Oportunidades de las crisis

Es seguro que la economía se ha resentido de forma clara de las consecuencias de la crisis sanitaria

Ahora que ya salimos a la calle y podemos entrar en los bares y comer en casa de nuestras amistades empezamos a pensar que ha sido un mal sueño, que dentro de poco todo habrá pasado y volveremos a lo que antes tuvimos, casi sin notar las diferencias. Pero lo cierto es que nada volverá a ser igual, aunque es muy posible que hasta que pasen muchos días o tal vez años no lleguemos a ser conscientes de ello.

Por el momento, lo que ya es seguro es que a todo el mundo le ha afectado esta nueva situación, en mayor o menor medida. Y lo que también es seguro es que la economía se ha resentido de forma clara de las consecuencias de la crisis sanitaria. Pero si alguien sabe de cómo el encierro, el teletrabajo, la falta de escuelas y guarderías…nos a tocado de lleno, si alguien ha sufrido sin paliativos la nueva realidad (aún no nueva normalidad) esas hemos sido las mujeres.

En los planes de reconstrucción del país o de los pueblos y ciudades, esos planes que están ya esbozados y, en el algunos casos, iniciando su puesta en marcha, en esos planes se hace imprescindible repensar la "normalidad" desde la perspectiva del feminismo, ese que pretende cambiar la sociedad para hacerla más justa y sin discriminaciones para el 50% de la población.

Si Granada, como cualquier otra ciudad, quiere salir de esta crisis con más justicia y más igualdad habrá de tener en cuenta las voces de las asociaciones de mujeres, de las mujeres que ocupan cargos de responsabilidad en diferentes sectores, de quienes saben qué necesarias son las escuelas infantiles, de quienes luchan en las organizaciones sindicales contra la discriminación laboral…

Por eso el PSOE de Granada, que lleva tiempo trabajando en la reconstrucción de la ciudad, ha incorporado también a su diagnóstico y a sus propuestas las aportaciones de esos colectivos. Junto a los muchos otros con los que se ha ido contactando en estos meses, la mirada específica de las mujeres y de las dificultades que nosotras enfrentamos han de dibujar un nuevo escenario en la ciudad: los cuidados en el centro, la conciliación como tarea común de toda la sociedad, la ecológica como obligación de la reconstrucción económica, la justicia social como base esa reconstrucción, la educación como garantía de la equidad.

Hacer de esta crisis una oportunidad puede que sea una tarea difícil, pero es la manera de conseguir salir de nuestras vidas ansiosas e hiperproductivas, que construir es verdader

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