Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Desastres en Granada

Uno más que conduce al derroche en cosas innecesarias mientras que las importantes son desatendidas e ignoradas

Que actualmente Granada está hecha un desastre no es nada nuevo: sucia, con el mobiliario urbano destrozado, pavimentos sueltos, llena de basura y de grafitis en la catedral, iglesias, conventos, edificios…

La dejadez se palpa en cada esquina, no hay un solo rincón que se libre de tan terrible desatención, eso sí, el GRX que no falte en ningún lugar estratégico, la propaganda es lo primero... claro está, después de unos impuestos estratosféricos para una ciudad casi abandonada. Será que todo se va en sueldos de políticos, asesores, coches oficiales, viajes pagados, dietas, etc.

Y en esta desastrosa situación, las ocurrencias de los políticos locales y autonómicos son absolutamente demenciales: el "ambiente artificial" con pájaros y olores de pega en los miradores del Albaicín por la friolera de 10 millones de euros -1.663 millones de pesetas-, o la enésima ocurrencia que hemos conocido: el cementazo que preparan -junto con el Patronato alhambreño- para el Paseo de Romayla, en la ribera izquierda del Darro, con muros de hormigón armado, elementos de arquitectura moderna, un edificio de nueva planta, mobiliario urbano, iluminación, señales y ascensor incluido para 13 personas, en el entorno de protección de una zona Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Les da igual romper con este espacio verde que forma parte insustituible de la iconografía de la Alhambra, poner un parque de hormigón a los pies del monumento, que cause un fuerte impacto visual, que se trate de un proyecto disparatado no consensuado con la sociedad ni con la Unesco, que vaya en contra de la esencia y sentido original de la zona, o que adolezca totalmente de información y participación ciudadana en su redacción.

Les da igual todo porque les da igual Granada y los granadinos, el caso es que parezca que se hacen grandes cosas por la ciudad -sólo para repetir cargo- cuando en realidad se están cargando la idiosincrasia e identidad propia de nuestra tierra y de su símbolo más preciado, que, junto con el Generalife y el Albaicín forman un todo monumental de máxima protección.

En fin, otro desastre más que añadir a la lista de agravios que los políticos han ocasionado en Granada y que justifican el desenganche de esta situación envenenada para nuestra postergada tierra, que la perjudica día tras día, y que sólo nos conduce a una mayor preterición, o al derroche en cosas innecesarias mientras que las importantes son desatendidas e ignoradas. Es hora de promover el cambio político y de políticos. Y el Granadexit es nuestra vía.

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