Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Inacción productiva

Contemplas su belleza y te sabes afortunado si Ella llena de presencia este descubrir parajes olvidando el móvil

Estás frente al mar y en grata compañía, con el mecer continuo de las olas como único cántico, y comprendes libros como el de Andrea Koëhler, 'El tiempo regalado', donde invita a perderle el miedo al tiempo improductivo.

Como una Alicia que atraviesa el espejo, te adentras entre agrestes riscos y alguna cabra montés bajada al mar hasta un tramo incólume de playa virgen entre Nerja y Almuñécar, lugar perfecto para estas honduras. Si la compañía es la ideal, y escucha y abre misterios entre bocata y bebida fría, rescatas la joya del recibir respuestas sin especular soluciones a las encrucijadas de la vida, solo atento a ponerte crema, clavar bien la sombrilla y estar al tanto a que la compañía se sienta en armonía. Todo es andar unos pasos para refrescarse en aguas que dejan ver el fondo; y sentir el suave vaivén de las olas o, por hacer algo, pedirse unas bebidas donde te atienden con la cadencia natural de los lugares perdidos.

Charlas, escuchas y te reflejas. Cuentas y ordenas y sientes que esa escucha es otra, no la apresurada de asfalto que prepara la respuesta. Lo gratuito es lo mejor cuando valor y precio andan confundidos y más si tienes paraísos a un paso y con quien compartirlos.

El día se expande y se fija por siempre en el recuerdo. Sientes este ahora del yoga mediterráneo, es decir, del comer bien, sestear, sentarse a la orilla del mar y escuchar las olas.

Y contemplas su belleza y te sabes afortunado si Ella llena de presencia este descubrir parajes olvidando el reloj, el 'wassap', el 'insta' y hasta el móvil o las llaves mismo. No necesitas ni poemas ni fotos que retengan aquello, pobres copias de esa realidad que inflama venas y reduce el caos mental que tanto perturba. La hora de recogida es la de los bañistas recogiendo las cosas y porque pica la piel sonrosada de sol y alegría de día.

Vuelves en el bus y entiendes ese hacer no haciendo del libro cuando desaparece el producir por objetivos y el tener que sustituidos por el querer que, por ejemplo, Ella te mire y asienta con los ojos tan solo.

Los coches se marcharon para dejar el tuyo solitario y listo para devolverte al gentío pero con el corazón en paz, listo ya para seguir la senda rescatada.Sabes que volverás a aquel chiringuito para ver unos ojos brillar con auroras y para comprender, ese bien gratuito siempre a deshora.

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