Cambia, todo cambia

Vive tu calle

En el Realejo pretenden recordar que las ciudades son para vivirlas y no para atravesarlas sobre vehículos a motor

Llega septiembre, las hojas comienzan a amarillear, y los coches se empiezan a multiplicar. Así, con la vuelta al cole, reaparecen los atascos en Granada. Y es que, a pesar de que tiene un tamaño medio, la capital soporta niveles de colapso análogos a los de las grandes ciudades, lo cual genera costes importantes en tiempo y dinero, y contamina el aire que respiramos.

Desde hace décadas, la llegada del otoño también nos trae la celebración de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible. Se trata de una raya en el agua del tráfico que el resto del año inunda nuestra ciudad. Si no se toman medidas valientes, el problema permanece, pues como nos decía hace años Salvador Rueda, igual que un gas ocupa completamente todo el volumen disponible del recipiente que lo contiene, los automóviles privados ocupan todo el espacio que les dejamos disponible en las ciudades.

Es curioso que sea un barrio histórico como el Realejo el que en pleno siglo XXI tenga el dudoso honor de soportar el peor caos de tráfico de Granada. A estas alturas, la mayor parte de las ciudades europeas ya han desplazado casi todo el transporte privado no residencial lo más lejos posible de sus calles centrales al tiempo que están iniciando la electrificación del resto de vehículos que deben atravesarlas.

Pero los gobiernos municipales todavía no han entendido que Granada podría ser mucho más habitable y eficiente económicamente si evitáramos el tráfico innecesario. No sólo hay que favorecer que haya áreas de tránsito restringido a residentes, sino que también se deben articular medidas para reducir otros tráficos que afectan diariamente a nuestra ciudad.

Por ejemplo, los grandes buses de los colegios del centro, empezando por los del Realejo, podrían parar en zonas aledañas desde las que el alumnado caminaría menos de un kilómetro tardando más o menos el mismo tiempo que llegando en bus hasta la puerta de sus escuelas. De este modo mejoraría la salud de nuestras criaturas y se disminuiría sensiblemente el tráfico en hora punta. Sólo tendríamos el coste de organizar el acompañamiento hasta los colegios, que como en otras ciudades lo podrían hacer personas mayores de forma voluntaria, favoreciendo así el intercambio generacional.

Esta es una de las principales demandas de los colectivos sociales del Realejo, pues sufren a diario el paso de estos buses y de otros tráficos que colapsan su barrio. Por eso el próximo sábado 22 han organizado numerosas actividades que con el lema Vive tu calle pretenden recordar que las ciudades son para Vivirlas y no para atravesarlas sobre vehículos a motor. Esperemos que sea un éxito.

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