadora de esta edición con la obra Montserrat Mechó vs Yves Klein, siendo Pedro Cuadra uno de los doce finalistas. La pieza del pintor granadino llevaba por título The ring.

A todos los buenos amantes del arte no les pasa desapercibido la importancia de estos dos autores en posesión de preclaros lenguajes que ponen bien a las claras la significación de unos artistas que, además de su potencia creativa, de sus infinitas manifestaciones dibujísticas, dejan entrever los principios de una figuración moderna que ellos dominan con claridad y trascendencia.

La obra de Mazuecos con una estructura compositiva llena de encanto visual y una distribución escénica aplastante, un dibujo determinante y una conciencia pictórica que aúna la perfecta escenificación y el perfecto sentido de un espacio pictórico en el que, con menos se consigue más. La obra de la artista continúa con ese interés por la historia del arte, por su propia conciencia artística y por ese planteamiento formal donde lo clásico y o moderno yuxtaponen sus perfiles a la búsqueda de una realidad pictórica superior que ella hace propia y la dota de un sistema representativo personal e intransferible.

Por su parte, Cuadra nos vuelve a convencer por esa pintura donde se escenifica la visión atemporal de un hecho que él descontextualiza para dotarlo, al mismo tiempo, de un nuevo sistema representativo. Los artistas granadinos nos vuelven a introducir en esa dinámica creativa que, en los últimos tiempos, los han conducido por unos sistema pictóricos llenos de solvencia y verdad.

Belén Mazuecos y Pedro Cuadra vuelven a coincidir en lo más alto de un certamen importante. Con ello inciden en el momento dulce en el que se encuentra la pintura que se hace en Granada. De nuevo, la suprema entidad de dos de nuestros más señeros artistas se hace patente y permiten volver a creer en esa fiesta mayúscula que es la pintura de verdad.