Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Granada desnuda

Los partidos que concurran a las elecciones municipales deberían preparar propuestas creíbles para salir del pozo

Los partidos políticos que piensen concurrir a las elecciones municipales de mayo deberían estar ya trabajando en sus programas electorales, que no se limiten a tapar baches o cambiar direcciones de calles. Hace falta ambiciones, imaginación y capacidad de crear ilusión en una ciudadanía acostumbrada a la mediocridad y al engaño, causa o producto de su congénita apatía. Quizá sea una estupidez pedir tal cosa, cuando no se conoce a todos los elegidos para aspirar a la alcaldía. En esta ciudad, incluso los temas más inmediatos han necesitado décadas para plasmarlos, pero al menos deberíamos conocer las ideas de los que pretenden gobernarnos. Sin olvidar los grandes problemas sociales -paro, pobreza, desigualdad, reflejada en sus barrios- no sabemos si en verano podremos ya subir a un AVE, tras décadas hablando de él y la desconexión ferroviaria de más de tres años. En una tierra que presume de cultural y aspira a ser capitalidad europea en esta faceta -aunque el plazo llegue al 2031, lo cual nos permite olvidarnos fácilmente del asunto-, carecemos de los museos que disfruta la vecina Málaga; el Centro García Lorca se ha inaugurado tras una larga y azarosa historia; el arqueológico ha tardado una eternidad en reabrirse; el Teatro de la Ópera se convirtió en una entelequia, cuando a su alrededor puede crearse un emporio de empleo. Pensar sólo en museos de Semana Santa y minucias localistas es poco serio. No hablaremos de las inquietudes que nos crea el futuro de la OCG, ni rozaremos lo que está bien asentado, como es el Festival Internacional de Música y Danza, aunque necesite enriquecerse.

Hasta ahora, los que han promocionado la ciudad han sido las personas. Ayer, el olvidado Ganivet, Lorca, Falla...; hoy, los premios nacionales García Román, García Montero, Guillén, la galardonada coreógrafa Blanca Li, los directores orquestales internacionales Gómez-Martínez -que acaba de recibir el doctorado honoris causa de la UPM y que últimamente lo tiene olvidado el Festival, donde ha triunfado con sus ambiciosas versiones del Te Deum, de Bruckner, El Rey Davir, de Honegger, la Sinfonía Resurrección, de Mahler las nueve de Beethoven, etc.- o Heras-Casado, aplaudido en Madrid con El oro del Rin, la ópera prólogo de la tetralogía wagneriana de El anillo del Nibelungo, e infinidad de artistas y científicos salidos de la charca local.

Pero no podemos basar nuestra justificación en esfuerzos y talentos personales. Granada necesita un plan de futuro que debe surgir de la ciudad, de la municipalidad que, como decía Ganivet, tiene más espíritu y fuerza que conceptos generales de región o hasta patria. Hacen falta propuestas creíbles para salir del pozo. Granada está desnuda de ideas.

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