Cultura

Zaragoza exhibe 'El éxtasis de San Antonio Abad' tras confirmar la autoría de Goya

  • Los trabajos de restauración, dirigidos por la jefa del área de Conservación del Museo del Prado, Manuela Mena, se han prolongado durante un año.

Autoridades y especialistas, durante la presentación de la obra.

Autoridades y especialistas, durante la presentación de la obra. / E. P.

La obra El éxtasis de San Antonio Abad se exhibe desde este miércoles en el Museo de Zaragoza después de un año de trabajos de restauración realizados por especialistas del Museo del Prado, y que han permitido confirmar que Francisco de Goya es el autor del cuadro.

La tabla, de 77 por 55,5 centímetros con marco y de procedencia desconocida, fue adquirida por el Museo de Zaragoza en 1925. Se trata de un óleo sobre lienzo pintado en 1780 y es una copia, con variantes, de una obra realizada entre 1741 y 1742 por el artista Giaquinto Corrado para la iglesia de San Giovani Cabilita, en Roma.

El cuadro representa a San Antonio Abad momentos antes de su muerte. El santo anacoreta está en un lugar apartado, sentado sobre una roca al atardecer, extasiado por la aparición del ángel que con su mano izquierda señala el cielo. A los pies del santo hay un cuenco para beber agua, un libro abierto y una calavera sobre otro libro cerrado, que son símbolos del ascetismo y penitencia.

Tras casi un año de restauración del lienzo, ahora luce en la exposición permanente de la colección de Goya en el Museo de Zaragoza, junto a otras 62 obras.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Mayte Pérez, junto a la jefa del área de Conservación del Museo del Prado, Manuela Mena, han presentado este nuevo cuadro que vuelve a su pinacoteca con un puesto destacado en la nueva museografía de la colección de Goya.

La jefa del área de Conservación del Museo del Prado, Manuela Mena, ha detallado el proceso de restauración, que comenzó el pasado verano cuando localizó esta obra en el almacén del Museo de Zaragoza. "Estaba muy sucia e inicialmente se podía atribuir a Francisco Bayeu, pero se veían determinadas cosas que podrían ser de una escala superior a Bayeu", por lo que se ofreció a restaurar el cuadro.

Con el apoyo de documentación técnica, y comparándolo con otras obras del pintor de Fuendetodos que se albergan en el Museo del Prado, se pudo determinar, tras un minucioso trabajo de restauración en equipo, que "esta pequeña pintura tiene toda la grandeza de Goya", ha asegurado.

Manuela Mena ha contado que dadas las características de la obra podría ser un cuadro de devoción de un gabinete privado. El hecho de que presente una tela cosida en el ángulo inferior derecho del lienzo revela que la hizo para "alguien de confianza del pintor, un posible encargo o un regalo para su amigo de la infancia Martín Zapater o alguien de su familia", ha indicado.

Entre las características que permiten atribuir a Goya este cuadro, la experta ha contado que "está hecho con cabeza intelectual, casi matemática. Necesita poco para decir mucho", y ha expuesto de ejemplo el trazo para definir el libro y el vuelo del ángel que "revelan la forma de trabajar de Goya porque sus pinceladas son como su firma". Manuela Mena ha subrayado que esta obra es una "aportación verdadera al catálogo de Goya". 

Por su parte, la restauradora del cuadro, Almudena Sánchez, ha contado que la obra no presentaba graves problemas de pérdida de pintura, sino que ofrecía un "aspecto deficiente, con un tono apagado y deformaciones en la tela por falta de tensión en el bastidor".

El estado inicial hacía difícil apreciar los valores artísticos de la obra que estaban bajo un velo opaco y la zona más afectada era donde se ubica el santo. El objetivo, "recuperar los valores cromáticos" para lo que se tuvo que limpiar la superficie de la tela que "es la parte más delicada", ha precisado.

Almudena Sánchez ha informado de que se precisaron técnicas de radiografía y reflectografía como ayuda en la limpieza del cuadro, que estaba cubierto por un aceite secante que actuaba de barrera, y se han tenido que usar disolventes en gel.

Una vez limpiada la superficie se apreciaron los volúmenes de los objetos retratados en la pintura. La última fase ha consistido en la integración cromática de la falta de color en los agujeros provocados por los 28 clavos que sujetaban el lienzo en su perímetro.

A su parecer, esta obra revela una "gran variedad de recursos pictóricos de Goya, que se pueden apreciar tal cual fue concebida por el artista de Fuendetodos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios