Crítica de música

Fiesta para los sentidos

Fiesta para los sentidos

Fiesta para los sentidos / R. G. (Granada)

La Orquesta Ciudad de Granada ha ofrecido este fin de semana uno de los programas más sugestivos y originales dentro de su actual temporada. Aprovechando la presencia en el atril de dirección de Manuel Hernández-Silva, orquesta y director han rendido un homenaje a la rica tradición musical venezolana, para lo que han contado como invitados de excepción con el trompetista mundialmente galardonado Pacho Flores y el guitarrista Leo Rondón, interpretando hábilmente las partes destinadas al cuatro venezolano, un instrumento de cuerda pulsada con cuatro cuerdas que proviene de la guitarra española y es el responsable del carácter propio de la música de Venezuela en muchas de sus representaciones culturales en la actualidad.

Manuel Hernández-Silva, buen conocedor de las orquestas españolas, es uno de los directores venezolanos con mayor proyección internacional. Conocido ya en Granada, su visita a nuestra OCG fue toda una experiencia para los sentidos, pues propuso un programa sugerente y festivo en muchos de sus aspectos. La primera parte del concierto la dedicó a los Cuadros de una exposición de Modest Mússorgski, en una orquestación de Christian Lindberg, quizás una de las más recientes de la partitura. Sería injusto valorar esta orquestación a partir de las versiones orquestales previas; si bien la más difundida y conocida es la que hiciera en 1922 Maurice Ravel, no es la única, como la de Lindberg no será la última, tal como nos repasa Luis Suñén en sus acertadas notas al programa. Lo cierto es que, si bien la versión de Lindberg potencia el juego de texturas en los vientos, y refuerza los efectos percusivos, la puesta en atriles de la obra por parte de la OCG y la hábil y dinámica dirección de Hernández-Silva hace justicia a la escritura original y fueron del agrado del público asistente, que pudo sentir con un renovado color y texturas clarificadas aquel promenade que Mússorgski escribió para piano, rememorando la exposición póstuma el pintor y arquitecto Viktor Hartmann. Una OCG versátil y atenta a las exigencias del director respondió hábilmente a los deseos de la batuta, que regaló al auditorio granadino una de sus versiones más expresivas que se hayan podido escuchar.

La segunda parte del concierto fue una eclosión de sentimiento nacional y orgullo ante la riqueza cultural y musical de Venezuela y su proyección internacional. A tal efecto, junto a Manuel Hernández-Silva entraron al escenario el trompetista Pacho Flores, con seis trompetas diferentes según su tesitura y registro, y Leo Rondón como intérprete de cuatro venezolano. Ambos solistas, junto a la OCG y todos dirigidos magníficamente por Hernández-Silva, interpretaron el Concierto venezolano del compositor cubano Paquito D’Ribera. Esta obra, escrita en 2019 para Pacho López, ha sido mundialmente galardonada y reconocida como un ejemplo de síntesis artística entre el folklore y el lenguaje contemporáneo; el concierto, que recientemente ha sido grabado por Pacho Flores en su álbum Estirpe y que ha obtenido el Grammy Latino 2023 a la mejor composición clásica contemporánea, es una rica muestra del sentir de la música venezolana. Una orquesta potenciada en los vientos y la percusión es la portadora, unido al potente colchón de las cuerdas, de diversas melodías de aire popular, a las que responde en varias de sus intervenciones la trompeta solista, con un discurso sumamente virtuosístico y desarrollado, y que se arropa casi en todo momento con las armonías del cuatro venezolano. Pacho Flores demostró su total dominio de la trompeta, en los distintos registros desplegados, así como una riqueza de elementos expresivos y una capacidad expresiva por encima de toda ponderación, constatando no solo ser uno de los mejores intérpretes del momento sino además poner todo el sentimiento y el alma en su interpretación. Es digno también de mención el arte de Leo Rondón, que descubrió al auditorio granadino la versatilidad y riqueza del cuatro venezolano, un instrumento poco conocido en nuestras latitudes.

El programa se completó con Cantos y revueltas, una fantasía concertante para trompeta, cuatro venezolano y orquesta escrita por el propio Pacho Flores. Verdaderamente, la obra es una singular visión de algo muy importante en la música sudamericana: la herencia de la tradición española, y en concreto de la andaluza, y la magnífica labor de desarrollo y recreación que a partir de aquellos cantos de ida han devuelto desde Sudamérica al mundo de la música. En un solo movimiento de amplio desarrollo orquestal, los Cantos y revueltas de Pacho Flores es una de esas obras que sorprenden por su frescura y agradan por la riqueza intelectual de su lenguaje, pues va más allá de la cita evidente y las referencias a la música popular, para recrear desde su esencia más pura el lenguaje que caracteriza a toda una nación y que en la música de Flores se vuelve universal. Toda la partitura es una exuberante muestra de creatividad y alegría vital, con múltiples motivos que nos transportan a la tradición venezolana más rica. Sin embargo, cabría destacar como momento especial la dilatada cadencia final: en un alarde de virtuosismo, Leo Rondón comenzó con el cuatro venezolano dicha cadencia, glosando sutilmente la melodía de Granada de Agustín Lara, entre otros muchos arabescos y requiebros rítmico-armónicos enormemente sugerentes; de repente, y sin esperarlo, Hernández-Silva se hizo con unas maracas, y como si de una pelea de gallos se tratara se enfrentó magistralmente al canto del cuatro venezolano en un espléndido dúo, que más adelante se convirtió en trío al incorporarse el potente canto de la trompeta de Pacho Flores. Durante más de diez minutos esta síntesis sonora fue desarrollándose y distribuyendo por turnos el protagonismo entre unos y otros, hasta que finalmente Hernández-Silva se incorporó al atril de director y, sumando el rico tejido tímbrico de la OCG, concluyó la obra.La ovación en la sala era de esperar, y durante más de diez minutos solistas y director saludaron, junto a los profesores de la OCG, que debidamente fueron reconocidos por su espléndida labor. Como no podía ser de otra forma, agradecidos y sobrecogidos por la calurosa acogida de esta velada étnico-festiva, el trío venezolano ofreció dos bises fuera de programa: en primer lugar, el pasaje llanero Cuando te vas con Pacho Flores a la trompeta, Hernández-Silva al cuatro venezolano y Leo Rondón al contrabajo prestado de Frano Kakarigi; y tras este número festivo, una versión para trompeta y cuatro venezolano de la canción El diablo suelto. De este modo, con música improvisada, canciones de ida y vuelta y sentidos homenajes, concluyó una de las veladas más alegres y enérgicas de esta temporada, en el deseo de que pronto haya más como ella.

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