Cancionero para una crisis

Voy a mil

Ha comenzado una aceleración por adelantar fechas, consumir calendario de confinamiento

Voy a mil

Voy a mil

Con ritmo de aceleración hemos puesto todos una marcha más en nuestros motores vitales. Han sido más de cuarenta días con sus noches y cuando se atisba una forma mínima de luz al final del túnel, hemos recurrido en este cancionero analítico a Olé Olé y su 'Voy a mil' cuando Vicky Larraz llevaba la voz cantante: "Inútil controlar / mis deseos. Y apunto los minutos. / Batí mi propio récord". Olé Olé era un grupo de rock-tecno que nació en los primeros años 80 con aquel contexto de estreno libertario de la movida y en el contexto inaugural liberalizador de la transición. Por eso, esta 'Voy a mil' habla de "pensando en no sé qué", mientras "mis huellas se desgastan, / tus pistas me despistan", "frenético ritual, / a veces no me miras, / a veces no te veo"... que podríamos trasladar a estos días de ahora y a cierto sentido de la desorientación que empieza a apoderarse de nuestros sentidos tras el prolongado arresto domiciliario.

 La salida dominical de los menores y la espera de esa fecha del día 2 que se presiente, que se acerca, que llega, que ya está aquí... ha desatado en cada uno de nosotros una expectativa a la que no se sustraen nuestros políticos, empeñados como están en darnos alguna buena noticia, una esperanza, una alegría... En definitiva, ha comenzado una aceleración por adelantar fechas, consumir calendario de confinamiento, presentarse en mejor forma en la rampa de salida esa luminosa mañana de sábado... 

 Más de uno va a mil, como entonaba Vicky Larraz. Un avance de lo que puede ser esa fecha se ofrecía este domingo en que periódicos, televisiones y redes sociales nos muestran la estampa repetida por más de un irresponsable que incumplía la recomendación del 1-1-1 de forma flagrante, toda la familia en comandita, agrupados con otros paseantes sin respeto a las medidas de distanciamiento. Es evidente que comportamientos así son difícilmente controlables por la autoridad. No puede haber un policía en cada portal apuntando que se cumple la hora de salida y la de entrada ni se puede patrullar todas las calles y plazas en vigilancia de las distancias entre personas, aunque también parece evidente que en esa primera jornada de desescalada tímida y parcial los agentes presentaron una actitud más comprensiva e informativa que sancionadora. Y que las cosas irán a peor en cuanto a sanciones si proliferan estampas como las que hemos visto este domingo. 

 Hay quien dice que son la anécdota, que fueron minoritarios quienes no cumplieron... Minoritario es también el coche que circula a contramano por la autovía y ese coche en dirección contraria, que supone un porcentaje ínfimo en relación con los miles que lo hacen correctamente, puede causar gravísimos daños a los demás. Es decir, que hemos entrado o estamos a punto de entrar en una segunda fase, en la que el autocontrol y la solidaridad tendrían que jugar un papel más relevante que el de los guardias que patrullan calles y plazas. Cada uno se tiene que autodisciplinar en el sentido del mal que pueda causar a los demás si no observa las normas de sentido común que se han impuesto. Así como no conducimos si hemos bebido, tanto por el daño que podemos causarnos a nosotros mismos como por el que potencialmente podemos causar a quienes nos acompañan en el coche o a quienes conducen en ese mismo momento en sentido contrario o a quienes caminan por las vías que nosotros transitamos, ahora debe actuar en nuestros comportamientos la consciencia de que tanto como la posibilidad de infectarnos también podemos ser transmisores del daño. Y autorreprimir conductas en consecuencia. 

 Esta reflexión, trasladada al campo de la política en esta España autonómica nuestra, tiene su reflejo en los pálpitos de la emulación, sonsonete consustancial a nuestros gobiernos regionales. Es muy loable que cada autonomía pretenda reactivar cuanto antes la actividad económica devastada por el confinamiento y el parón de actividades que sufrimos desde hace mes y medio. Hay que suponer, con buena voluntad, que a los presidentes autonómicos solo les ilumina ese interés: recuperar, cuanto antes se pueda, la actividad para paliar en la mayor medida posible una temporada de verano que se podía dar por perdida. Pero esa voluntad no se puede traducir en una presión a las autoridades y expertos que en último término deberán decidir. 

 A todo ello debería haber ayudado ese macroestudio que el Gobierno anunció, esa especia de macroencuesta a través de los test que por decenas de miles se harían en toda España, cuyos resultados serían el hilo argumental sobre el que ir construyendo la desescalada. Iba a ser cuestión de días pero se tardará meses en confeccionarlo; iba a comenzarse hace un par de semanas pero empezó ayer... Si el Gobierno ha decidido estos primeros pasos de desescalada será porque tiene datos suficientes como para pensar que el riesgo es asumible, asumido como está que el 'riesgo cero' no existe. Entretanto, muy sensatamente el presidente del gobierno regional de Murcia, Fernando López Miras, ha advertido: si se levanta parcialmente el confinamiento y Murcia es una de las primeras en beneficiarse de la medida -como reclama el propio López Miras-, será necesario que, en paralelo, se tomen las medidas, drásticas en su caso, para que la región no se llene de madrileños el mismo primer viernes en que el toque de queda no rija en ciudades y pueblos murcianos. Lo de 'madrileños' no lo ha dicho él, lo digo yo. Y es válido para la desescalada que propone Moreno Bonilla, presidente de la Junta, en Andalucía.

 No tenemos noticias de cuántos puntos del carné de conducir le costaron a Vicky Larraz aquel circular a mil por hora, entre otras cosas porque en 1984, cuando se grabó la canción, no existía el carné por puntos. Pero en este panorama, sería conveniente tomarse en serio la interrogante de esta 'Voy a mil' con la que este analítico cancionero ameniza hoy las largas horas de reclusión: "Dime cuándo, / cuándo / me quedaré quieta", para no incurrir en la continuación del verso, ese de "ahora quiero / todo / en este momento para mí". Si hemos llegado hasta aquí, más de cuarenta días con sus noches, no practiquemos ese vicio pendular, tan apreciado por los españoles, de irse al punto contrario sin parada intermedia.       

 

 

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios