Hevila Cardeña, soprano

Hevila Cardeña, soprano en la 'Carmina Burana' de la Fura : "Cuando la gente escucha 'O fortuna' puede pensar que es música de ahora"

Hevila Cardeña, soprano en la 'Carmina Burana' de la Fura : "Cuando la gente escucha 'O fortuna' puede pensar que es música de ahora"

Hevila Cardeña, soprano en la 'Carmina Burana' de la Fura : "Cuando la gente escucha 'O fortuna' puede pensar que es música de ahora" / R. G. (Granada)

Hay una banda sonora que hunde sus raíces en la Edad Media. Excalibur, de John Boorman, quizás sea la película que ha hecho un uso más emblemático de Carmina Burana, es un clásico que ha acompañado a centenares de cintas y anuncios en paralelo a su éxito en los escenarios. A pesar de que a veces se asocia erróneamente con una obra de culto en el cine de terror como es La profecía, la célebre cantata de Carl Orff nada tiene que ver con lo siniestro pues está escrita sobre textos del siglo XIII que hablan del placer terrenal de vivir, del vino, del amor y el deseo. La Fura dels Baus ha sumado su talento al del compositor alemán para crear un clásico de la escena internacional que este fin de semana llega al escenario del Palacio de Congresos de Granada con el aval de diez años de gira. Un hito del que pocos pueden presumir.  

El montaje

Tras recorrer tres continentes agotando localidades y ser visto por más de 350.000 espectadores, se ha convertido en el mayor éxito de la compañía al ser el espectáculo con más funciones y tiempo rodando por los escenarios en toda su historia. A ello contribuye sin duda la poderosa música pero también la espectacular superproducción, con dramaturgia y dirección de Carlus Padrissa. Miembro fundador de la Fura dels Baus, en 19992 dirigió el espectáculo de las Juegos Olímpicos de Barcelona Mar Mediterrani, Mar Olímpic. Junto a Alex Ollé tiene una larga trayectoria en dirección de óperas, como su versión de la Atlántida de Falla que presentó en Granada en 1996. En esta ocasión ha concebido un Carmina Burana que cuenta con más de 50 artistas en escena y tan impactante como lo son todos los montajes de la casa. A través de deslumbrantes efectos especiales e incluso fragancias, logra sumergir al espectador en un un espectáculo en el que la música en directo es la protagonista.

La soprano Hevila Cardeña, una de sus protagonistas , habla de la excepcionalidad del montaje, pero también de las exigencias técnicas de una obra así. "Es un espectáculo que llama la atención a todo tipo de público por las luces, las imágenes... La disposición es diferente. Normalmente los técnicos no se ven y hay un decorado, pero aquí no sucede así", detalla sobre una obra que también tiene importantes requisitos físicos para los artistas. "Yo cuando canto In trutina, que es una de las piezas más esperadas del Carmina Burana, lo hago a cinco o seis metros de altura subida en una grúa. El barítono, por ejemplo, canta inmerso en un tanque de agua", cuenta sobre un montaje en el se encuentra en constante movimiento.  La soprano explica que en el escenario todo gira en torno a un cilindro de ocho metros de diámetro, "del que van saliendo todos los personajes". Mientras, las imágenes proyectadas sobre él mismo ilustran la obra de principio a fin: una luna gigante, el deshielo, un éxtasis floral, una vendimia en directo, las tabernas, cantantes colgados de grúas y sumergidos en vino, agua y fuego. Pero quizás la parte más sorprendente sea la olfativa.  "Estamos acostumbrados a que los espectáculos sean visuales y auditivos pero en este caso también tiene que ver el olfato, incluso el tacto... Y las primeras filas incluso pueden probar algo si están con la boca abierta. Tendrán una sorpresa especial, pero no quiero adelantar muchos más". 

El origen medieval

El original Carmina Burana es una colección de poemas de los siglos XII y XIII que se han conservado en un único códice encontrado en 1803 por Johann Christoph von Aretin en la abadía de Benediktbeuern, en Baviera, y que actualmente se conserva en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich. El códice recoge un total de 300 poemas escritos en su mayoría en latín, alemán y francés. En estos textos se ensalza el placer por vivir y el interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, "todas esas cosas prohibidas en aquella época de las que hablaron los goliardos" tal y como resume Cardeña, aunque más que el texto en sí, "lo que tiene más fuerza es la música".  "Cuando la gente escucha el O fortuna puede pensar que es música de ahora", comenta sobre una de las piezas más populares de la obra que Carl Orff compuso entre 1935 y 1936 basándose en 24 poemas del códice original

 

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